Pudo ser empresario de Valladolid
P.- Hubo un intento frustrado de haber gestionado Valladolid ¿Le hubiera gustado?
R.- Por supuesto, me hubiera encantado. Además, yo era íntimo amigo de Jumillano, pero por una serie de circunstancias, que no vienen a cuento, aquello se estropeó y estuve muchos años sin poder ser amigo de Emilio, hasta que pasó cierto tiempo y he vuelto a serlo. Pero ahora, yo creo que es tarde para los dos.
P.- ¿Cómo ve actualmente la situación empresarial taurina?
R.- Mal, muy mal porque cada vez son más impuestos los que hay; no salen figuras que lleven gente a los toros y eso es importantísimo, además de que el espectáculo en sí es caro, y si no reajustamos esto puede ser que nos haga mucho daño.
P.- ¿Y de la situación del mundo del toro en general?
R.- Pues hombre yo la veo siempre desde el punto de vista optimista y porque ha sido y es mi vida. Pero soy consciente de lo que está sucediendo. Hay mucha gente en contra de algo tan nuestro, de una fiesta tan hermosa que no existe parangón y que muchos quieren que desaparezca.
P.- ¿Usted, como veterano de este mundo tan complejo como es el del toro, ve alguna vía de solución para que la tauromaquia vuelva a brillar como antaño?
R.- Yo creo que cuando salgan toreros de mucha importancia, de los que arrastran al aficionado, volverán a ilusionarnos de nuevo. Ahí está la prueba con José Tomás; tenemos la esperanza en ese torero nuevo peruano como es Roca Rey. Y no olvidemos de la revolución que supuso en su momento “El Cordobés”.
P.- Por cierto, ¿Cómo ve usted que un apoderado sea a la vez empresario?
R.- No lo veo bien, pero claro hoy día la gente se afianza. Los toreros han tomado un relieve tremendo en el aspecto dinerario, y yo me acuerdo de mis tiempos que lo que más cobraba un figurón eran quinientas mil pesetas, y hoy día hablamos de otros dineros…Entonces, tener la suerte de llevar a una figura del toreo siempre te ayuda mucho a poder hacer mejores carteles y aunar más toreros con él. Hay un problema que es complicado de entender, y es que un torero no tiene precio cuando se dispara, entonces si lo apodera un empresario este le va a intentar pagar menos dinero y el torero va a exigir más. Es un tira y afloja que no irá bien nunca.
La ruptura con dos de sus hijos
Tenemos que tratar un tema escabroso por lo acaecido entre nuestro protagonista y parte de su familia, según se ha publicado en distintos medios. Carlos lo asume con la naturalidad que dan los años, aunque se siente ofendido y herido. La cara es el espejo del alma, y cuando abordamos este lamentable asunto el semblante de Carlos se entristece. Pero se sobrepone y se mantiene firme en sus decisiones.
P.- ¿Qué pasó realmente?
R.- No pasó nada absolutamente; fue una cuchillada a traición sin saber todavía desde ese día por qué ha sido. No sé.
P.- ¿Qué se siente cuando uno recibe una “cornada” de este tipo, por decirlo taurinamente?
R.- Se siente uno muy desgraciado, muy desgraciado…
P.- ¿Ha conocido usted la miseria humana durante esta situación personal? ¡Quiero decir si ha habido amigos que le profesaban amistad y le han vuelto la espalda!
R.- Claro, bastantes, bastantes. Yo pensé que eran amigos míos…Porque yo la amistad la considero más importante incluso que la familia, porque la familia te la imponen y los amigos los escoges tú. Lo de la amistad es un tema muy serio, yo a mis amistades me doy como creo que debo darme y a lo mejor en ocasiones pido más de lo necesario. Pero el amigo, cuando es leal, tiene que serlo a todas horas y en cualquier momento. Es mi filosofía sobre la amistad.
P.- ¿Sintió usted soledad cuando se pierde notoriedad en un mundo tan complejo como el del toro? ¡Porque usted tenía fuerza en el sector!
R.- Hombre, claro. Yo creé la empresa en 1995 y dábamos alrededor de unas veinte corridas de toros y novilladas cada temporada. Estábamos ya jugando en una “liga” importante, y por nuestras plazas empezaban a desfilar las figuras del toreo porque teníamos cosos importantes como Gijón, Burgos, Zamora, La Coruña, etc. Pienso que fue una etapa muy bonita y fructífera, además de tener notoriedad en el mundo del toro, pero de eso a pasar a no tener nada pues claro que se siente soledad…
Sin solución ni arreglos
P.- ¿Hay alguna vía de solución para arreglar este conflicto familiar?
R.- No, no quiero ya. No quiero. Me niego a ello. Yo siempre he creído en la buena voluntad y en el entendimiento del ser humano, pero la traición es lo que no perdonaré nunca. La traición es algo que no puedo con ella, entonces yo me he sentido traicionado por personas de mi sangre y eso ya no lo puedo olvidar, porque nunca sería lo mismo.
“Yo sigo”
Observando el ambiente durante la entrevista y el delicioso almuerzo, la presencia del abogado y buen aficionado José Antonio del Val y algunos pensamientos en voz alta de nuestro personaje, dedujimos de inmediato que Carlos Zúñiga no se iba del mundo del toro así como así.
La respuesta fue lacónica, pero llena de contenido. En tono jocoso e imitando a aquel cómico de los años 70: Joe Rígoli, en su papel de “Felipito Tacatún”, Carlos nos dijo, refiriéndose a su continuidad como taurino profesional: “Yo sigo”.
A por Gijón y Zaragoza
De hecho, semanas más tarde de la entrevista, Zúñiga nos comunicó que había solicitado la plaza de toros de Gijón para la celebración de una corrida de toros, un espectáculo ecuestre y un concurso de recortadores. Los tres festejos se celebrarían en torno al 29 de junio, festividad de San Pedro, patrono de la ciudad. Así mismo, en la mañana de ayer martes, ha presentado ofertas para licitar por la gestión del coso de “La Misericordia” en Zaragoza.
El suculento cocido preparado por el anfitrión
No podíamos terminar nuestro reportaje sin mencionar la generosidad de nuestro personaje, quien preparó un sabroso y generoso cocido (con previo de un abundante aperitivo) para ofrecerlo a sus amigos, los ganaderos de bravo de Villalpando: Antonio y Tito Boyano, a quienes acompañó el buen aficionado Satur Martínez y José Antonio del Val, abogado vallisoletano que, al parecer, llevará las gestiones administrativas de nuestro personaje a través de la mercantil “Zúñiga y Toros, S.L.”.
La tertulia y una sorpresa
Fue una velada deliciosa, donde los toros y su mundo tuvieron todo el protagonismo. Por cierto, tras los cafés, apareció en la mesa una vieja botella de coñac con más de 50 años de antigüedad de las bodegas Luis Caballero, con la marca “Milenario”. Era la última reliquia que Carlos guardaba tras su paso como vendedor de bebidas en la citada bodega. Ah, la mayoría degustamos el sensacional almuerzo con un brut muy frío, aunque hubo quien optó por un tinto ribereño de nuestro amigo Luis Sanz Bustos (Dehesa de los Canónigos).
Gracias a Carlos Zúñiga Manso, “Carlos Zúñiga” en los carteles, por cedernos un poco de su tiempo para hablar de su vida y su pasión: los toros. 80 años contemplan a este vallisoletano de pro, quién, con una mente privilegiada, sigue siendo genio y figura. Mucha suerte, Carlos.