La Policía Nacional de Valladolid otorga al empresario vallisoletano Rubén A.R. el papel de "organizador" del robo en el domicilio de María A. en la Plaza Circular de la capital, a resultas del cual perdió la vida la septuagenaria, y sostiene que para ello buscó a los otros cinco acusados, de origen búlgaro, como ejecutores de su plan.
El secretario de las diligencias, en el quinto día del juicio con jurado que se celebra desde el 2 de noviembre en la Audiencia de Valladolid, ha asegurado no mostrarse sorprendido del liderazgo del referido protésico, pues, según el 'modus operandi' seguido en otros hechos en los que Rubén capitaneó una banda que robaba vehículos a punta de pistola por los que ha sido condenado a once años de cárcel, acostumbra a "no mancharse las manos, siempre busca a intermediarios".
El hecho de que sea una persona acostumbrada a ejercer labores de liderazgo, pues no en vano "maneja dos o tres empresas", y que el resto de los acusados no sean de Valladolid es lo que lleva a la convicción de los investigadores del papel de 'autor intelectual' de Rubén A.R, quien, según su hipótesis, es el que se puso en contacto con Arso A.I en tareas de "lugarteniente" para que éste, a través del también acusado Emil A.M, reclutara a los otros tres supuestos sicarios que a, la postre, fueron quienes presuntamente entraron en el domicilio de la fallecida.
El agente también ha recordado que el propio Antón, en una "declaración en caliente" en comisaría, aseguró que Rubén era el que daba las órdenes y tenía todos los detalles del interior del piso, información que los investigadores creen que pudo llegar al primero a través del "entorno familiar" de la víctima, en concreto por la pareja del hijo de la anciana, Cristina A, a la que llegaron a investigar, si éxito, por su posible implicación.
En su comparecencia en su doble condición de testigo-perito, el agente ha desvelado la compleja investigación realizada por el Grupo de Homicidios que lleva a la convicción plena de la participación de los seis encausados, fundamentalmente a través del flujo de llamadas telefónicas entre sí tanto el día anterior a los hechos como el mismo día 17 de octubre de 2018 y días siguientes, prueba que posiciona a todos ellos en los alrededores de piso de la anciana, así como por las imágenes de las cámaras de seguridad captadas por una entidad bancaria y dos bares del entorno.
Emil, de taxista
En esas pesquisas se apunta que Emil A.M. fue el encargado de recoger el día de autos a los tres 'sicarios', Antón A.M. en su domicilio en San Martín de Rubiales (Burgos) y a los cuñados Gabriel E.K. y Gabriel M.K en la zona de Medina de Rioseco, para más tarde celebrarse una reunión en un local de Rubén A.R. en Arca Real, en el Barrio de Las Delicias de Valladolid, donde se fraguaron todos los detalles del robo que perpetrarían poco después.
Ese día, además de las llamadas telefónicas entre ellos, las cámaras de seguridad de distintos establecimientos captaron imágenes de los acusados y de los vehículos tanto de Rubén, un Smart muy llamativo de color amarillo oro y lunares, como el que conducía Emil, una Renault Scenic, entre las 12.55 horas, momento aproximado de la entrada en el piso y la salida de los tres autores materiales, sobre las 13.16 horas.
El agente ha mantenido que estos últimos, Antón y los dos Gabriel, tras el fallido intento de robo, pues no localizaron la caja fuerte en el domicilio ni se llevaron los cerca de 300.000 euros que había en el domicilio, fueron trasladados luego por Emil hasta el Polígono de San Cristóbal donde se produjo un encuentro con Rubén y Arso en el que "se produjo una fuerte discusión porque estos últimos creían que los anteriores les estaban engañando al decirles que no habían conseguido nada".
Pese a los intentos del defensor de Gabriel M.K. de desmarcar a su patrocinado de los hechos, puesto que asegura que ese día se encontraba en León, el tetigo-perito ha mantenido la plena implicación del acusado, no sólo por la prueba telefónica sino por su aparición en las imágenes y, sobre todo, por sus huellas dactilares halladas en una caja de cartón en la que los ladrones pretendían ocultar la caja fuerte.
Tal afirmación ha sido corroborada posteriormente por un miembro de la Brigada de Policía Científica que inspeccionó el inmueble como "recolector" de pruebas, entre huellas y perfil de ADN que fueron finalmente localizadas tanto en la citada caja de cartón como en la cinta americana. Aunque utilizaron guantes, en algún momento anterior al robo, fruto de un descuido, pudieron dejar pruebas incriminatorias en el escenario del crimen.
Las pruebas permanecieron "anónimas" hasta producirse la detención de los sospechosos, momento en que se cotejaron con ellos la huellas y el ADN y dio resultado positivo en el caso de Antón y los dos Gabriel, en el sentido de que el perfil genético del primero apareció en la cinta adhesiva, las huellas dactilares de Gabriel M.K. en la caja de cartón y los restos de ADN de su cuñado, Gabriel E.K, en las manos de la anciana.
¿Cómo entraron?
Sobre la forma en que los autores entraron en la vivienda de la víctima, en ausencia de forzamiento, la policía no ha llegado a facilitar una conclusión.
"Se barajaron tres posibilidades, que fuera María la que abriera al poner un familiar su cara en la mirilla de la puerta o que los autores hubieran entrado con llave", ha indicado el testigo, quien no ve factible que ella abriera la puerta 'motu proprio' debido a las medidas de seguridad que mantenía después de que en 2011 hubiera sufrido otro intento de robo por parte de unos ladrones a los que puso en fuga a mordiscos.
Lo que ha quedado de manifiesto es lo concienzudo de la investigación policial ya que los agentes han tenido que 'tirar' de geolocalización de los autores a través de sus teléfonos móviles y se han visto obligados también a rastrear en redes sociales para dar con los verdaderos titulares de los teléfonos de dos de los acusados, ya que estaban a nombres de terceras personas, y todo ello cotejando las imágenes de vídeo captadas por tres cámaras instaladas en la vía pública.
Precisamente, en dichas imágenes aparecen los tres presuntos autores materiales del robo cuyas características ya habían sido facilitadas a la policía, dos días después de los hechos, por un testigo que había presenciado la salida del portal de los 'sicarios'.
Golpeada en la cara
En cuanto a la inspección ocular en la vivienda, el secretario de las diligencias, en la línea de lo manifestado días antes por el instructor, ha corroborado que la anciana fue hallada tirada en el suelo, boca arriba, con "signos evidentes de haber sido golpeada violentamente en la cara" y con una de las manos, la izquierda, aún con cinta americana, la misma que probablemente había mantenido unida dicha extremidad con la mano derecha y la misma que, "de forma muy apretada", le tapaba totalmente la boca y parcialmente las fosas nasales.
Toda la vivienda presentaba un aspecto desordenado, con numerosos cajones y prendas tiradas en el suelo, a consecuencia de la "búsqueda frenética" del botín que los ladrones esperaban encontrar en la caja de caudales anclada en la pared de una habitación tras una cortina que, sin embargo, no llegaron a localizar.
Lo único que se pudieron llevar, siempre a través de la confesión de Antón A.M, son dos o tres anillos que llevaba la anciana en sus manos.