Austria inició el pasado lunes el cuarto confinamiento de la pandemia después de que el Gobierno se resistiese a tomar medidas drásticas y que solo el 40% de los austriacos se hayan vacunado. Una situación de ‘lockdown’, así se denomina al confinamiento en Austria, que están viviendo dos vallisoletanos en primera persona. Javier Gurpegui, desde Innsbruck, y Fernando Gómez Catalina desde Wels Oberösterreich, hablan con EL ESPAÑOL Noticias Castilla y León para narrar cómo vivirán la situación.
Fernando Gómez: “Da algo de rabia”
Gómez Catalina imparte clase de Educación Física e inglés en un instituto durante media jornada. En su caso, “un confinamiento bastante light”, la docencia sigue aunque con reglas especiales y con varias clases sin apenas alumnos porque están en cuarentena, pero sigue. Por la tarde también tiene “la suerte” de seguir entrenando a su equipo de baloncesto, ya que al jugar en la 1º liga de Austria U19, es considerado “rendimiento y se nos permite seguir compitiendo”.
“El confinamiento lo vivo como la mayoría de gente supongo, con resignación, la verdad es que no pensaba que fuera a haber otro confinamiento ni que se fueran a batir récords de infectados”, asegura este iscariense que acumula ya casi ocho años en la zona de Alta Austria El ‘lockdown’ actual es bastante parecido al que se vivió en España en marzo de 2020, “aquí los bares estuvieron cerrados más tiempo que en España aunque las tiendas si se mantuvieron abiertas más de tiempo y ahora ambos vuelven a estar cerrados”. Lo positivo, en su opinión, es que “en ninguno de los confinamientos se ha prohibido salir a la calle, siempre se ha permitido salir a dar un paseo por tu barrio para tomar el aire”, afirma.
Gómez cree que a esta situación se ha llegado por la baja tasa de vacunación. “En Austria no hubo una gran crisis sanitaria ni tantas muertes como en países como España donde la dura realidad ha hecho que no haya dudas sobre la necesidad de vacunarse como solución a la pandemia”. Sobre los austriacos, “hay de todo, gente vacunada, y gente que no quiere vacunarse incluso teniendo que renunciar a parte de su vida”, ya que durante una semana antes del confinamiento de todo el país, solo se confinó a las personas que no estaban vacunadas o recientemente recuperadas del virus.
La fiebre de comprar en los supermercados no ha llegado, ya que hay panaderías donde puedes pedir un café y tomarlo paseando. El vallisoletano cruza los dedos para poder volver en Navidad a España, “ya las navidades pasadas nos tocó quedarnos por aquí y este año las ganas de volver son dobles”. Ahora mismo su sensación es “algo de rabia” porque vuelva a ver un nuevo confinamiento a estas alturas, con un porcentaje tan alto sin vacunar, “es obvio que algo está fallando en la gestión de esta pandemia”, apunta. En su caso tenían planificadas dos visitas de amigos míos y de mi pareja desde España que han tenido que aplazar.
Como anécdota, Fernando recuerda que el año pasado su pareja y él empezaron a tener síntomas de coronavirus, ella dio negativo en el test rápido que realizaba el equipo en 1 Bundesliga y estaba calentando para jugar su partido cuando justo le informaron de que eran positivos en el PCR que nos hizo la ciudad, por lo que ella tuvo que venirse a casa y el partido se suspendió.
Javier Gurpegui: “El confinamiento de España fue más duro”
En Innsbruck, la capital del Tirol, se encuentra viviendo desde hace tres años Javier Gurpegui, allí trabaja en el departamento de finanzas de un hotel y puede practicar su pasión por el esquí. Ya es su tercer confinamiento después del vivido en noviembre en tierras austriacas y del de marzo de 2020 en Valladolid. Javier recuerda que el vivido en España fue el “más duro”. Entre los motivos porque en la ciudad europea “no hay grandes controles, se puede salir para hacer la compra, trabajo o visitar familiares y hay una excepción para hacer deporte al aire libre”, algo que él aprovecha para acudir a la estación de esquí, que también ha sido abiertas. En caso laboralmente no le ha afectado, pero sí en su ocio ya que han cerrado los gimnasios y el rocódromo donde entrena. También han cerrado bares y restaurantes, lo que ha provocado que se viva con un “sentimiento de cansancio”, “de otra vez lo mismo”.
¿Por qué se ha llegado a esto? Pues, en su opinión, “los datos dicen que los austriacos son más reacios a vacunarse”, aunque matiza que en su comportamiento también se denota un “hartazgo” por el enfrentamiento que se ha vivido entre Gobierno y oposición con tema de las vacunas, algo que ya recuerda ocurrió con los tests. “El Gobierno ha intentado que más gente se vacune pero hasta el último momento no ha habido restricciones y cuando la situación era de emergencia han tenido que poner este confinamiento. Ya se veía venir desde hace un par de semanas”.
Ya resignado, asegura que entre sus amigos ven al confinamiento como “un viejo amigo”y lamenta que todo esto ha provocado “la división del país”.