Melgar de Arriba es la última localidad aguas arriba de la ribera del Cea. La que más lejos se encuentra de Valladolid capital, a casi 100 kilómetros, más de una hora, y que guarda uno de los mejores retablos que se pueden contemplar en la provincia vallisoletana, dedicado a San Miguel, fechado en el siglo XV y atribuido al Maestro de Calzada de la escuela de Pedro Berruguete.
En este bello municipio de 153 habitantes vive Ángel Manuel Martínez Sánchez, de 49 años, y que pasa por ser el panadero del pueblo desde hace 27 años. Amante del senderismo y de pasar un buen rato con sus amigos, caña en mano, nos cuenta los problemas con los que se está encontrando en los últimos días derivados de la guerra de Ucrania que están haciendo tambalearse a la economía de todo el viejo continente.
Ucrania es el primer exportador de cereales de la Unión Europea y uno de los principales proveedores de trigo en España. Según los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en 2020, Rusia fue el mayor exportador de cereales del mundo. Produciendo alrededor de 80 millones de toneladas métricas de trigo al año. Mientras, el país presidido por Volodimir Zelenski genera sobre los 33 millones de toneladas métricas. Haciendo cuentas, los dos estados asumen una cuarta parte del total de exportaciones mundiales.
El conflicto armado entre ambos países está provocando que la oferta de trigo ucranio y ruso disminuyan, lo que está derivando en un alza de precios irregulares que se mantendrán hasta mediados de 2023, cuando lleguen las nuevas cosechas. Efectos que no afectan al consumidor y también a los productores de pan como nuestro entrevistado que tendrán que subir el precio de este producto tradicional para cubrir los costes.
Desde las 2.00 de la mañana
Suena campana a las 2.00 de la mañana en verano y a las 4.30 en invierno para Ángel. Las luces en la calle Consistorio Nº5 de Melgar de Arriba se encienden y el pan comienza a tomar protagonismo para que entre las 8 y las 9 de la mañana esté cocido y el que quiera pueda comprar este manjar, del que solo nos percatamos que existe cuando no está sobre la mesa.
“Llevo 27 años con la panadería. La heredé de mi padre”, nos confiesa orgulloso el dueño, que continúa con el negocio para extender el legado familiar. Y es que la historia y la tradición no pueden romperse. Pan y bollería, entre estas últimas unas suculentas magdalenas y pastas de sabor envidiable.
“Elaboro el pan de la forma tradicional que me enseñó mi padre y el secreto está en que lo cocemos en un horno de leña. Lo distribuimos tanto por Melgar de Arriba como por Santervás de Campos, en la provincia de Valladolid, como en Valdespino Vaca, en la de León”, añade el panadero, antes de meternos en los efectos dañinos que está produciendo la guerra de Ucrania dentro del gremio.
“No descarto subir el precio de la barra de pan en los próximos días”
Ángel asegura que el precio de las materias primas “ha experimentado un incremento” que venía produciéndose desde antes de que Rusia atacara Ucrania pero que “se ha acentuado” con el inicio de un conflicto que continúa, con duros ataques de las tropas lideradas por Vladimir Putin mientras la resistencia ucraniana se defiende como puede.
Este aumento del valor monetario de, por ejemplo, el trigo, se nota en su negocio. No escasea, hasta el momento, eso sí. “Estuve hablando el otro día con un proveedor y me dijo que, de momento, había bastante, pero si la guerra continúa podría producirse un desabastecimiento”, nos confiesa.
El de Melgar de Arriba asegura que además del trigo ha subido la harina. Y calcula que con este aumento de productos básicos para la elaboración del pan a él le sale entre “un 20 y un 30% más caro” elaborar una barra.
“No hemos subido, de momento, el precio de la barra de pan, pero no descarto tener que hacerlo en los próximos días”, confiesa Ángel resignado. El madrugar, y el trabajar para no cubrir, si quiera, los costes de producción, no es viable.
Un futuro “complicado”
“Veo el futuro complicado, pero no solo por la guerra sino porque vivimos en una zona muy despoblada y los pequeños negocios tienen que luchar mucho para poder sobrevivir”, afirma el panadero resignado y con una soga al cuello que aprieta a muchos pequeños negocios de la provincia pucelana.
Provincia a la que la despoblación está golpeando con fuerza. Si comparamos los datos del INE del 2012 la capital y sus 224 municipios contaban con 534.280 habitantes mientras que en la actualidad cuenta con 519.361. Lo que lastra también a estas pequeñas tiendas, como la de Ángel que ven como su liquidez económica se va apagando.
De momento, la barra se paga a 1,05 y el pan de bregado a 1,60. Habrá que esperar para saber si la repercusión por el conflicto entre Rusia y Ucrania obliga a subir el precio.