Llegó, vio y venció. “Veni, vidi, vici”. Así fue el debut de Francisco García Álvarez, más conocido como Paco García, en la que es su vuelta al club de sus amores. Apenas 48 horas después de coger la batuta del equipo, el Real Valladolid Baloncesto confirmó su metamorfosis cuando la ausencia de victorias más apretaba.
Paco García (Valladolid, 23 de abril de 1967) ha vivido por y para el basket desde que tenía 14 añitos. Amante de la lectura, sobre todo de la novela negra y de César Pérez Gellida es amante también del fútbol.
En busca de la salvación y pocas horas antes del choque decisivo ante Melilla, el “nuevo” entrenador del Pucela de baloncesto atiende a EL ESPAÑOL – Noticias de Castilla y León en esta entrevista:
P.- ¿Dispuesto a cambiar el dicho de que “segundas partes nunca fueron buenas”?
R.- Es la cuarta vez en el banquillo del primer equipo de la ciudad, pero sí es cierto que es la segunda en el nuevo club. Nunca sabes lo que el futuro te va a deparar. Vengo con ilusión y con un objetivo que es dejar al equipo en la LEB Oro. A partir de ahí, intentar volver a crecer.
P.- De momento la cosa ha comenzado con un ‘Veni, vidi, vici’, en toda regla…
R.- Lo que más me obsesiona es que no sea un efecto gaseosa y se lo he dicho a los jugadores. De nada serviría lo que hicimos el domingo si no somos capaces de confirmarlo este viernes. Es un debut soñado por cualquiera, contra el segundo clasificado, jugando bien, ganando y enganchando con el público que era una de las deudas pendientes que tenía el equipo en Pisuerga. Estoy contento pero preocupado con lo que nos espera esta noche en Melilla.
P.- ¿Cómo puede pasar un equipo, en apenas 48 horas, de estar en crisis a ganar, con suficiencia, a uno de los gallitos de la competición?
R.- Cualquier cambio es traumático y, en este caso, también lo ha sido. La salida de Roberto ha sido traumática, la llegada de Paco no se sabe si va a ser para bien o para mal, aunque en este caso, y tras el comienzo, parece que empezamos bien. Ojalá las buenas sensaciones se prolonguen en el tiempo. Cualquier cambio en un grupo de trabajo supone una explosión, en este caso de positivismo, de mirar hacia delante y de intentar encontrar soluciones. Yo ni anoto puntos, ni cojo rebotes ni defiendo bien o mal, pero sí les puedo enseñar el camino para que ellos lo puedan hacer.
P.- ¿Qué les dijo a los jugadores a su llegada? ¿En qué incidió para revertir una dinámica tan negativa?
R.- Que era el momento de ganar. Que me importaba muy poco si jugábamos bien o mal y que el único objetivo era ganar. Evidentemente, tienes más opciones de ganar jugando bien pero también tenemos que ser capaces de leer las oportunidades que nos da un partido, jugando mal, de ganar. Aquí el único objetivo hasta final de temporada es ganar partidos.
P.- ¿Habló con Roberto González para palpar un poco cómo estaba la situación en el vestuario?
R.- Nos hemos intercambiado mensajes. Somos amigos desde que teníamos 15-16 años, en el Colegio Lourdes. Lo he hecho tanto con Roberto, como con Alfredo Calle.
P.- ¿Qué se encontró en el vestuario por parte de los jugadores? ¿Cuál era su ánimo y su predisposición?
R.- Les vi con una clara vocación de querer mejorar. El respeto hacia Roberto ha sido máximo desde todos los estamentos del club. Jugadores, staff técnico y directiva. Lo ha sido a la salida de un entrenador y a la llegada de otro. Creo que es difícil hacer mejor las cosas y lo digo yo que vengo de un despido en Fuenlabrada en el que me hubiera gustado que alguien se hubiera portada la décima parte de bien de lo que se ha hecho aquí. Desde ahí, los jugadores tienen que mirar hacia delante. Ha salido un entrenador, llega otro, a trabajar y a mirar a lo que pueda venir.
P.- ¿Cree que este equipo no había sacado todo su potencial?
R.- Yo creo que no. Como espectador, que es como más los he visto, más que como entrenador. Pienso que los jugadores tienen un potencial para mejorar y estar más arriba de lo que está el equipo.
P.- El capitán, Sergio de la Fuente, ¿Qué le ha dicho? ¿Han hablado cara a cara?
R.- A Sergio lo conozco desde que era un niño. Yo lo subí al primer equipo del Grupo Capitol con 16 años y lo puse a jugar en Peñafiel, si mal no recuerdo, en un partido ante Lietuvos Rytas. Conozco a sus padres y a la familia. Sergio es una persona entrañable en el trato personal. Luego está la exigencia y él sabe que yo no doy tratos diferentes a mis jugadores.
Le he pedido a la plantilla que les trasmita lo que soy yo. Una persona muy exigente con mi trabajo, pero cuando acaba el entreno no tengo ningún problema en hablar tranquilamente con nadie. Sé diferenciar lo que es la exigencia en el trabajo de lo que es la vida.
P.- ¿En qué ha cambiado Paco García, tres años después de su marcha?
R.- Soy tres años más maduro, tengo el pelo más blanco, soy más pausado. Estoy muy desencantado con el baloncesto profesional que he podido tocar en estos tres años parado, pero con mucha ilusión de poder ayudar al equipo a salir de la situación.
P.- ¿Por qué volvió a asumir este reto? ¿Qué le motiva?
R.- Es un cambio traumático para mí. Pasas de tener una vida sosegada, alternando temporadas largas en Valladolid con otras en Tenerife. De una vida muy tranquila a la locura de un entrenador profesional. Hay que estudiar a los rivales, no solo preparar los entrenamientos y partidos. Atender a la prensa, contacto con la directiva, con los aficionados…
Me convenció la reunión en la que estaba Alejandro García Pellitero, Saúl y Lorenzo en la que me dicen que están convencidos de que soy el entrenador que puede sacar al equipo de esta situación. Cuando ves esa interpretación y esa vocación de que quieren que seas el entrenador acepto el reto ante mi compromiso con la ciudad y con el club. Es un compromiso más personal y moral que deportivo.
P.- ¿Qué es lo que más le ha sorprendido en su vuelta?
R.- Hay cosas que en estos tres años el club ha mejorado. Ha progresado en muchas cosas y es para estar muy orgullosos del club.
P.- Ve a la ciudad, tres años después, ¿menos identificada con el club?
R.- Veo a la ciudad como siempre con el club. Pienso que la pandemia ha hecho daño a la asistencia a los eventos deportivos. También es cierto que, si el equipo es capaz de contagiar y mandar un mensaje de que podemos hacerlo bien y ganar partidos, el público va a venir. El aficionado, cuando sale del pabellón, lo que quiere, es decir: “hemos ganado” no “han perdido otra vez”. Ese es el mensaje que queremos transmitir. Que podemos hacer que el público salga contento con lo que ha visto.
P.- El club lo que quiere es crecer y con la afición al lado.
R.- Hablaba hace pocas horas, en otra entrevista, que yo a los jugadores les digo que están sentados en un vestuario por el que han pasado Óscar Schmidt, Sabonis, Corbalán, Lalo García… Eso tiene que ser motivación para ellos para salir y darlo todo. Son leyendas del baloncesto mundial. Hemos vivido grandes noches aquí con un pabellón lleno. Ojalá lo recuperemos.
P.- Echando un vistazo a la clasificación, ¿Miramos más abajo o arriba?
R.- Lo primero y más importante ahora es mirar abajo. Los equipos que están por debajo están muy cerca. En cualquier momento podemos tocar descenso. Hay que tener en mente que el riesgo existe, es real y si no ganamos nos veremos cerca de una situación muy peligrosa.
P.- ¿El Playoff queda lejos?
R.- Ahora mismo ni lo valoro. Con ganar el próximo partido, que es el que me preocupa, me vale.
P.- Próximo partido que es esta noche, ante Melilla. ¿Cómo lo ve?
R.- Es un equipo que también se ha visto empujado a la zona media-baja de la tabla y que, como nosotros, quiere certificar la permanencia. Tiene buenos jugadores, con muchos recursos y un buen entrenador. Arturo conoce perfectamente esta competición. No va a ser un rival fácil.
P.- Objetivo y deseo.
R.- Deportivamente, a nivel global, que se salve el Valladolid de Baloncesto, que también lo haga el Atlético Valladolid, que ascienda el Real Valladolid de fútbol. Que las chicas del Aula Valladolid entren en Europa. Que el rugby gane algún título y el hockey lo siga haciendo. A partir de aquí, mucha salud para todos los que nos rodean. Lo que más me preocupa, ahora mismo, es la salud. Sin ella es difícil pensar mucho más allá. Vivimos rodeados de muchas incertidumbres a nivel personal, social y político y no podemos mirar más allá de las pequeñitas cosas para seguir adelante.