Un cumpleaños poco feliz

Adriangelly León nació en Venezuela, concretamente en Valencia, dentro del estado de Carabobo. Con solo 21 primaveras trabaja de camarera y estudia estética en la ciudad del Pisuerga. Es amante de los paseos con su perro y de disfrutar de un buen rato con sus amigas en las terrazas de los establecimientos de Valladolid.

La venezolana relata en esta entrevista a EL ESPAÑOL – Noticias de Castilla y León, cómo vivió el pasado 2 de enero, día de su cumpleaños, una agresión que ya ha sido denunciada ante la Policía y que compartió a través de sus redes sociales un día después.

El día 2 de enero iba a ser un día especial para usted, con la celebración de su cumpleaños, pero todo se tornó en malos sentimientos al final por una situación lamentable.

Estaba de cumpleaños. Había ido a una terraza antes de entrar al trabajo a las 17.00. A las 15.00 decido hacerme unas fotos con una amiga cerca de la Iglesia de San Benito. Hicimos la primera para probar. Yo estaba concentrada en ellas. Mi amiga me miró, vimos la foto de prueba y me preguntó si estaba oyendo lo que me estaban diciendo. A renglón seguido escucho, presto atención y veo a un señor y una señora, sentados en un banco. El hombre me grita diciendo palabras como: “puta”. No me lo creía. Veo que sigue mirándome e increpándome con “panchita de mierda”, “zorra”, “venís a quitarnos la comida”. Le dije que si le pasaba algo, se levantó para seguir insultándome, se acercó y me agredió.

¿Cómo reaccionó usted?

Por mi mente jamás pasó la idea de que me iba a golpear. Me quedé 20 segundos mirando hacia la nada. Me llevé la mano a la cara. Mi amiga llamó a las otras personas que se encontraban con nosotros en la terraza pero que no habían visto lo sucedido. Cuando llega mi amigo Pedro y le contamos que me han agredido, rompo a llorar.

Seguro que se preguntó el porqué de lo ocurrido

Sí, me lo pregunté. Tras agredirme vi como este señor, de unos 50 años, volvía al banco con su mujer, recogía las cosas y se fueron. Yo temblaba, no estaba dentro de mí. Le dije a mi amiga que me acompañara a casa porque me quería ir y eso es lo que hice. Seguí caminando mientras lloraba y me preguntaba que por qué me había pasado esto el día de mi cumpleaños.

¿Ese mismo día denuncia?

No, el día de la agresión no pude denunciar porque volví al lugar de los hechos, testifiqué y se llevaron a la persona detenida. Los agentes se ofrecieron a llevarme al centro de salud para poner esa denuncia. Yo no dejaba de llorar y estaba muy preocupada porque se acercaba la hora de entrar al trabajo.

Los agentes me llevaron al centro de salud para conseguir el parte de lesiones e ir a comisaría. Primero fuimos al de La Pilarica y finalmente acabamos en el de La Rondilla. Yo me había hecho una PCR el 30 de diciembre y di negativo. Me hicieron otra allí, mientras hacíamos el parte de lesiones, y di positivo. Por este motivo no pude poner la denuncia ese día. Me dijeron que me quedara en casa y que tras salir de la cuarentena la pusiera.

¿Cuándo lo denuncia al final?

Este martes porque recibí el alta el lunes, 10 de enero.

¿Por qué lo denuncia a través de las redes sociales? ¿Qué buscaba?

Lo hice un día después de que se produjera la agresión. Soy una persona que ha tenido amigos que han sufrido esto. Insultos, pero no golpes y yo siempre les decía que no exagerasen, que la gente no era así y me encontré con esto.

Lo publiqué para que la gente viera que estas cosas sí que pasan. No pensé que tendría tanta repercusión. Cuando distintas personas me comenzaron a escribir fue algo muy bonito porque muchos se abrieron y me contaron también situaciones que les habían ocurrido.  Me dio pánico publicarlo pero también recibí mucho apoyo de mis padres que me animaron a compartirlo en redes.

“El racismo si existe chicos”, “estas cosas sí que pasan”, “Aunque creamos que no duelen, duelen mucho”, decía en su publicación.

Eso lo puse cuando finalizaba mi cumpleaños y lo dije porque lo sentía. Es muy duro.

En Valladolid, en apenas cuatro días y en este comienzo de año, se han producido dos agresiones sonadas, la suya y también la del día 6 de enero a una persona por su orientación sexual. ¿Es una de las lacras más complicadas de nuestra sociedad?

Me gustaría decir a la sociedad que nadie llega a otro país a quitarle la comida a otro. Eso te lo garantizo. Yo emigré de mi país porque allí no estaba bien y aquí no vine a estar peor. Pienso que hace falta educación, e información para evitar esto.

Lo que me ha explicado que además de la agresión, le atacó el COVID-19

El confinamiento me alivió un poco para descansar y sentirme bien en un primer momento, aislándome, pero creo que al final ha hecho que lo haya profundizado más. Me cuesta estar sola, también salir a la calle.

Recuperada físicamente pero mentalmente cuesta.

Mentalmente no quedas igual. No ves a las personas igual. Lo que me pasó a mí no es tan grave como lo que le ocurrió a la persona que fue agredida el 6 de enero, que fue horrible, pero es algo que no tiene justificación. Yo, como cualquier persona, simplemente me estaba tirando una foto y ahora no quiero que nadie se me acerque. Es muy duro.