Catedrático de Literatura Española de la Universidad de Valladolid, José Ramón González buscará convertirse en rector el próximo mes de abril. Nacido en México, hace 62 años, el aspirante apuesta por el consenso y por potenciar la labor investigadora y las bondades de la institución.
Amante, como no podía ser de otra manera, de la lectura y también del tenis y de una buena serie, González atiende a EL ESPAÑOL – Noticias de Castilla y León en esta entrevista.
P.- Nació en México. ¿Por cuántos países y universidades ha pasa?
R.- Soy una persona que ha estado en tres universidades distintas. No soy graduado en la Universidad de Valladolid. Hice mis estudios en la Universidad Complutense. Tengo una experiencia previa en esa universidad, que es distinta a la Valladolid. Histórica también, pero de dimensiones enormes. Estuve cinco años y medio en la Universidad de California, uno de los sistemas más potentes de Estados Unidos, hice un máster dos años y durante tres completé estudios de doctorado allí. Las universidades españolas se han modernizado mucho en los últimos 30 años, pero cuando regresé en 1989, las diferencias entre una española y una norteamericana eran grandes. Las norteamericanas se adaptan a las necesidades del profesorado y de los estudiantes y luego hay una cuestión fundamental que es la financiación. Las cantidades que se manejan en estas universidades, sobre todo en las más elitistas, son enormes, comparado con las de aquí. A veces una universidad de allí puede tener diez veces más de presupuesto que una de aquí. Son cifras muy considerables.
P.- Es catedrático de Literatura Española. ¿Por qué decidió esta rama?
R.- Esa ha sido mi formación como filólogo. En Madrid había estudiado Filología hispánica por la rama de Lingüística y me había orientado hacia la general. Cuando emprendí la aventura americana y entré en un departamento que me permitía estudiar a la vez que daba clases, porque te pagaban por las clases y te liberaban de la matrícula para sobrevivir mientras estudiabas, me acabé volcando hacia la literatura española.
P.- Además, ha desempeñado en los últimos años la dirección general de Políticas Culturales de la Junta de Castilla y León. ¿Cómo ha ido?
R.- Ha sido una experiencia muy enriquecedora. Me ha permitido poner un poco de distancia con la universidad, lo que es bueno para tener una mirada desde fuera y percibir dónde se sitúa en su contexto social. Y es una experiencia buena porque he podido conocer toda la riqueza de la experiencia cultural de Castilla y León. Podía llegar a todas las provincias de la Comunidad, conocer lo que se hace e introducir unos cambios de funcionamiento.
P.- ¿Por qué decide presentarse a las elecciones a rector de la Universidad de Valladolid?
R.- Es una decisión que he meditado durante un tiempo y he decidido dar el salto porque creo que puedo aportar a la Universidad de Valladolid una experiencia de gestión, tanto dentro como fuera, que me permite ver unos matices que se perciben tras adquirir esa experiencia. También puedo aportar un talante de diálogo, de entendimiento, de encuentro, de tratar de integrar visiones distintas, de evitar enfrentamientos. Todos remamos en la misma dirección y lo que interesa es que la UVa funcione. Creo que hay que potenciar esto porque si no escuchamos al otro estamos perdidos. También reforzar la virtud de la empatía y el ponernos en la piel del otro, aunque no compartamos visiones. Es algo que hace falta en el medio universitario y que se ha echado de menos estos años, porque pienso que ha habido menos diálogo del debido y que puedo aportar este elemento.
P.- ¿Cree que se desaprovecha el trabajo que realizan los investigadores de la Universidad de Valladolid?
R.- Tenemos en Valladolid, en las diferentes áreas, grupos de investigadores que trabajan muy bien, que tienen publicaciones relevantes pero que no cuentan con la visibilidad necesaria. Hay que hacer un esfuerzo de comunicación externa para que la sociedad conozca lo que se está haciendo en estos campos y se valore. No es sencillo, pero hay que hacer un esfuerzo extra y un ejercicio de interlocución constante con las distintas instituciones que conforman el tejido de las diferentes provincias y de la Comunidad. Ahí hay que mantener interlocuciones constantes.
P.- ¿Piensa que los estudiantes de secundaria y bachillerato conocen la oferta educativa de la UVA?
R.- No. También hay que hacer una labor de comunicación orientada a determinados objetivos. Está muy bien que la oferta de grados y demás aparezca en páginas de prensa, pero creo que se pierde un mensaje que tiene que estar orientado y repartido por áreas. Que cada centro, que conoce qué tipo de alumnos llega a ellas o los intereses que tienen son los que deberían, con el apoyo del rectorado, hacer políticas de comunicación para llegar a institutos y centros de enseñanza de las cuatro provincias.
P.- ¿Qué propuestas lleva en su programa electoral?
R.- Sobre todo apuesto por reforzar los lazos y los vínculos de la Universidad de Valladolid con la sociedad. Tratar de trasladar la relevancia real de la institución, manteniendo cauces de interlocución con las restantes y con la ciudadanía, haciendo que sientan la universidad como parte suya o de las diferentes provincias. Me parece muy importante también potenciar esta interlocución y las actividades entre los diferentes centros de la Universidad de Valladolid. A veces pensamos que son una cápsula cerrada pero muchas otras ese encapsulamiento se reproduce interiormente y los centros no interactúan entre sí. Para que todas las piezas de la comunidad universitaria se sientan parte de ella, tienen que conocerla. Es importante planificar actividades conjuntas, como actividades culturales, deportivas, y fomentar la conexión interna entre los diferentes centros.
P.- Parece que la Universidad de Valladolid solo tiene un campus, en la ciudad, pero cuenta con otros tres en Palencia, Soria y Segovia…
R.- Habría que hacer una labor concreta de dar a conocer lo que es la institución en su conjunto. Los campus tienen cada uno su propia historia, sus problemáticas y orígenes, pero a veces no se ha conseguido trasladar que esos campus son parte fundamental de la Universidad de Valladolid. Son tan importantes como el de Valladolid, pero trabajan en otras áreas o cubren otras necesidades. Hay que llevar a cabo también una labor de comunicación con esos estudiantes porque, a veces, y cuando estaba en el equipo rectoral anterior lo veía, nos sorprendía descubrir que hay estudiantes que se refieren a su universidad como la de Segovia o de Soria. No es una animadversión a Valladolid, creo que muchas veces no son conscientes de que la institución es toda. Hay que hacer un esfuerzo para trasladar este mensaje a los estudiantes de los campus con el fin de que se sientan parte de la universidad. También hay que trabajar con las autoridades locales de cada provincia, tanto ayuntamientos como diputaciones.
P.- ¿Podría reforzar el papel de estos campus la implantación de nuevos grados?
R.- Yo estaría abierto a poner en marcha nuevos grados que sean innovadores y que atraigan gente de fuera como ha ocurrido con el de Ingeniería Biomédica o con dobles grados que han funcionado bien como el de Informática y Estadística o Matemáticas y Física. Tienen capacidad de arrastrar a alumnos de fuera que vienen a Valladolid. Esto tenemos que analizarlo en función a cada centro.
Tan importante como esto, o más, son los másteres y doctorados. En España la movilidad en los grados es relativamente pequeña porque los estudiantes se quedan en su territorio. Estudiar fuera supone una inversión considerable. El crecimiento o no en la matriculación de esos grados depende de la demografía. Si un territorio está perdiendo población es muy difícil que crezca, sobre todo en los grados. En los másteres y en los doctorados es donde tenemos que crear programas atractivos para atraer a gente de fuera.
En el caso de Valladolid hay programas muy buenos, pero hace falta, cuando llegue el rectorado, hacer una reflexión de los Comités de Grados, y valorar lo que se está haciendo. Hay que hacer un análisis sobre esto.
P.- ¿Cómo ve a sus dos oponentes?
R.- Creo que en esta campaña hay una ventaja para la propia universidad y es que las tres personas que competimos tenemos experiencia de gestión. Esto es bueno, independientemente de quién gane. Todos queremos plantear las mejores cuestiones para el avance de la institución. No significa que estemos de acuerdo en todo. Si se establecen los debates será el momento de verlo y de hablar las cosas de manera racional y civilizada, y así será.
P.- Apostamos por los debates.
R.- Sí. Creo que, por lo menos, tendría que haber dos debates. El problema es que el tiempo de campaña se ha reducido mucho. Habría que hacer uno en la apertura de la campaña y otro en el cierre.
P.- ¿Cómo valora la gestión, a lo largo de estos cuatro años, de Antonio Largo?
R.- Las formas son importantes. Es necesario reforzar el diálogo y los puntos de encuentro y entendimiento entre las diferentes visiones que hay de la universidad. Pienso que eso no se ha cultivado estos años. Está la disculpa de la pandemia y con mi anterior cargo en la Junta sé lo que supone, pero necesitamos recuperar eso. Las personas me transmiten un cierto descontento. Aseguran que las decisiones en las comisiones del Consejo de Gobierno se tomaban rápido, sin debate, sin reflexionar las propuestas… como un rodillo. Esto hay que cambiarlo. También se han hecho cosas buenas que se valoraran en los debates para saber cuáles eran nuevas y cuáles de periodos anteriores. A veces, cuando queremos vender nuestros logros, nos olvidamos de que construimos sobre algo que ya está construido. A mí me gusta reconocer el trabajo de los demás. Es cuestión de justicia. Se han hecho cosas, pero quizás ha habido un momento en el que el impulso inicial languidece y se ha registrado una escasa actividad hasta los últimos tres meses.
P.- ¿Confía en ganar?
R.- Salgo a ganar. El hecho de presentarme supone un esfuerzo y un compromiso con mucha gente que se ha preocupado en apoyarme y en colaborar. A la vez soy consciente de que son unas elecciones abiertas. Nadie puede saber cuál es el resultado. Está muy abierto, pero hay que salir a ganar.
P.- Objetivo y deseo
R.- Mi objetivo se centra en hacer una buena campaña, que las propuestas que llevo calen entre la comunidad universitaria, que voten y salga elegido rector, si no en primera, en segunda vuelta. El deseo es que el que llegue al rectorado tenga criterio, experiencia y las ganas suficientes para implantar una política que beneficie a la universidad.