La pandemia induce a pensar que solo ha traído penas y malas noticias, pero lejos de la realidad lo cierto es que también podemos celebrar otras buenas. Y una de ellas es la del 'boom' de un deporte que ha crecido exponencialmente, un deporte que ya venía en esa tendencia alcista pero que la COVID la ha acelerado.
Este deporte es el pádel. Con origen en México y posteriormente en Argentina, cuna de los mejores jugadores de la historia como Juan Martín Díaz o Fernando Belasteguín, su popularidad creció en España a principios de los 90. Desde entonces, el número de adeptos no ha hecho más que crecer y crecer.
Precisamente, en Valladolid se ha convertido en un deporte muy practicado y es que, además, no solo cuenta con jugadores jóvenes. El abanico de edad es tan amplio que abarca desde los más pequeños hasta los más mayores, sin distinción alguna.
Ahora bien, para entender todas estas razones y por qué se ha dado esta situación en Valladolid, hay que atender a varios factores.
La propia idiosincrasia del pádel
La vallisoletana Marina Pinacho, jugadora de pádel profesional y entrenadora, explica que es "un deporte muy fácil de jugar" y eso hace que "enganche" rápido. Del mismo modo, señala que es sencillo empezar a "pasártelo bien". "Es muy agradecido y por eso engancha tanto, incluso a gente que no ha hecho deporte en su vida", insiste.
Por otro lado, José Catón, dueño del club Padeld10z, asegura que es un deporte "muy social". "Se pueden jugar partidos con gente de distinto nivel y se divierte todo el mundo", añade.
Valladolid como ciudad
El propio ritmo de vida y características de Valladolid han ayudado a que ese crecimiento se vea exponencialmente beneficiado. "La ciudad es tipo Madrid pero en pequeño y eso ayuda mucho", afirma Marina Pinacho.
Estas características han provocado que muchos entrenadores vengan a la ciudad vallisoletana a vivir, y raíz de eso ha desembocado en una cascada que ha atraído a muchos jugadores profesionales a elegir Pucela como cobijo. Precisamente, el reconocido jugador argentino Sanyo Gutiérrez y la extremeña Paula Josemaría viven actualmente en Valladolid. Otros como el actual número uno Alejandro Galán o el quilmeño Lucho Capra, estuvieron entrenando y desarrollando su vida en la ciudad del Pisuerga.
Todo esto ha servido como reclamo para que muchos jugadores amateur y por ocio comenzasen a dar sus primeros pasos en el pádel.
Del mismo modo, la apertura de varios clubes indoor ha incentivado que se practique aún más, ya que sin ellos en Valladolid sería más complicado al ser "una ciudad de frío", según señala José Catón.
La pandemia
Con la llegada de la COVID-19 el mundo se paralizó. Posteriormente vino la desescalada progresiva y los deportes de contacto y colectivos fueron tardíos en reanudarse. Una medida que favoreció al pádel, pues fue uno de los pocos deportes que se podían practicar en ese comienzo de la vuelta a la normalidad.
Fueron muchos los jugadores que comenzaron en ese lapso de tiempo, puesto que no podían practicar otros deportes y a raíz de ello se han enganchado y no han dejado de practicar pádel.
Son estos tres los factores diferenciales que han despertado el gusanillo de este deporte en Valladolid. Un deporte que ha evolucionado mucho desde que diera sus primeros coletazos en España.
Del jugador híbrido al jugador 100% pádel
Marina Pinacho era jugadora de tenis, hace 10 años recuerda que los jugadores de pádel en su mayoría eran "híbridos", puesto que practicaban ambas disciplinas a la vez.
La jugadora profesional, que este año se quitó "una espinita clavada" tras llegar a cuadro en el Máster de Valladolid, en su ciudad natal, asegura que ahora el 90% de las menores a las que entrena actualmente son "jugadoras 100% pádel".
Padeld10z, club pionero en crear escuela
En ese sentido, uno de los motivos es la promoción del deporte desde temprana edad. José Catón asegura que en Padeld10z han sido de los primeros en "apostar por una escuela de menores importante".
"Hemos conseguido en estos años títulos de campeonatos de España en todas las categorías y esto ha provocado que haya infinidad de niños que están empezando a jugar en muchos clubes", afirma.
Sin embargo, la 'juventud' del pádel hace que no sea todo "oro lo que reluce", asevera Marina Pinacho. Todavía quedan otros tantos factores que faltan por desarrollarse y hagan del pádel de un deporte aún más mayoritario.
Federaciones
José Catón es plenamente consciente de que las federaciones son "entidades complicadas". "Es muy difícil que un deporte tan joven no tenga dificultades", asegura.
En cambio, explica que estas van por "buen camino" y que lo que necesitan es apoyo humano. "Necesitan gente para que puedan hacer más cosas", añade.
Hay jugadores profesionales que pierden dinero
Desgraciadamente, el circuito profesional no está repleto de éxito y victorias como se tiende a pensar. Marina Pinacho, que es jugadora de previas en World Padel Tour, asegura que ella pierde dinero cada vez que va un torneo y que siempre depende de "hacer resultado".
Marina tiene que costearse gran parte de las cosas, a pesar de contar con algunos patrocinadores, los gatos no llegan a cubrir los viajes a los torneos o el alojamiento de las ciudades donde juega. La jugadora denuncia que a las que juegan previas "no las pagan", e incluso llegando a cuadro y haciendo primera ronda solo las dan 120 euros, por lo que también "hay pérdidas económicas".
El papel del club de pádel es poco reconocido
"Los clubes son un poco los paganos de este 'boom' en el sentido de que son los que más invierten por levantar este deporte y son los que menos recogen", denuncia José Catón.
Y es que la situación es la siguiente: si un entrenador decide abandonar uno de los clubes, todos los jugadores a su cargo suelen ir detrás de los mismos dejando al centro en la estocada, sin valorar el trabajo que hacen para poder desarrollar la actividad.
"Esto supone que los clubes siempre estén un poco a merced de los monitores", finaliza el propietario de Padeld10z.