La localidad de Tordesillas revió hoy uno de los momentos más especiales de su historia. Sus vecinos viajaron al año 1509, al momento en que la Reina Juana I de Castilla hizo su entrada en el municipio, según informa Ical. Acompañada de su padre, Fernando el Católico, y custodiada por los Monteros de Espinosa, su guardia personal, además de su hija Catalina, el séquito de la soberana lo completaron sus damas de compañía, el personal de palacio y los restos mortales de su esposo, Felipe el Hermoso, protegido por monjes que alumbran su paso con antorchas. El curioso cortejo recorrió las principales calles y plazas de Tordesillas, donde la reina fijaría su residencia hasta su muerte, en 1555.
Desde 2005 el Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) organiza esta propuesta cuyo objetivo es conmemorar el estrecho vínculo que compartió la soberana con Tordesillas durante más de cuarenta años. En esta ocasión, las protagonistas de la recreación fueron Marta Rojo Flores y Carla Domínguez Ortega quienes interpretaron a la Reina Juana I de Casilla y a su hija Catalina de Austria, respectivamente.
El CIT dedica sus esfuerzos desde hace dieciocho años a la recuperación de la memoria de una mujer “maltratada y olvidada”, dado que a pesar de haber estado aislada durante 46 años y en el olvido durante más de 500 años, fue reina de Castilla durante 51 años, hija de reyes y madre de seis reyes, logrando que Juana I se haya convertido en la protagonista de un episodio histórico fundamental de la historia de la ciudad.
El Centro de Iniciativas Turísticas, que trabaja de manera altruista en la recreación, es una asociación de vecinos que desea impulsar la promoción turística y cultural de Tordesillas. El Cortejo llegó a las 19.30 horas a la entrada de la villa. Protegida por sus Monteros de Espinosa, su hija Catalina, sus damas de compañía, su padre Fernando el Católico y los numerosos monjes que custodiaban el féretro de Felipe El Hermoso, la reina Juana atravesó la Puerta de la Villa a las 20.00 horas.
El público pudo ver en la Plaza Mayor a varias vecinas asomándose a sus balcones para comentar el bullicio ante la llegada de Doña Juana y su cortejo. Minutos después, en la Puerta del Foraño, Hernando de Tovar, capitán de los Monteros, ordenó abrir las puertas para dar paso a la comitiva, que entró en la localidad amurallada. De nuevo en la Plaza Mayor, Fernando el Católico intentó convencer a su hija para que se quedara en Tordesillas. El acto conmemorativo concluyó en el Palacio Alto, escenario en el que Juana permanecerá, junto a su séquito, durante los siguientes 46 años. Fue allí donde se escenificó uno de los pasajes más doloroso de la vida de la Reina: la muerte de su esposo, Felipe El Hermoso.