Cerca de Alcazarén, en la finca 'El Refugio', tiene su predio el ganadero Jesús Pérez, un buen aficionado que desde hace unos años compagina su labor de empresario con la de criador de toros bravos. Estamos pues, ante un ganadero romántico. Y en su coqueta finca, reunió a sus familiares y a un nutrido grupo de amigos para marcar de por vida a más de una treintena de machos y hembras en lo que se denomina una de las faenas camperas más importantes de una ganadería de bravo: el herradero.
Es una parte, ya que reserva más de medio centenar de animales para otra ocasión, y de esta forma complacer a otra tanda de invitados. Los herraderos, además de la seriedad que conlleva esta importante faena, sirven también para ofrecer a sus familiares y amistades una mañana de asueto, de distracción y de convivencia. Y en eso, Jesús tiene amigos para dar y tomar.
El herradero fue oficializado por Julián Escudero, veterinario de la Asociación a la que pertenece el hierro de Toros de Brazuelas. Julián, además es propietario de la ganadería charra Escudero de Cortos. Buena gente y buen aficionado.
La mañana resultó muy agradable de temperatura, amenazante de lluvia pero sólo eso. Con nuestra gráfica Natalia recorrimos las instalaciones donde pastan las 140 vacas madres y el resto de animales de origen “juan pedro”. Los becerros con sus madres, los añojos, erales, utreros y los de saca para esta temporada. Animales estos bien conjuntados, hechos, armoniosos, con cara. Y todos ellos, en número de 28, están ya ojeados, vistos y apalabrados para su lidia. El ganadero nos mostró su satisfacción.
Y todo ha surgido a raíz de la corrida de toros lidiada en Roa en agosto pasado, con la que el ganadero vallisoletano cosechó un triunfo importante. Era su bautismo ganadero en corridas de toros, que no es moco de pavo. Y salió airoso y triunfante. Hace unos días recogía el galardón que le otorgaron en la villa burgalesa los de la peña 'El Tinte'.
Tras el herradero llegaron las viandas ofrecidas por la familia ganadera. Jesús y Alicia volvieron a mostrar su generosidad y amistad, obsequiando a sus invitados con deliciosos productos como unas sopas de ajo y unos garbanzos con callos. Además de otras exquisiteces como chorizo y salchichón de matanza casera y un buen queso de oveja, además de empanadas de bonito y otros productos. No faltaron los buenos caldos en todas sus variantes.
Nosotros nos marchamos porque había que cubrir otro acto taurino en Herrera de Duero, (premio al rejoneador Sergio Galán) pero la fiesta continuó hasta bien entrada la noche. La parrillada fue descomunal, según nos contaron los que la disfrutaron. En definitiva, una jornada deliciosa en el campo y con amigos. Los toros unen, y ofrecen estas cosas tan sencillas y a la vez tan hermosas. Enhorabuena ganadero.