La Red Nacional de Teatros es una asociación, creada en el año 2000, que trata de impulsar el sector de las artes escénicas a nivel nacional. Además, tiende puentes entre la creación cultural, artística y la ciudadanía. La mayoría de sus miembros son entidades locales, aunque también hay circuitos que pertenecen a instituciones autonómicas. Son todas públicas, eso sí, vinculadas con espacios, proyectos, festivales o circuitos relacionados con las artes escénicas.
Son casi 170 miembros los que forman parte de este grupo que sirve para “prestar apoyo técnico, para intercambiar conocimientos, para formarnos o llevar programas conjuntos”. En definitiva, todo lo que sirva para potenciar el teatro, el circo, la danza…, sobre todo aquella más desconocida y menos comercial “que es la que, sin desmerecer al resto, tienen una enjundia cultural fuerte”. Así lo afirmó el nuevo director de la Red, el vallisoletano Juan Herrero.
Herrero, vallisoletano de 49 años, comenzó desde muy pequeño a interesarse por el mundo de la cultura ya que, en su barrio, la Pilarica “existía una dinamización cultural y vecinal muy importante que hacía que los niños estuviéramos metidos en los movimientos sociales y culturales del barrio”. Además, su madre, siempre estuvo “muy comprometida con el mundo asociativo y de ahí comencé a interesarme por todos estos temas”. Aunque no desde siempre porque “iba para ingeniero de telecomunicaciones, pero hubo un momento en que este mundo pudo más y me empecé a formar en el ámbito del movimiento sociocultural, en la educación social y posteriormente en la gestión cultural”.
Su primera experiencia profesional fue, en 1995, en la Fundación Municipal de Cultura de Valladolid para pasar después al Consorcio IV Centenario Ciudad de Valladolid. Tras ello regresó a la Universidad, para seguir su formación, y posteriormente pasar 18 años en la Casa de las Artes de Laguna de Duero para retornar de nuevo a la FMC en 2018 dónde sigue actualmente. “Me hizo mucha ilusión volver al lugar en el que empecé, con muchos retos por delante”, que son los que afronta como director de programación de esta institución dependiente del Ayuntamiento de Valladolid.
Además de todo lo que ese puesto implica, su pasión por las artes escénicas ha hecho que hace unos meses diera un paso más y fuera elegido presidente de la Red Nacional de Teatros. “Llevaba cuatro años como vocal de la junta directiva, con bastante participación, y como la red tiene una limitación de mandatos de cuatro años había que renovar. En esta ocasión había que cambiar seis de los nueve miembros de la dirección”.
Y en este momento, en que la pandemia ha provocado una dura crisis en el sector, este organismo “ha conseguido tomar un papel de centralidad que ha estructurado muy bien el sector”. Sobre todo, detectando sus carencias y consiguiendo una unión que antes no existía. “Estamos más fastidiados que nunca, pero también más unido que nunca”, subrayó.
Eso ha hecho que los retos a los que se enfrentan “son muchos porque sabemos nuestras carencias, los objetivos, tenemos muy buena sintonía con el Ministerio o con la Federación Española de Municipios y Provincias, y daba un poco de vértigo que no quedara nadie del equipo saliente y todo pasara a manos de gente nueva”.
Una elección no planeada
Por eso, tras recibir los ánimos de diferentes compañeros, decidió presentarse a la Presidencia, “aunque no estaba en mis planes”, y conseguirla tras imponerse en la votación a otra candidatura. “Estoy orgulloso porque además ha salido el equipo al completo como lo habíamos planteado”.
La Red apuesta porque la ciudadanía tenga mucho que ver en la creatividad “para que el público se identifique con lo que sucede en el escenario”. Porque entiende que lo que “cuenten los dramaturgos debe ser un espejo de lo que la gente vive”.
En cuanto al futuro, Herrero sabe perfectamente hacia dónde se van a dirigir sus esfuerzos desde la presidencia. Sus objetivos son varios. Uno de ellos es el de conseguir el Estatuto del artista, actualmente en tramitación en el Congreso. “Las peculiaridades de los trabajadores de este sector no estaban establecidas en ninguna normativa laboral y ahora sí que parece que se va a conseguir”. La temporalidad, el tipo de cotizaciones o la falta de estabilidad son algunos de los asuntos que “por fin se tienen en cuenta”.
Objetivos de la asociación
Ese, evidentemente, es uno de sus objetivos, aunque hay otros muchos que también tiene en agenda. Para enfrentarse a ellos han marcado dos líneas de trabajo: la interna y la externa. En la primera se prioriza la prestación de apoyo a los espacios asociados y en la segunda está la búsqueda de sinergias con cualquier entidad “que tenga algo que decir en este ámbito”.
Respecto a los objetivos como sector se han materializado en una idea que se ha visibilizado en el ‘Proyecto Niebla’. En él se ha hecho “una radiografía de todo el marco normativo que afecta al sector detectándose las carencias o limitaciones que tienen las normas e impiden el desarrollo de las artes escénicas”. Y concluye que sería necesario y básico “considerar a las artes escénicas de utilidad pública”.
También van a pelear por “modificar los sistemas de contratación administrativa reconociendo la singularidad que tienen los espectáculos”. La norma actual de contratos que se aplica es la misma que se usa para la obra pública. “Eso no puede ser porque nuestro objeto de contrato es único. Por ejemplo, si yo quiero contratar un espectáculo protagonizado por Pepe Sacristán, solo hay uno y no tiene sentido que se haga una licitación pidiendo tres presupuestos”. O que, como la administración paga cuando se ha prestado el servicio, en el caso de la investigación creativa puede ser que no haya un resultado final. Es decir, la experimentación no está reconocida y eso provoca un obstáculo importante “que en otros países de Europa no se sufre”.
Asimismo, quieren que se revisen los mecanismos de financiación, los sistemas de subvenciones a la producción o a las giras. Porque debido al sistema autonómico hay competencias que se han transferido y cada Comunidad Autónoma regula de una manera diferente. “Las ayudas a la producción de Castilla y León no tienen nada que ver, por ejemplo, con las del País Vasco y eso provoca desequilibrios importantes”.
El IVA cultural también es otro de los caballos de batalla en los que no quieren cejar para que se baje del 21 al 10%. “Se lleva pidiendo tiempo y debemos de fijarnos en Europa con ejemplos como Francia que, en el peor de los casos, es del 4% dependiendo del nivel de ingresos que incluso, si es bajo, no se paga nada”.
Otro asunto importante para conseguir es tratar de incluir la educación de las artes escénicas en el colegio. “Los sistemas educativos de los últimos años han relegado las asignaturas de humanidades en favor de los idiomas o las ciencias exactas y nosotros creemos importante que los niños conozcan lo que es la música, la danza o el teatro”. Como saben que esta pelea será dura y larga “la Red va a llevar a la escuela las artes escénicas con programas educativos para los chavales”.
En definitiva, una serie de objetivos complicados e ilusionantes, con los que Herrero lidiará durante los próximos cuatro años.