“En siete años al frente de la Policía Municipal he tenido que afrontar muchas cosas. Tras el COVID-19 solo nos queda que se produzca una invasión alienígena”, asegura Julia González Calleja, jefa de la Policía Municipal de Valladolid desde hace siete años (tomó el mando el 1 de junio del 2014).
La vallisoletana, de entre 50 y 60 años como ella misma nos confiesa entre risas sin precisar el número exacto, llegará a los 38 años en el cuerpo el próximo 9 de enero. Amante de los viajes, del cine y de la lectura, charlamos con ella sobre la seguridad en la ciudad en la siguiente entrevista.
En 2014 se convierte en la primera mujer en ser la jefa de la Policía Local de Valladolid. ¿Cómo lo recuerda?
Lo recuerdo como algo muy emocionante y a la vez con mucha responsabilidad. Era un momento en el que se producía el cambio en la jefatura y era la primera mujer. Llevaba desde el 1998 en la Segunda Escala de la Jefatura y desde el 2000 en la plana mayor, con anterioridad ya estaba en contacto directo con los Altos Mandos promoviendo diferentes actuaciones. Acepté el reto con responsabilidad, inquietudes y también como un reto con muchas ganas e ilusión.
¿Cómo se han desarrollado estos siete años al frente de la Policía Municipal?
Yo que llevo 38 años y he conocido tres jefaturas con la mía y puedo decir, que han sido siete años muy duros. Los más duros desde mi entrada por una razón simple: cuando yo llego hay techo presupuestario que limita los presupuestos. Y había techo también para incrementar la plantilla a través de la legislación establecida.
Se consiguió adelantar la edad de jubilación a los 59, un logro muy importante, pero eso conllevó que un 25% de la plantilla se jubiló. Menos agentes y, por si eso fuera poco, dice la vida: “Pues está Julia, venga una pandemia”. Con esa carencia de un 25% de efectivos más un 60% de mandos, que denota que éramos un cuerpo muy envejecido afrontamos meses muy duros por el COVID-19.
¿Cómo recuerda ese tiempo?
Teníamos que preservar la salud de los agentes, pero estando en primera línea en la calle para garantizar también la convivencia ciudadana. Hemos formado parte del Ministerio del interior dependiendo de él directamente, con el resto de los cuerpos estatales. Controlando todas las normas, así como el cumplimiento de los toques de queda y toda la normativa que continuamente salía para luchar contra la pandemia.
Lo vivimos bien en cuanto a que no sufrimos en demasía el contagio de la plantilla. Los agentes tuvieron una responsabilidad extraordinaria. Tomamos las medidas que las autoridades sanitarias nos marcaban. Quiero destacar que los agentes tuvieron el mismo rigor en su vida personal. Es una responsabilidad de la que estaré siempre agradecida a mi plantilla. Pasamos los peores momentos con una incidencia escasa y sin fallecimientos.
Sin embargo, cuando parecía que habíamos salvado bien la pandemia se produjo el fatídico accidente en el que murió Luis Eduardo y a mí se me vino el mundo abajo en ese momento.
En siete años al frente de la Policía Municipal he tenido que afrontar muchas cosas. Tras el COVID-19 solo nos queda que se produzca una invasión alienígena.
El COVID les ha hecho ponerse al día de normas que cambiaban continuamente para poder aplicarlas.
Hemos tenido que afrontar un esfuerzo constante de actualización y de esa puesta al día. Formábamos parte del CECOR provincial. Desde la Subdelegación del Gobierno y con el resto de los mandos uniformados se daban las instrucciones y coordinábamos las nuevas normas en función a lo acordado.
Ha sido capaz de sacarse una Licenciatura de Derecho, dos Máster, criar un hijo y todo ello mientras ascendía acumulando grados en la Policía. Casi nada, ¿no?
Sí. Ha sido muy complicado, pero es cuestión de coordinarte y hacerlo bien. Empecé haciendo Derecho sin haber entrado en la Policía. Mi padre se opuso. La ilusión de ellos pasaba por conseguir que yo me sacara una carrera, lo que ellos no habían podido hacer. Pero llegó ese año y, su hija que soy yo, dijo a su padre: “He pensado que quiero ser policía” y me presenté. A mi padre no le pareció bien que interrumpiera mi carrera pero tenía con él, el compromiso de finalizarla, que no era sencillo. Cuando entré, salvo el año de la Academia que tenía ya bastante que estudiar de Policía, continué con la carrera.
Mi hijo tuvo que esperar hasta el último curso. Era muchísimo: servicio, carrera y en las últimas asignaturas ya estaba embarazada de mi hijo cuando las aprobé. Después, lo que ocurrió, es que todos los ascensos los tuve que estudiar ya compatibilizándoles con él. El Máster de Estudios Policiales lo hice en el 95-97. Él tenía tres años en el 95 y cinco en el 97. Saqué en el 98 las de Mayor y en el 2003 las de Intendente. Mi hijo ahí era pequeño.
Pero, al final, con ilusión y esfuerzo todo sale adelante.
Es poner esfuerzo, ilusión, y si te empecinas en algo, al final lo consigues, pero siempre hay un coste, emocional o personal. Mi hijo aprendió a andar en bici con su padre y eso yo me lo perdí, pero cuando hablo con él no me echa en cara nada. Está feliz porque entiende cómo es mi trabajo.
También es muy importante el papel de mi marido y la estructura de la familia. Es fundamental. Hablamos de hace 38 años que entré aquí y mi hijo va a hacer 30. Había muy pocas medidas de conciliación por aquel entonces. Mi marido, que era el mayor de cuatro hermanos, tiene muy claro que en casa no hay que ayudar sino ser corresponsable. Es un concepto muy importante. La unidad familiar es eso, una unidad familiar y tenemos una corresponsabilidad. Cada uno en función de sus horarios la ejerce. No es tú me ayudas sino repartir tareas de manera equitativa.
Se puede ser mujer, jefa de la Policía Municipal, conciliar vida familiar, laboral… es usted un claro ejemplo.
Sí, pero es muy complicado. Sobre todo, si el puesto de trabajo tiene mucha responsabilidad. Una persona con un horario normal trabaja sus horas y se va a casa. Pero en mi caso estamos hablando de un puesto como la Jefatura que conlleva 24 horas y 365 días al año. Es todavía más complicado. Con esfuerzo, perdiendo vida social y con apoyo familiar, sacamos adelante el trabajo.
¿Cómo vive el día a día una mujer en una profesión que sigue siendo de hombres a no ser que usted me diga lo contrario?
Te digo lo contrario. La profesión de Policía Municipal y de todas las policías, ya no es de hombres. Otra cosa es que el porcentaje mayoritario de sus componentes sea mayor en lo que a los hombres se refiere. Son conceptos distintos. En la Policía Local se puede ser hombre o mujer perfectamente. Se puede desempeñar el trabajo igual. Quiero animar a las chicas y mujeres a que piensen en ser policías. Nunca te aburres, no es rutinario, y puedes aportar mucho al trabajo, a la sociedad y a tus ciudadanos. Las pruebas físicas son superables y cualquier mujer que entrene puede conseguirlo. Es una oposición que no es de hombres ni de mujeres.
Somos, ahora mismo, un 13% de mujeres en la plantilla. Tenemos que ser más. Si en la sociedad, las mujeres alcanzamos más del 50% a nivel social, tenemos que tener una representación similar en todas las profesiones.
Hablando de mujeres, el 22 de abril de 2002 abría sus puertas el Servicio de Atención a Víctimas de Violencia Doméstica de la Policía Local. Usted fue una de las grandes impulsoras.
Como persona, como mujer y como policía hay que luchar contra esa lacra que avergüenza a una sociedad. Las últimas noticias que hemos escuchado como la violación en Igualada son increíbles. ¿En qué mundo vivimos? Una sociedad en la que una mujer no puede, libremente, volver a su casa de noche sin ese miedo… Esto hay que corregirlo. Pienso que hay un antes y un después y quiero mencionar a Ana Orantes, que salió en los medios denunciando que sufría violencia de género. Luchadora. Al poco tiempo fue víctima de violencia de género.
Hasta ese momento la sociedad entendía que la violencia de género era un problema privado, “que se queme la casa y no se vea el humo”. Se produce en un domicilio privado y ya está. Cuando esta mujer valiente lo hace público y es víctima de violencia de género, la sociedad empieza a cambiar y pensamos que lo que ocurre en un domicilio es importante socialmente. Es Código Penal. Cuando se produce violencia de género o intrafamiliar en un domicilio hay hijos. Los estudios dicen que los niños, es posible, que repliquen la figura del maltratador y las niñas de la víctima. Es un problema de toda la sociedad y todos tenemos que luchar ante esta lacra educando y evitando que ocurra. Como ciudadana si conozco un caso ¿qué puedo hacer? : contacto con la Policía para que investigue y si procede se denuncie y pueda ayudar a la víctima.
Hay otro tema en el que hay que reflexionar. No podemos estar en un bar, de cañas, y escuchar comentarios, micromachismos, etc. y reír las gracias. Esa es otra forma de combatir esta lacra que está en nuestra sociedad. Todos a una. No se puede jugar con esto. Hay que recriminar o aislar estas conductas para que los protagonistas se sientan en la más absoluta soledad. Tenemos que atajar este tipo de comportamientos.
La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género sirvió para incrementar la protección integral de la víctima siendo una herramienta muy valiosa.
¿Cómo va la unidad 20 años después? ¿En qué se ha avanzado?
La unidad está muy fuerte. Sus componentes son agentes voluntari@s, con motivación y formación adecuada. Trabajan en red. Con el Cuerpo Nacional de Policía firmamos el último convenio para ampliar nuestra capacidad de actuación. En lo que va de año, y hasta septiembre, hay 112 atestados. 30 órdenes de protección. 798 protecciones periódicas en materia de VIOGEN. 42 protecciones a Juzgados y otros informes que nos han sido solicitados: 12, otras acciones: 24 y otras medidas cautelares y órdenes de protección y vigilancia: 183.
En VIOGEN estamos conectados y es el sistema que alimenta todo y a través del que se hacen las valoraciones de riesgo conforme a los criterios establecidos, al riesgo y al protocolo de prevención. De las valoraciones se obtiene el grado de riesgo de la víctima y estos grados conllevan unas medidas de protección a llevar a cabo. Datos que se comparten por los intervinientes en la materia, dando lugar a una coordinación y una fuente de información impresionante para la protección de las víctimas.
Una base de datos en la que figura si hay una orden de alejamiento o cualquier incidencia Alimentamos todos la base de datos y tenemos el conocimiento de lo que ahí aparece. Eso es muy bueno para proteger a las víctimas. En la Policía Municipal, desde su inicio, tenemos un plus. El despliegue de la Policía de Barrio que sabe qué mujeres tienen protección, dónde puede estar el agresor, etc.
Ana Orantes hizo ese cambio. Nosotros nos encontramos con que hacíamos unas 100 intervenciones al año relacionadas con la violencia de género. El Policía y la patrulla iba al lugar, hacía su parte y nada más. Como un hurto. Teníamos claro que se podía producir una victimización secundaria. Debemos hacer seguimiento de la víctima y ver si necesita más protección o atención.
Eso hizo que yo impulsara la creación de una unidad específica. Agentes de paisano, un coche camuflado, para eliminar la victimización secundaria y dar un tratamiento integral para su protección.
¿Qué derechos ha ganado la mujer en los últimos años? ¿Qué cree que falta?
La evolución del papel de la mujer ha sido muy importante en los últimos años. Lo único que buscamos es ser iguales en derechos y obligaciones. Que no se nos pongan palos en las ruedas. Hemos ganado también en responsabilidad, pero no podemos olvidar que sigue habiendo un techo de cristal y un suelo pegajoso, las cargas familiares siguen atrapando a muchas mujeres, porque todavía ese concepto de que somos cuidadoras existe y cuando se termina de cuidar a los niños, tenemos que atender a nuestros mayores. Las profesiones relacionadas con la Ciencia y la Tecnología siguen siendo mayoritariamente desempeñadas por hombres.
Me gustaría poner un ejemplo de propias experiencias. Se convoca una promoción interna, de la categoría que sea. Un hombre se mete en su casa a estudiar horas. Las compañeras, de la misma profesión, no pueden, las atenciones familiares, se lo impiden. Ello lleva a que no hay una igualdad de oportunidades y eso es lo que tiene que conseguirse. Esto deriva en brecha salarial y demás diferencias. Hay desigualdades y eso hay que corregirlo porque nos acaba afectando en muchos ámbitos. Por ejemplo las compañeras que han disfrutado excedencia por cuidado de hijo, tienen que prorrogar ese mismo tiempo para poder jubilarse no pudiendo hacerlo a la edad de jubilación anticipada de los compañeros hombres que no han estado en excedencia por dicho motivo.
Lamentar hechos duros como el último caso de violencia de género con asesinato en Valladolid, ese 21 de junio en la calle Montreal. Muy duro…
Cuando una mujer es víctima de violencia de género como en este caso, nos afecta a todas las mujeres y a toda la sociedad. La violencia de género se produce por una desigualdad y una discriminación. Eso lo tiene que entender la sociedad. No porque el hombre pueda estar bajo la influencia de sustancias u otras circunstancias, eso puede ser un desencadenante que incremente la violencia pero la base es la discriminación y la desigualdad.
Cuando eso ocurre tanto hombres como mujeres tienen que sentir un dolor tremendo como sociedad, todos. Hay muchas iniciativas que me parecen geniales. Recalco que esto no es cosa de mujeres. En los diferentes órganos para combatir esta lacra tenemos que estar todos unidos. Es una vergüenza y tenemos que luchar todos contra ella, con la educación y la prevención.
Duro, como ha indicado antes, fue también el fallecimiento de Luis Eduardo cuando acudía al tiroteo en Faisán allá por el mes de agosto.
Entré en la Policía Municipal en 1984 y en 1987 se produjo la muerte de Daniel Prieto también en el ejercicio de su trabajo policial. En cuanto a la muerte de Luis Eduardo, al igual que en la de Daniel, estoy convencida que no le puede pasar nada peor a una plantilla que la pérdida de uno de sus componentes y si es por un accidente de trabajo, peor. Si eres la responsable de esa plantilla, como es mi caso, sientes tal dolor que no se puede ni contar.
Fue horroroso. Habíamos superado la pandemia sin incidencias de gravedad en el cuerpo, estábamos contentos por eso y el destino nos trajo la desgracia del fallecimiento de Luis Eduardo. Son los días más duros de nuestro trabajo.
La cruz es la de Luis Eduardo pero la cara puede ser la de Aitor Martínez, el policía que resistió al accidente en el que falleció Jesús Negro y ahora está muy concienciado con la seguridad vial que es clave.
Es clave. Aitor vivió una experiencia muy traumática. El día que se produjo el accidente y cuando me llaman y fui al hospital, conocía el fallecimiento de Jesús. Aitor ha resurgido de sus cenizas estuvo muy grave, y con una fuerza impresionante, lo que es de aplaudir. Está muy implicado en la lucha contra los accidentes. Tiene mucha ilusión, una sonrisa, y él siempre me dice que “ha vuelto a nacer”.
Él le está muy agradecido por su trato en el hospital y demás.
Lo sé. Cuando uno de la plantilla sufre, sufrimos todos. Quieras o no es así. Es muy fácil irse a tomar una caña, o de viaje, pero cuando hay que estar es en los momentos duros y ayudar en todo lo que podamos. Hemos estado muy pendientes de la familia de Luis Eduardo tras el fatal accidente. Luis Eduardo entregó su bien más preciado al servicio del ciudadano, que fue la vida y eso nunca podrá dejarse de agradecer.
La seguridad vial, muy importante para la Policía Municipal
Importantísima. La Policía Municipal tiene competencia exclusiva en el tráfico y la seguridad vial es fundamental. Es una tarea preventiva para evitar accidentes, comportamientos incívicos, para educar a nuestros menores que son los ciudadanos y conductores del futuro y porque, toda la vida, nosotros hemos sido los educadores en esa materia. Somos los que conocemos con profundidad nuestras ciudades, el tráfico de vehículos. A parte de ser muy importante para la ciudadanía lo es también para nosotros.
Esto y los agentes tutores, creo que son las tareas más bonitas que tiene la Policía Municipal. Preparas ciudadanos para el futuro y añades los valores de respeto y convivencia.
El tema de los radares móviles en zonas de 30 kilómetros horas y su polémica, ¿Cómo lo llevaron?
La Policía, en esas polémicas no entra. Nuestra obligación es aplicar la normativa. Dicho esto, hay que tener en cuenta que cuando se va a producir una reforma en materia de tráfico, nosotros impartimos formación a los Policías. Tenemos que conocer esa nueva normativa. Está estudiado y está científicamente probado que en los accidentes de tráfico la velocidad es un elemento básico tanto en la producción del accidente como en el resultado. A una velocidad menor, menos accidentes, y los que haya tendrán un resultado menos lesivo.
Si el objetivo en siniestralidad está marcado en cero fallecidos por accidentes, debemos levantar el pie del acelerador. A partir de los 50 kilómetros hora, cualquier accidente puede tener unas consecuencias muy graves. Eso no lo dice la Policía sino las estadísticas. Cualquier accidente de tráfico que se produce es analizado por personal técnico y esto está demostrado. La velocidad, las distracciones y, añado, el móvil, son causas de accidente.
Si te subes en el Pegasus puedes ver a gente que está conduciendo y con el ordenador al lado ejerciendo como si estuviera en su despacho. ¿Cómo no vamos a tener accidentes, lesionados y fallecidos? Lo del móvil es increíble. Hay gente que para resistir y no coger el móvil al volante, lo mete en el maletero.
Le meto en un lío si le pregunto por cómo ve la movilidad en Valladolid
Todos sabemos que, cuando se producen cambios, gustan a unos y no tanto a otros. Yo parto de una base sobre la que he reflexionado durante la pandemia. Yo no sabía que existían en España tantos epidemiólogos. Me he encontrado con una gran cantidad de expertos. Yo no sé nada de epidemiología y veo que pasa lo mismo en lo que a la movilidad se refiere. Parece que todo el mundo sabe y puede hablar de movilidad. Estos cambios los ha efectuado un departamento técnico con sus profesionales que saben de eso. La Policía Municipal no entra en la movilidad. Nosotros regulamos el tráfico y si hay un accidente intervenimos, pero la planificación no es cometido nuestro.
Voy a añadir una cosa. Si sales a Europa te das cuenta de que las estrategias de movilidad y lo que se está haciendo fuera tiene mucho que ver con los cambios que se están llevando aquí. Se están siguiendo pasos europeos. Las bicicletas, los patinetes, etc.
Hemos visto a través de los medios una cumbre 2030. A veces tenemos que pensar en ese mundo sostenible, en las generaciones que vienen. Tenemos que progresar, sin cargarnos el planeta. Debemos ser sostenibles para dejar algo en herencia a estas generaciones mirando a Europa. Hay que valorar los objetivos que se quieren alcanzar para sacrificar unas cosas por otras y seguir progresando.
¿Ha crecido en los últimos años la delincuencia en Valladolid?
La ciudad se puso enferma con la pandemia. Las calles vacías… y los índices de delincuencia, lógicamente, se redujeron. Ahora, estamos volviendo a la normalidad, la ciudad retoma su vida con todo y las personas que viven de lo ajeno, siguen haciendo lo mismo. Lógicamente se ha visto un incremento de la delincuencia desde los peores meses de la pandemia. Valladolid suele ser una ciudad segura, con los índices de criminalidad más bajos de España y ahora habrá que analizar su situación actual cuando recuperemos la normalidad y en relación al momento anterior a la pandemia. Me gustaría destacar que en el turno de noche funcionamos junto a la Policía Nacional. Estamos normalizando de nuevo la vida.
Lo que sí que hemos detectado es un incremento en el nivel de agresividad de la ciudadanía. Esperamos ser capaces de normalizar todo. Hemos vivido tiempos muy duros y hay que pasar el duelo.
¿Cómo está el tema de los ruidos en el centro? Algún vecino se ha quejado.
Estamos en lo mismo. Con la pandemia no había gente en la calle y tampoco ruidos. Las personas salen a la calle ahora y hay más ruidos. No se ha incrementado la demanda de mediciones de ruido en el centro. Sí las quejas de los ciudadanos del centro por esos ruidos.
Tuvimos una reunión en la mesa de trabajo del ‘Ocio Nocturno’ y se acordaron determinadas cuestiones. También estaba presente la Hostelería. Todo el mundo está sensibilizado para compatibilizar el ocio y el descanso vecinal. Aquí interviene también la educación en valores que es fundamental y el respeto a los demás.
¿Se detectan muchas denuncias por consumo de alcohol en vía pública?
Quiero destacar que, en Valladolid, durante las Fiestas, no se produjeron las imágenes de aglomeraciones que sí que hemos visto en otras ciudades. El objetivo prioritario de la Junta Local de Seguridad era prevenir esos macro botellones e impedir que se extendieran. Vigilamos incluso con drones. Se detectó un botellón en el pinar, pero no se detectaron otros con presencia numerosa. Por supuesto que hay denuncias por esta cuestión y que los fines de semana se incrementa el problema, pero estamos en lo mismo. Es un problema social de todos.
Es importante educar, como defiende, también para prevenir el acoso escolar. El agente tutor y un premio como protagonistas.
Nos han dado un premio por el vídeo y la campaña que hemos desarrollado contra el acoso escolar. Es muy importante. Hablamos de menores que incluso han llegado a casos de suicidios. Hay que detectar el problema y poner todos los medios a nuestro alcance para erradicarlo, sin lugar a dudas.
El papel de los propios padres que pueden detectarlo es muy importante y el propio centro. Alguno detecta el problema de acoso, nos lo cuenta e intervenimos. No es fácil detectar esto pero cada vez más se implican desde los centros sanitarios que con su parte judicial facilitan que se investigue, los centros escolares… la gente se va concienciando para que esa cifra negra de lo no denunciado por miedo se saque a la luz. Lo no conocido no lo puedes solucionar ni resolver y es fundamental. Hay que sensibilizar a todo el personal interviniente en lo que es el acoso, en los síntomas con los que se detecta este acoso y cuándo se produce. Educar en la convivencia a los menores rechazando todo tipo de acoso.
¿Cómo valora el premio por su labor contra el acoso escolar?
La valoración es muy positiva. Los agentes tutores son el enlace entre la comunidad educativa, las familias, las administraciones e incluso con la Fiscalía de Menores. Cualquier menor puede ser víctima o autor de delitos. Nosotros junto con la Fiscalía, tenemos una intervención coordinada y activa y es una vía rápida de actuación.
También en la materia referida al absentismo escolar que es un tema muy importante que nosotros vigilamos. Niños que se pasan días sin ir al colegio, afecta a su desarrollo. A los derechos del menor y hay una normativa de protección al menor. Para nosotros los menores son un objetivo muy importante.
¿Y los mayores con esa lacra de la soledad?
También. Nos preocupan estos casos de soledad, de indefensión. Durante la pandemia hemos atendido a sus necesidades, con los Servicios Sociales del Ayuntamiento. Detrás de la Policía tenemos un Ayuntamiento con sus componentes y departamentos que nos sirven de apoyo a nuestra tarea y nosotros a la suya.
Esa figura del agente tutor es importantísima
Así es. Es una inversión en el futuro. Lo que inculque y eduque a los menores se va a percibir en el futuro. La Policía tiene que hacer su labor con cercanía y proximidad. No somos ni el coco, ni el hombre del saco. Ejercer la autoridad cuando procede, educar y cumplir con nuestra labor, en cada momento.
¿Qué imagen cree que tiene la ciudadanía de la Policía Local?
Aquí podemos decir varias cosas. Si te acabamos de poner una multa de tráfico, muy mala. En 38 años nunca me han dado las gracias por poner una multa. Tampoco lo esperaba. El infractor siempre dice: “Me han puesto una multa de tráfico” pero no cita que estaba impidiendo la libre circulación de los demás. Si has intervenido en un auxilio humanitario, o has levantado a su padre que se ha caído, o has actuado en un accidente de tráfico o has localizado a un niño perdido, la visión es buena.
En general creo que los cuerpos policiales hemos mejorado en nuestra imagen, la formación nos ha ayudado y lo hemos comprobado en la pandemia. Espero que nunca olviden la colaboración que entre todos hemos tenido en los peores meses del coronavirus. Nos llamaban para darnos mascarillas cuando no había. Nos han traído bollos, pizzas, cafés… se han preocupado por nosotros y es algo que vamos a agradecer toda la vida.
Ellos han comprendido también que nosotros hemos estado ahí, aún a riesgo de contagiarnos. Hemos aplicado las normas sanitarias, hemos ido a los cumpleaños… La imagen más bonita que recuerdo es en la Casa Beneficencia, cuando fuimos y vimos la cara de felicidad de los ancianos al vernos. Eso no tiene precio.
La pandemia ha supuesto ver el lado más humano y solidario de la ciudadanía. Ahí le doy un diez a todos los habitantes de Valladolid. Doy un diez en cuanto a la solidaridad y compromiso a mi ciudad. Nos han aplaudido mucho. Eso no lo olvidaremos. Tenemos una función menos agradable que es la de poner multas pero necesaria para la convivencia ciudadana diaria, también es verdad que no es la que ocupa la mayoría de nuestro trabajo . Contamos con unos ciudadanos y una plantilla de la Policía Municipal de diez.
¿Se sienten más queridos por la ciudadanía o valorados por el Ayuntamiento?
Ambas. Por la ciudadanía y, además, he escuchado en numerosas ocasiones al alcalde agradecer lo que estamos haciendo. Hay que valorar también que el pregón de estas fiestas lo han dado los servicios esenciales. Bomberos, Policía, Limpieza y Servicios Sociales. Es un gesto que no hubiéramos imaginado nunca. En mi opinión sí que podemos sentirnos queridos por la ciudadanía y valorados por el Ayuntamiento.