Peñafiel es tierra de vinos. Fundamentalmente tintos llevando por montera todos los encantos y peculiaridades de la Ribera del Duero. Pero ahora también, desde hace apenas medio año, lo es de hidromiel gracias al proyecto que ha puesto en marcha un joven vallisoletano junto a alguno de sus amigos.
Se llama Fermín Pinacho Martínez, tiene 35 años y es ingeniero. He sido scout toda la vida y me gusta la tecnología y la cocina”, cuenta en declaraciones a este periódico este empresario ya que quiere que todos prueben una bebida de dioses.
Sabor a hidromiel
“Está documentado el uso del hidromiel en las culturas griega y vikinga. En la mitología aparece como bebida de dioses porque, probablemente, en esa época no habían probado una bebida alcohólica que fuese más agradable. No tendrían la manera de conseguir estabilizar el proceso, por lo que muchas veces sería muy dulce y otras muy alcohólico, pero siempre divertido”, asegura Fermín Pinacho Martínez.
Añade, además, que en la antigüedad se creía que “tenía ciertas propiedades mágicas” y “lo tomaban durante toda una luna después de casarse” pensando que “así su primer hijo sería un varón” y de ahí viene la expresión que todos conocemos de “luna de miel”.
Se trata de una bebida que está fabricada a base de miel y agua. Hay distintas variedades que presentan una mayor o menor concentración alcohólica que va desde los tres a los 15º. Más o menos dulce, con o sin gas y, además, con frutas o con aromas.
Nuestro entrevistado vuelve a destacar que “puede que sea la bebida alcohólica más antigua” ya que “se descubrió por azar”. “La miel almacenada se mojaría en algún recipiente por acción de la lluvia y fermentaría espontáneamente por efecto de las levaduras que pueden estar flotando en ciertos ambientes”, explica.
Un producto muy fresco
“Hidromiel Beekinga es un producto muy fresco. Le añadimos un toque de hierbas aromáticas. Es gaseosa, dulce e ideal para la gente que no se llega a acostumbrar al vino o a la cerveza pero que le apetece tomar algo con un poco de alcohol para socializar”, añade el dueño de la marca que invita a todo el mundo a probar su creación por “mera curiosidad” y para que todos se cercioren de que no se parece a ninguna otra bebida.
Solo existe una variedad, hasta el momento, aunque Fermín añade que se plantea “sacar alguna otra”. Aún es pronto. Solo llevan desde el mes de mayo fabricando este producto en condiciones adecuadas para venta desde una nave que está ubicada en la localidad pucelana de Peñafiel, con vistas a su magnífico castillo.
Fueron los amigos de Fermín los que le convencieron para poner en marcha este proyecto y alguno de ellos se le unieron como socios. Ahora mismo son seis las personas embarcadas en esta aventura, pero “ninguno ha dejado su trabajo anterior para dedicarse a ello de forma íntegra”, asevera.
“Durante el confinamiento hubo días en los que mi novia hacía pizzas en casa, usando harina y levadura para la masa y no salíamos ni a comprar. Se acabó la cerveza y me di cuenta de que teníamos miel. Recordé haber hecho cerveza casera y apliqué el mismo procedimiento con la miel. Empecé a elaborar hidromiel, afiné la receta hasta llegar a Beekinga, se lo dije a mis amigos y así salió el proyecto adelante”, añade Fermín, explicándonos como surgió todo.
Mirando al futuro
La forma de trabajar es muy similar a la de la cerveza. Cada tirada de producto tarda algo menos de un mes en estar acabado y la mayor parte del trabajo lo hacen las levaduras “que son las que no descansan”, dice bromeando Fermín. “Nosotros solo tenemos que procurar que se encuentren a gusto, darles bien de comer y envasar el producto terminado con cuidado”. Producto que se vende en “tiendas especializadas de alimentación” que llevan el nombre de mesetarios y también en “los bares de Valladolid”.
De momento están observando si “el hidromiel encaja entre la gente” y añade que “si los consumidores lo demandan estarán ahí para ofrecer su producto”. Añade además que “están deseando crecer y también crear empleo en la provincia de Valladolid para fijar población”.
“Esperamos que este año sea mejor para la hostelería, ya que cuando la gente llena los bares y los restaurantes es porque se encuentra bien, que todos podamos engancharnos al tren y ¡qué fluya el hidromiel entre los cuernos de aquellos que se atrevan a probarlo!”, finaliza este joven que ha decidido emprender en Peñafiel con un peculiar producto.