Con familia en Campaspero, pero natural de la ciudad del Pisuerga, Archi Viloria (Valladolid, 52 años) recuerda sus veranos de infancia en la localidad vallisoletana con nostalgia y cariño. Amante de su tierra y de la provincia vallisoletana, el afincado en Simancas está de enhorabuena tras conseguir un premio al trabajo bien hecho.
El director de animación de ‘Valentina’, consiguió su tercer Goya, 20 años después de haberlo hecho con ‘El Bosque Animado’ y con 'El Sueño de una Noche de San Juan'. Amante, como no, del cine y de la música cuenta cómo vivió esa noche tan especial en esta entrevista:
P.- Y el premio a la mejor película de animación es para…
R.- Valentina
P.- ¿Qué recuerda de ese momento en el que le conceden el premio Goya?
R.- La tensión que no tuve durante los dos años en los que estuve trabajando en el proyecto. Desde el principio supe, sin conocer al resto de los nominados, que íbamos a ganar por la temática y porque lo que estábamos haciendo lo estábamos haciendo bien. Estaba convencidísimo de que lo conseguiríamos. Me surgieron unos pocos nervios y cierta tensión en el momento antes de decir los nominados. Me empecé a cuestionar durante un minuto lo que ocurriría si no ganábamos, pero al final fue una explosión de júbilo por el triunfo.
P.- ¿En quién piensa en un primer momento?
R.- Pienso en todo el equipo verdadero, y la gente con la que hice la película durante dos años, día a día, en medio del confinamiento. Hacíamos reuniones por Skype, era todo telemático. Pensé, al final, en la alegría que todos se iban a llevar. No en mi propia alegría sino en la de los demás. Me imaginaba a mis hijas saltando con mi mujer en casa, amigos, familiares… En eso soy poco egoísta. Lo que más me llena de esto es la satisfacción que pueda dar al resto de la gente.
P.- Con la pandemia de por medio, ¿Cuál fueron los plazos? ¿Cuánto se tardó en tener la película lista?
R.- A finales de 2019 entré en fases de animación muy previas, aunque la película llevaba bastante tiempo de recorrido porque primero hay que diseñar todo. Hice una selección, como equipo de animación, contratamos gente y demás justo antes del confinamiento, en febrero de 2020. Nada más empezar, parón, por culpa del coronavirus. La productora se asustó y paramos cuando no llevábamos ni un mes. Luego varios parones y al final fueron dos años de cocinar la película.
P.- ¿Es un premio al trabajo bien hecho de estos 28 años de carrera?
R.- Sí. Como siempre son trabajos realizados por bastantes personas yo soy humilde y modesto en esto. Aunque no hubiera ganado el Goya, llevo muchos años como animador y siempre he tenido el hándicap de no poner el trabajo por delante de mi vida o de mi familia. Siempre he trabajado, o en la casa de mis padres, o teletrabajado en mi casa de Valladolid o en Simancas.
Empecé trabajando en Londres, estuve en La Coruña… y casi siempre en mi tierra, por lo que era muy complicado conseguir un puesto de dirección. Gracias al verdadero director de Valentina, que es Brandán de Brano, me dio la oportunidad, aunque había sido director en Salamanca, en un estudio de animación. A mí lo que más me llamaba era el hecho de empezar a dirigir. Si encima te dan un Goya, mejor.
P.- ¿Cómo vio la gala?
R.- Entretenida, sobre todo para los que, como yo, íbamos por primera vez. Eres uno más de todas esas personalidades que ves por televisión, no hay distinciones. Fue curioso porque yo estaba en la misma fila, a unas cuantas butacas, del presidente Pedro Sánchez. Tenía a muchos cargos públicos muy cerca. Creo que no fue una gala especialmente politizada y eso es bueno.
P.- ¿Cómo definiría Valentina? ¿Qué es lo que más destacaría de la película?
R.- El hecho de que sea un personaje con discapacidad, en este caso con Síndrome de Down, es destacado. Lo que nos gustaba, desde nuestro departamento de animación que es el que se encarga de todo lo que se ha dibujado, es dar esa vida. Puedes hacer un personaje que sea irascible, tristón o lo que sea, como ‘Los Siete Enanitos’ y eso lo tienes que transmitir.
Para nosotros era un reto que fuera una niña con esta discapacidad, pero sin caer en el mal gusto, y no exagerar todas las cosas que puede padecer alguien con Síndrome de Down. Me pareció muy bonito como lo tratamos y espero que se haya visto bien.
P.- Un premio también para Valladolid. Usted vive en Simancas… ¿Lleva su tierra muy dentro?
R.- Mucho. Mi familia es de Campaspero, de niño pasaba los veranos allí. Cuando iba, me encantaba, ahora lo hago menos. Aquí, en Simancas, ahora que llevo 13 años empadronado. Me encanta pasear por los pinares y demás. Me gusta mucho lo castellano y Valladolid. Las pocas veces que, como te he relatado, he estado fuera, ha sido deseando volver. Me gusta. Tengo más morriña que los gallegos con los que trabajo. El premio en sí me da un poco igual pero el que se dé visibilidad a Valladolid o a Simancas, cuyo Ayuntamiento mencionaba lo del Goya, sí que hace ilusión.
P.- ¿Cómo ha vivido la polémica con Chelo Loureiro? Los trabajadores han denunciado “impagos e irregularidades muy graves” por parte de la productora ejecutiva y se le ha acusado de atribuirse un papel de dirección que “según ellos” no ha ejercido.
R.- Yo soy el director de animación. En una película de animación existe un director cinematográfico y en el caso de esta animación necesitan un link, alguien que conozca la técnica propia de la animación. Ese es mi cargo. Yo soy el que dirige a los, pongamos actores. Si el personaje anda, cómo gesticula, etc. Todo eso depende de mí. El director cinematográfico, en una producción de animación, es más un coordinador de todos los departamentos que tiene la película. El más masivo es el de animación y el que requiere más horas de trabajo.
A mí Chelo Loureiro me pagó todas las facturas y con premura. Yo, como director de animación, no he hablado prácticamente en dos años con la directora de la película. Fui a la gala y no me saludó. Hablé una vez, hicimos un Skype y ya. Es inaudito en el mundo de la animación. Debí tener, al menos, un contacto semanal con ella pero no fue así.
P.- ¿En qué proyectos está embarcado ahora mismo?
R. – Ahora me encuentro trabajando para un estudio con matriz italiana y que tiene filiales en Tenerife y Francia. Estamos haciendo una serie que tardará un par de años en ver la luz y yo quiero seguir aquí.
No quiero, salvo que surja algún largometraje que aspire a Goya o a algún premio importante, y me lo pensaría mucho, embarcarme en proyectos excesivamente grandes. Quiero seguir en esto y, si pudiera, me quedaría mucho tiempo haciendo series de estas que nadie conoce porque es como mejor se vive. Son proyectos a dos años en los que acabas uno, empiezas otro y así.
El estudio que ha hecho la película de Valentina tiene mimbres para hacer cosas en el futuro. Creo que siempre contarían conmigo. Si surge algo así sí que me lo pensaría. Si no a continuar con lo que estoy haciendo.
Es como si preguntas a un arquitecto si quiere hacer el Guggenheim. Yo prefiero hacer urbanizaciones.