Pasear por Valladolid es sinónimo de historia y arquitectura. La Academia de Caballería, San Benito, la Iglesia de la Antigua, etc. Sin embargo, existe una edificación tan grande como historia tiene. Se trata de la Catedral de Valladolid. Un importante edificio religioso que, durante muchos años, los vallisoletanos miraban con recelo por una leyenda mal contada y entendida.
Para entender esta encrucijada, primero hay que hablar del contexto. Según explica el historiador Raúl Caballero a este periódico, durante aquella época se propusieron tres proyectos para construir una colegiata, esto se debía a que Valladolid todavía era una villa y no podía recibir el reconocimiento de catedral. Dichos proyectos no salieron adelante por falta de fondos, pero en 1577 se le propuso al arquitecto Juan de Herrera la construcción de un cuarto proyecto.
La leyenda en cuestión dice que Felipe II decidió llevarse a Juan de Herrera a Madrid para construir el Monasterio de El Escorial y que eso provocó que la construcción de la catedral de Valladolid se quedase a medias.
Sin embargo, tal y como explica la guía Isabel Sánchez a este periódico, esta historia es muy fácil de desmontar gracias a las fechas. El Monasterio de El Escorial comenzó a construirse en 1563, terminando las obras finalmente en 1584. Por el otro lado, la catedral de Valladolid, por aquel entonces todavía colegiata, empezó a levantarse en 1582.
De esta manera, se demuestra que cuando empezó a construirse la catedral de Valladolid El Escorial ya estaba práctiamente hecho, por lo que no puede ser el motivo del supuesto abandono de Juan de Herrera en la construcción de la edificación vallisoletana.
Los motivos que rodean a que la catedral sea conocida como 'La inconclusa' son otros que van más allá. Para empezar, Isabel explica que Juan de Herrera cuando realizó el proyecto delegó la obra en Diego de Praves, maestro de su confianza. Posteriormente regresó a Madrid para seguir en otros proyectos.
En 1595 el Papa Clemente VII, a petición de Felipe II, ascendió a Valladolid a diócesis, conviertiendo de esta manera la colegiata en catedral. Diego de Praves, que dirigió la obra según los planos de Juan de Herrera, fue sustituido tras morir por su hijo, Francisco de Praves. Sin embargo, la falta de fondo provocó que se paralizasen las obras a la altura del crucero.
Alberto de Churriguera acabó construyendo el hastial superior de la fachada, saliéndose de esta manera de los planos de Herrera. Solo fue construida una de las torres, 'La Buena Moza', pero en 1841 se derrumbó a consecuencia del terremoto de Lisboa de 1755, que dejó importantes daños en los cimientos de la torres.
Finalmente, en 1880 se construyó la torre del margen derecho, que es la que se ve hoy en día y en ella se colocaron 10 campanas y el reloj con maquinaria de 1911.
La falta de fondos, el motivo real de 'La inconclusa'
Raúl Caballero señala que Felipe II sabía que el coste de la construcción iba a ser muy elevado por las dimensiones que iba a tener. Para garantizar que el Cabildo de Valladolid tuviera los fondos suficientes para sufragar los gastos, derivó todos los beneficios de la impresión de la Cartilla de la Doctrina Cristiana a financiar la obra.
Sin embargo, se encontraron con dos problemas principales. Uno de ellos era el desnivel del terreno, ya que aunque Valladolid se caracterice por ser bastante llano, en esa zona había una desigualdad bastante pronunciada.
El segundo inconveniente fue que en ese momento el río Esgueva pasaba por allí, y hubo que hacer un sistema por dentro de la cimentación que era muy costoso. Esto provocó que se gastaran mucho dinero tan solo en la cimentación. Además, en 1598, el principal interesado en levantar este tipo de construcciones, que fue Felipe II, murió e hizo que se dejase el proyecto un poco de lado y las obras se realentizasen en exceso.
En definitiva, una historia llena de obstáculos e inconvenientes que provocaron falta de fondos, derrumbes que no se tenían previstos y que derivó en el actual aspecto de 'La inconclusa', todo ello lejos de la leyenda de que El Escorial fue el motivo del abandono de Juan de Herrera.