Movimientos vecinales, quejas de los profesionales, peticiones particulares e incluso mociones del Ayuntamiento apoyando su construcción. Nada ha servido, de momento, para que los vecinos del barrio Hospital de Valladolid consigan que se les construya un nuevo centro de salud La Magdalena. Una antigua reivindicación iniciada en 2007 que no ha surtido el efecto deseado pese a la necesidad que los residentes de la zona han demandado una y otra vez.
Todo se inició a principios de los años 70. En aquel entonces la zona carecía de centro de salud y, como era habitual en aquella época, lo que se hizo fue aprovechar unos bajos de un edificio para crear un ambulatorio de atención primaria en la calle de Nuestra Señora, detrás de la Plaza Gregorio Marañón.
Se consiguió tras ponerse de acuerdo con la comunidad de propietarios del edificio. La misma fórmula con la que se crearon otros muchos centros por los barrios de la ciudad. El servicio era el de un médico que pasaba consulta durante dos horas con la enfermera en el local.
Así se mantuvo durante varios años hasta que, en la década de 1990, se construyó un centro de salud, en ese mismo espacio, que pasó a denominarse Centro Amor de Dios. Un cambio que llegó de la mano de la exconsejera de Sanidad de la Junta, Verónica Casado, en aquel entonces gerente del área de salud, sobre todo para hacer efectivo el Decreto de Estructuras básicas de Sanidad aprobado en 1984. Así, el espacio sufrió una reconversión importante creando más salas, como la de matrona, enfermeras o administración.
Variaciones insuficientes para los vecinos, que veían como la población de la zona crecía y hacía necesaria la creación de un nuevo espacio para amoldarse a las necesidades que se veían en el barrio.
En aquel momento se empezó a buscar un espacio que sirviera para la creación del nuevo centro, pero fue imposible por la falta de solares que pudieran valer para ello. Como solución se optó por aumentar personal con una oferta de hasta seis plazas de médicos de atención primaria para, al menos, cubrir de mejor manera la ratio de profesional-paciente.
Hubo que esperar a 1996 para que se produjeran nuevos avances. No en cuanto a la hora de una edificación nueva, pero sí la menos para encontrarse con una reforma arquitectónica del local muy importante. Pero no tanto para satisfacer las necesidades que se detectaban por parte del equipo médico y los vecinos por lo que un año después, en 1997, se empezó a buscar de nuevo un terreno en el que se pudiera construir el nuevo centro, aunque sin suerte.
En esa labor, así como la de hacer fuerza en la administración regional para iniciar los trámites realizaron un arduo trabajo desde la Asociación de Vecinos El refugio. Y dos nombres propios tomaron protagonismo, el de Jesús Puertas, presidente de la organización vecinal, y el de Tomás Pérez, representante de UGT.
Ambos fueron los artífices de conseguir entablar conversaciones tanto con el gerente y el director de Área, haciendo que, ya sí más en serio, se pusieran a buscar un solar en el que poder ubicar el nuevo edificio sanitario. Se barajaron varias opciones, como el de la Facultad de Ciencias y un local de UGT pegado al río Esgueva. Finalmente, el Ayuntamiento de Valladolid, en 2009, donó una parcela dentro del Plan de los Viveros para este fin.
Las movilizaciones continuaron e incluso se llevó una primera moción al pleno del Ayuntamiento, presentada por el PSOE, con Javier León de la Riva como alcalde, que contó con el apoyo de todos los partidos políticos con representación municipal.
Primer presupuesto de la Junta
Finalmente, se encontró un solar que cumplía con los requisitos necesarios y la Junta de Castilla y León, en sus presupuestos de 2009 y 2010 aprobó una partida de cuatro millones de euros para empezar las obras. Parecía que el sueño de los vecinos del barrio Hospital podía convertirse en una realidad, pero no fue así. Pasó el ejercicio y no se movió ni una piedra. Es más, el dinero se perdió al no ejecutarse. Un varapalo importante puesto que, a nivel administrativo, había que empezar de cero y pasar otra vez toda la tramitación.
Esa circunstancia provocó que, con Manuel Escarda, actual senador del PSOE y en aquel entonces coordinador del centro, volvieran a incrementarse las presiones vecinales. De esa manera se logró que se realizaran nuevas reformas fundamentalmente eliminando espacio en las zonas de espera para la construcción de nuevas salas. Con ello, al menos, se consiguió que el centro fuera pionero como unidad de gestión clínica y que se convirtiera en referente en cuanto a la formación de médicos y enfermeras ganando mucho prestigio a pesar de las limitaciones de espacio.
Hubo que esperar nueve años más para que en 2017 La Magdalena entrara de nuevo en los presupuestos de la Junta de Castilla y León con un montante aproximado de cinco millones de euros. En esta ocasión sí se dieron los pasos necesarios para no perder la partida destinada, sobre todo con la licitación del proyecto.
José María Pino, gerente del Área Este, tomó las riendas de la operación, sobre todo por la presión realizada por los vecinos que todos los viernes, durante años, se estuvieron concentrando en las puertas del centro para solicitar el nuevo edificio.
Inicio de las obras
Pasó el tiempo y a principios de 2019 se iniciaron las obras por parte de la constructora. Un edificio de una planta, muy parecido al del barrio de La Victoria, en el que se contó con las indicaciones de los responsables del centro de salud para cubrir las necesidades que, durante años, habían detectado.
Todo parecía ya estar encaminada en poner fin a una reivindicación histórica, pero llegó la pandemia. Las obras se paralizaron y en mayo de 2020 la constructora dio en quiebra dejando la obra empezada solo con el esqueleto del inmueble casi terminado.
Un frenazo que ha provocado que la administración regional haya tenido que iniciar un nuevo plazo para realizar otro proyecto y una nueva licitación. Ocho meses que empezaron a contar en julio de 2020 y que finalizó en marzo de 2021 sin avances de ningún tipo. Antes esta situación, de nuevo la asociación vecinal preguntó y la respuesta volvió a ser la de siempre: más tiempo. En esta ocasión dos meses, mayo de 2021, para que se licitara la obra.
Antes esta circunstancia, de nuevo se retomaron las manifestaciones de los viernes ya que no se produjeron avances ni por parte de la Gerencia del Sacyl, ni de la Dirección general de infraestructuras. Al menos sí que hubo un movimiento clave para no perder los pocos progresos conseguidos. Llegó por parte de la gerencia del Área de Atención Primara Zona Este que asignó un dinero para licitar el proyecto y así conseguir que otra empresa retome el proyecto. Y aunque todo apuntaba que en enero de 2022 podrían iniciarse otra vez las obras, la situación sigue siendo la misma.
Falta de interés
El senador del PSOE, Manuel Escarda, antiguo coordinador del centro, explicó a El ESPAÑOL – Noticias de Castilla y León, que “el barrio Hospital y sus vecinos no merecen esta desatención tan largamente mantenida en el tiempo”. Para el senador, “es difícil entender como después de 20 años de espera, de necesidad objetiva de un nuevo espacio físico para la ubicación de un nuevo Centro de Salud".
Escarda recordó como "la Consejería de Sanidad, que tuvo un presupuesto aprobado para la construcción de ese nuevo Centro de Salud y lo perdió, y que en 2019 aprobó otro, haya permitido, una vez que se iniciaron las obras, que se volvieran a paralizar en marzo de 2020 como consecuencia de la quiebra de la empresa constructora licitada”.
En su opinión “no se ha actuado diligentemente, permitiendo el retraso, otro más, porque ya ha pasado un año desde esa paralización y es imprescindible que se agilicen los plazos administrativos para dar continuidad a las obras que hagan posible ese nuevo Centro de Salud Magdalena en el plazo más corto preciso”.
De momento, la esperanza no se pierde aunque todas las trabas y retrasos sufridos hace que la obra de La Magdalena se haya convertido en un auténtico via crucis para los vecinos el barrio. Pese a ello, esperan tener pronto su centro de salud terminado para acabar con una reivindicación que se inició ya hace tres lustros.