Con la llegada del mes de diciembre las temperaturas caen, las heladas y la nieve se tornan en protagonistas y aumentan los accidentes caseros, los incendios y los intoxicados por el uso de métodos antiguos de calefacción como pueden ser braseros o estufas ya sean de carbón, leña o gas. El aumento en el precio del gas o de la luz también influyen en la utilización de estos métodos más baratos para entrar en calor.
“Es cierto que el poner un aparato eléctrico, de gas o de combustible para calentarse hay que pensárselo dos veces por esa subida desproporcionada de la luz y el gas. Nos tranquiliza que la mayoría de la gente que tiene instalado en su domicilio un sistema de calefacción hará uso de él. Para no pagar tanto reducirán el tiempo de funcionamiento y bajarán la temperatura ambiente del termostato”, asegura José Luis Gil San Modesto.
El jefe del parque que los Bomberos de la Diputación de Valladolid tienen en Medina de Rioseco asegura que en 2020, en Castilla y León y según los datos del Servicio de Emergencias, fueron atendidas 81 personas por intoxicaciones por monóxido de carbono falleciendo cuatro de ellas. En lo que respecta a la provincia de Valladolid, en 2020, se registraron 17 intoxicados y en este 2021 ya ha habido siete. En cuanto a los fallecidos en la provincia pucelana, según los datos de la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos, en 2020 hubo uno, 2019 se cerró sin muertos por intoxicación y en 2018 murió otra persona por estas causas.
Los peligros del brasero
“No solo en los municipios de la provincia de Valladolid, en la propia capital se ha hecho acopio de calefactores, o estufas, ante la subida del gas y de la luz, para evitar un gasto grande con la calefacción en los meses más fríos del año”, cuenta José Luis Gil San Modesto en declaraciones a EL ESPAÑOL – Noticias de Castilla y León. Sistemas más económicos, pero con los que hay que tener mucho cuidado para no sufrir un disgusto que se torne en desgracia.
El brasero, hace unos años, era uno de los objetos más utilizados en muchas localidades de la provincia vallisoletana, pero que ahora, como regla general, son difíciles de encontrar porque “se ha optado por algo más cómodo y limpio como son los hornillos o los braseros eléctricos”, añade el jefe del parque de Bomberos de Medina de Rioseco.
“Sin embargo, seguro que en muchos pajares y cobertizos de pueblos de Valladolid están colgados los braseros de antaño, listos para su uso. Hay que guardar muchas precauciones”, añade.
En la zona norte de la provincia pucelana era algo habitual en las casas de antes. La estampa de la familia que se reunía en torno a la mesa camilla para entrar en calor era típica. En esta zona lo que existe todavía es la típica gloria, túneles o huecos debajo del solado, donde se metía paja y leña que era prendida provocando que el humo de la combustión en su recorrido hacia fuera calentara el suelo haciendo el efecto de suelo radiante.
Reglas a tener en cuenta para evitar desgracias
“Con la utilización de los braseros hay que entender que se quema picón o carbón y una vez que ya no sale llama se recubre con una capa de ceniza la brasa latente. Se está produciendo una combustión incompleta por lo que es conveniente, de vez en cuando, ventilar la habitación para renovar el aire. Que antes de introducirlo en la vivienda no haya humo y no marcharse a dormir con él encendido”, añade Gil San Modesto.
Esta forma de calentarse se produce a través de una combustión incompleta que genera gases como el dióxido de carbono (CO2) y el monóxido de carbono (CO) altamente tóxicos que respirado en niveles elevados puede causar la muerte por envenenamiento y también el incendio de materiales combustibles que se encuentren próximos por lo que la noma principal pasa por proceder con la renovación de aire y sacar fuera este brasero para ventilar la habitación en la que se encuentre ubicado.
“Debemos tener en cuenta con qué sistema de calefacción contamos. Braseros, estufa de gas, calderas de gasoil o gas. En estos últimos, el mantenimiento del equipo tiene que ser muy riguroso todos los años, para que la combustión de la llama sea perfecta y no genere gases tóxicos. En cuanto a las combustiones abiertas la ventilación es fundamental, también es recomendable la instalación de detectores de humo o gases en la vivienda”, añade nuestro entrevistado dando las pautas para evitar desgracias.
Dificultad para respirar, mareos, vómitos e incluso la muerte
“Cuando se producen problemas con braseros, estufas y demás vamos con un equipo autónomo de respiración. Utilizamos el detector de gases por si hay presencia elevada de monóxido de carbono. Al inhalar gases tóxicos, el monóxido sustituye al oxígeno en los glóbulos rojos de la sangre y hay mayor dificultad para respirar por parte del afectado que puede sufrir mareos, vómitos, dolor de cabeza, convulsiones o incluso morir”, añade el profesional del fuego.
Hablando de fallecidos, en Castilla y León murieron cuatro personas por monóxido de carbono, y tuvieron que ser atendidas 81 por este problema. En la provincia de Valladolid se han registrado dos fallecidos por esta razón en los últimos tres años, uno en 2020 y otro en 2018.
Desde la Diputación Provincial de Valladolid se han impartido charlas en Ayuntamientos, asociaciones, colegios donde se ha tratado este tema para hacer un buen uso de estos sistemas y evitar fallecidos.
A José Luis Gil San Modesto le preocupa que crezca el número de intoxicados y muertos por la mala utilización de estos braseros, estufas u hornillos y ensalza la labor de difusión y concienciación a la población para reforzar la prevención que en estos casos pueden salvar vidas.