Amante del deporte en general, del fútbol en particular y con el Pucela en el corazón. Óscar García Gil es un joven de solo 11 que convive con la diabetes de tipo 1, provocada porque el páncreas es incapaz de producir insulina, y es también un ejemplo de positividad y de saber que hay que tirar para delante cuando vienen mal dadas.
Hoy se celebra, en todo el planeta, el Día Mundial de la Diabetes que se creó en el año 1991 como medio para aumentar la concienciación global sobre este problema. Una oportunidad que resulta perfecta para dirigir la atención de los habitantes de este mundo hacia las causas, síntomas y tratamiento de esta grave afección, que se encuentra en un aumento constante en todo el mundo.
Con millones de afectados en todo el planeta, el pequeño Óscar es uno de ellos y nos cuenta cómo es su día a día.
Un cambio de vida
“Recuerdo el momento en el que me dicen que tengo diabetes como uno de los más duros de mi vida. Mis padres me llevaron a Urgencias porque me encontraba mal, muy cansado. Había perdido mucho peso y no dejaba de beber agua porque tenía una sed insaciable. Bebía e iba al baño y así durante muchas horas”, cuenta Óscar en declaraciones a EL ESPAÑOL – Noticias de Castilla y León.
Ese día, cuando el pequeño tenía solo seis años, los médicos le confirmaron la noticia tras horas en la UVI, sin ver a sus padres y con el único pensamiento en la mente de “irse a casa”. Los especialistas le explicaron la importancia de “estar bien controlados” y le enseñaron a “ponerse las inyecciones de insulina solo” para “volver a casa y hacer vida normal”.
“Desde ese día tuve que empezar a pincharme en los dedos para comprobar mi glucemia, una media de ocho veces al día. Ahora llevo un sensor y necesito menos pinchazos. También tenía que inyectarme insulina cinco veces al día pero ahora también llevo una bomba y aunque tengo que cambiarla de zona, cada tres días, evito todos esos pinchazos”, nos cuenta el menor.
Óscar añade que “ha cambiado su alimentación” que “ahora come mucho más sano” y que “ha aprendido a calcular las raciones de hidratos de carbono de cada comida” con el fin de hacer el cálculo de “la dosis de insulina que necesita”.
El día a día de Óscar es el de un niño normal, como él mismo nos confirma. Aún así necesita “ayuda” en determinados momentos y añade que “no puede quedarse en el comedor escolar” porque “no vienen calculadas las raciones de hidratos de carbono en el menú” y “no hay personal sanitario que me pueda ayudar”.
Protagonista de un vídeo
Este vallisoletano de 11 años, que estudia en 6º de Primaria del Colegio San Agustín, es optimista de cara a encontrar una solución y una cura para las personas que, como él, conviven con la diabetes de tipo 1. “Hay muchos científicos trabajando muy duro para hacernos la vida más fácil y para curarnos. Tenemos que hacer todo lo posible para ayudarnos pero también cuidarnos mucho para cuando llegue ese momento”, afirma.
Óscar es protagonista de un documental para “educar” a la comunidad escolar en el trato a niños con diabetes tipo 1 impulsado por ADIVA (Asociación de Diabetes de Valladolid) y apoyado por la Diputación de Valladolid.
“Ir al cole y al entrenamiento con una cámara fue divertido, todos me miraban. Aunque cuando me pedían repetir lo mismo varias veces se me hacía un poco aburrido. Sobre todo, me hizo ilusión cuando vinieron a grabar el entrenamiento. Toda la gente preguntaba”, asegura el pequeño.
Óscar nos cuenta que ha recibido felicitaciones de chicos con diabetes de toda España para decirle que “habían visto el vídeo” y que “les gustaba mucho” y afirma que también se ha proyectado ir diversos centros educativos de Valladolid y Castilla y León en algo que le ha parecido “increíble”.
Una labor encomiable
“Este 14 de noviembre es muy especial porque no solo conmemoramos el Día Mundial de la Diabetes sino que se celebran los 100 años del descubrimiento de la insulina. Hace 100 años, el diagnóstico de diabetes tipo 1 era una condena de muerte inmediata, ahora, con la insulina y todos los avances podemos llevar una vida normal”, asegura Javier García, padre de Óscar y presidente de ADIVA.
El objetivo principal de ADIVA pasa por desarrollar una ayuda entre iguales, en formación sobre el tratamiento y en apoyo emocional. Los socios más veteranos “siempre están dispuestos a ayudar a los de reciente diagnóstico”, apunta García.
Otro de los objetivos de la institución pasa por dar visibilidad a las 300.000 personas con diabetes que hay en la Comunidad, aunque apenas 180.000 están diagnosticadas. “La diabetes es la causante de 25.000 muertes al año en España y apenas se habla de ello”, puntualiza el presidente de ADIVA.
La asociación persigue “consolidarse como un agente clave en la toma de decisiones” para “colaborar e identificar las necesidades no cubiertas del Sistema Nacional de Salud” y también “establecer alianzas entre asociaciones y otros agentes claves como sociedades científicas, administración e industria”, finaliza.