En la llanura castellana, al suroeste de la capital pucelana y rayando con las provincias de Ávila y Salamanca, bien comunicado con el paso de la línea ferroviaria Salamanca-Medina del Campo y en la carretera de Alaejos – Fuente el Sol se ubica El Carpio.
Es una localidad considerada, históricamente hablando, de paso. Estaba atravesada por la cañada real que iba de la antigua ciudad de Mérida y hasta la Villa de las Ferias. En el año 1808 fue víctima de la invasión napoleónica, como otros tantos pueblos españoles, donde perdió gran parte de su patrimonio artístico, entre ellos la antigua iglesia de Santiago Apóstol, de la que quedan en la actualidad restos de su antiguo campanario.
De lo que disfrutó, en cambio, el municipio pucelano el pasado 6 de enero fue de una invasión de billetes. El segundo premio de la Lotería de El Niño dejó en el lugar más de un millón y medio de euros. Charlamos con Eduardo Jiménez Rodríguez, propietario del Bar Ángel que repartió el premio, y con el alcalde, José Luis Navas, que cuentan, en declaraciones a EL ESPAÑOL – Noticias de Castilla y León, cómo ha cambiado el pueblo con el premio una semana después.
Un día para el recuerdo
“Fue un día rarísimo. Muy emocionante. Estaba como flotando. Nunca había repartido un premio tan grande y la verdad es que me dejó descolocado pero lo disfruté muchísimo. Siempre es un placer dar un pellizquito a los vecinos”, asegura Eduardo Jiménez Rodríguez, con una sonrisa.
Y no puede ser para menos tras repartir el pasado jueves, 6 de enero, entre 20 y 25 décimos que agraciaron a unas 15 personas del pueblo vallisoletano. En total más de un millón y medio de euros para dos chicos jóvenes y otros de distintas edades para “tapar agujeros” o deleitarse con un mágico viaje.
“Me llamó un amigo cuando estaba fumando un cigarro antes de entrar a trabajar. Cuando repetían en la televisión el número fue tremendo porque nos dimos cuenta de que era el nuestro. Fue una ilusión tremenda”, añade.
Al propietario del Bar Ángel de la localidad vallisoletana también le ha agraciado la suerte con un décimo. Un establecimiento hostelero con mucha historia que abrió sus puertas allá por el año 1969 y que ha ido pasando de generación en generación hasta llegar al actual regente.
“¿Quién es el gafe aquí?”
“A mí el premio me ha venido bien. En la familia somos tres. Patricia es mi hija. Hemos decidido repartir un poco el premio para cada uno. La vida me ha cambiado en que esta cuesta de enero será más llevadera”, añade Eduardo, que asegura que “va a comprarse una bicicleta elíptica” y que, gracias al premio, se va a dar “los caprichos que quiera”.
Y, como no podía ser de otra forma, que cayera este suculento premio en el municipio pucelano, se celebró a lo grande y el propietario del bar se quitó el ‘Sambenito’ de gafe. “Tenía ganas de dar un gran premio porque la gente me tildaba de gafe. Pero, ¿Quién es el gafe aquí?”, se pregunta irónicamente.
El dueño del establecimiento asegura que tras repartir este premio “venden bastante más” y que gente que no conoce llega hasta su bar para “comprar décimos al azar”. Además es optimista asegurando que cree que “a medida que pase el tiempo va a vender más y va a dar más premios”.
Un gran futuro
“El futuro de El Carpio lo veo con positividad, más tras el premio que ha sido muy bueno para el pueblo. En nuestro municipio hay un amplio porcentaje de población joven y la suerte de la Lotería de El Niño puede ayudarnos también para fijar población”, asegura el alcalde del municipio vallisoletano.
José Luis Navas pone en valor los servicios de los que dispone El Carpio. Guarderías, colegios hasta 2º de la ESO, centro de salud y buenas conexiones tanto de autobús como de tren, que lo convierten en un núcleo rural atractivo.
“Poco a poco se va notando la influencia del premio. Al final es más de un millón y medio de euros y creemos que a medio plazo puede servir para reactivar la economía de nuestro pueblo”, explica.
El Carpio disfruta de su más de millón y medio de euros gracias a la Lotería de El Niño y mira al futuro con ilusión.