La actriz Vicky Luengo ha recibido esta tarde en la 35 edición de la Semana del Cine de Medina del Campo (SECIME), el Roel que la acredita como Actriz del Siglo XXI en la actual edición del festival, un reconocimiento que agradeció por permitirle "formar parte del festival de Medina, que tiene tanto corazón".
"Formar parte de esto me hace muy feliz", explicó Luengo en la rueda de prensa previa a la recepción del galardón, con el que pasa a ser "una pequeña muesca" de la SECIME en el que se refleja "el amor que tú sientes hacia el cine, los cortometrajes y la gente que viene aquí", afirmó mientras se dirigía al director del festival, Emiliano Allende, reconociendo sentir también "mucho amor" hacia su trabajo como actriz, convencida de que así "las cosas salen bien".
Luengo, presente en el reparto de 'El sustituto'' de Óscar Aibar, que se proyectaba justo en ese momento en la Semana de Cine de Medina, reconoció la importancia de su papel de Laia Urquijo en la serie 'Antidisturbios', dirigida por Rodrigo Sorogoyen: "Ha cambiado mi vida, al menos en lo profesional. Esta es una profesión muy difícil, no es fácil tener siempre trabajo ni que te lleguen buenos personajes". En su caso, sin embargo, con esa serie ganó "visibilidad", lo que le permitió darse a conocer y disfrutar de "más oportunidades". "Ha sido un cambio y una suerte muy grande", añadió.
Con 31 años, la actriz nacida en Palma de Mallorca y afincada desde niña en Barcelona puede decir que lleva media vida en el oficio. Empezó con 14 años en un musical infantil y ya nunca quiso dejar la interpretación, pese a ser plenamente consciente de las dificultades del trabajo actoral. "Esta profesión es cíclica. Ahora sé soy una privilegiada, no todo el mundo puede ni siguiera vivir de ello, pero soy consciente de que en poco tiempo puede dejar de ser así", matizó.
Embarcada en el papel "más difícil" que ha afrontado hasta ahora pero que tantas alegrías le está dando en 'El Golem' de Juan Mayorga, que representa en el María Guerrero de Madrid, Vicky Luengo ha dejado ver la exigencia incluso física que supone ese trabajo. En cada función tiene que repetir un gesto en el que fuerza una mano y se ha visto obligada a acudir al fisioterapeuta una vez por semana para evitar contracturas crónicas.
Respecto a las posibles secuelas psicológicas de esos papeles tan duros que le han tocado en suerte, la actriz ha confesado que intenta evitarlas gracias a su forma de entender la interpretación: "Intento ser un canal para contar una historia y que el espectador empatice, procuro que no se me quede dentro lo que me pasa con el personaje". Para compensar esos papeles tan duros que le han tocado en suerte, le gustaría hacer comedia, algo que nunca le han ofrecido, y seguir disfrutando de una profesión que le enriquece como persona, además de disfrutarla: "Ser actriz me divierte mucho y me hace ser más tolerante, creo que me ha hecho ser mejor persona", concluyó.