El como decía el historiador francés Fernand Braudel, el tiempo largo de la historia hace referencia a "aquellas realidades históricas que permanecen por debajo de los acontecimientos y que no sólo modifican uno de estos sucesos, sino que permanecen durante varias generaciones".
Científicamente, la cerámica es una de estas realidades que ofrece información pasada que se materializa también en nuestros días. En este punto, investigadores de la UVa han realizado un análisis exhaustivo de los componentes químicos de la cerámica encontrada en una de las poblaciones vacceas más importantes, Pintia (actual provincia de Valladolid), con el fin de estudiar la vida de estas comunidades y determinar su desarrollo tras la presencia romana.
La alfarería, junto a la agricultura, era una de las grandes actividades económicas del pueblo vacceo de Pintia. Prueba de ello es la existencia de un barrio específico para este trabajo denominado Carralaceña. En vista de este contexto, los profesores de la Universidad de Valladolid Carlos Sanz y José Carlos Coria consideraron que para conocer cómo era la situación en Pintia era necesario investigar más acerca de las piezas de cerámica que se encontraron en la ciudad vaccea y que, en consecuencia, permitirían determinar cómo evolucionaron los modos de vida de la población local tras la conquista romana.
Fueron un total de 409 las piezas analizadas utilizando distintas técnicas arqueométricas, que permiten acercarse a la tecnología cerámica a través de sus propiedades física y químicas. "La utilización de la arqueometría para el estudio del pueblo vacceo es algo novedoso. Hasta la fecha solo existía un trabajo que aplicaba – y de forma parcial - este tipo de técnicas analíticas a cerámicas vacceas. Este es el primero que aporta un corpus de datos y conclusiones de manera consistente", señala Coria, explicando la metodología utilizada en el artículo recientemente publicado en la revista Journal of Archaeological Science: Reports.
Acerca del análisis físico-químico de la cerámica
Las piezas analizadas en el estudio se asocian a las tres fases más recientes documentadas en la ciudad de Pintia. Durante la primera y la última, que coinciden con la propiamente indígena y la plena implantación romana, se recogió una mayor muestra. Las dos producciones más frecuentes encontradas son las cerámicas finas anaranjadas que se utilizaban principalmente para el servicio de menaje y la cerámica común o tosca. Sin embargo, en cada cerámica existen diversos factores que pueden alterar sus características físico-químicas. El mismo Valle Medio del Duero proporciona diferentes propiedades dependiendo del punto de donde extraiga la arcilla. Por ejemplo, se ha detectado que en época romana se prefería el uso de unas canteras más ricas en impurezas frente a las escogidas en momentos genuinamente vacceos.
También es importante analizar el tipo de desengrasante que se utilice tales como la materia orgánica o la calcita. Pero si hay algo que determina el tipo de composición de la cerámica es el tiempo de cocción. Tal y como apunta Sanz, "durante la cocción asistimos a la alteración, destrucción y neoformación de determinados minerales contenidos en las cerámicas, lo que nos permite concretar las temperaturas estimadas de cocción que alcanzaron las piezas en el horno.
En el pueblo vacceo la mayoría fueron cocidas entre los 800 y 950 grados y son muy pocas las que alcanzan los 1100 durante este periodo de la Prehistoria, ya que eso significa un desarrollo tecnológico más avanzado." Para llevar a cabo las distintas técnicas analíticas, los procedimientos se establecieron "de menos a más", es decir, en primer lugar, se observaba la pieza de manera más superficial, con una clasificación de visu de las distintas pastas que se tienen, hasta que los últimos procesos permitían ver de manera más detallada otras características de las cerámicas como minerales, rocas o las temperaturas estimadas de cocción.
Un total de cuatro técnicas complementarias propias de la arqueometría que dan lugar a un estudio de la cerámica completo. Como explican los investigadores, es fácil observar a simple vista el tipo de cerámica que es tal como la torneada negra bruñida, gris cérea o la fina anaranjada hecha a torno, e incluso, los cambios en la decoración o pintura, entre otras cosas. Sin embargo, si no se realiza un estudio de estas dimensiones, no se logra profundizar en los verdaderos cambios que se experimentaron en el territorio.
El pueblo vacceo de Pintia: personalidad y adaptación
Como en cualquier periodo de tránsito la adaptación al contexto es esencial para poder sobrevivir. Tras la llegada de los romanos a zona vaccea, estos cambiaron sus costumbres. Sin embargo, se produjo de manera muy progresiva puesto que si hay algo que caracteriza a este pueblo es la conservación de sus raíces. Ante esa idea, Coria matiza que "ya bajo denominación romana, preferían seguir usando su propia cerámica mucho más que las modas traídas por los romanos", aunque es cierto que supieron adaptarse e incluir las influencias que recibían.
De hecho, serán muchos los alfares que mantengan las formas tradicionales de producir la cerámica hasta que finalmente, ya a mediados del siglo I d.E.C., se observa una producción más masiva e industrial con piezas hechas a molde. Por otro lado, otro elemento característico es la decoración, en la que también se perciben ciertos cambios. "El mundo vacceo es muy anicónico: prácticamente no hay imágenes sino elementos geométricos como triángulos o semicírculos concéntricos muy propios. En contacto ya con los romanos se generalizan algunos motivos iconográficos como pájaros o prótomos de caballos que expresan muy bien parte de los cambios", aclara Sanz.
En el interior de cada una de las tumbas de la necrópolis de Pintia, denominada Las Ruedas, se han encontrado diferentes producciones de cerámica. Con esos hallazgos se demuestra que estas elaboraciones estaban dotadas también de cierto valor simbólico y se plasma el papel que han tenido las personas en vida. Los investigadores continúan descubriendo los objetos que comparecen en cada tumba, aunque otras de las líneas de exploración, de las muchas que hay en el centro, están ahora enfocadas en "estudiar arqueométricamente e históricamente las cerámicas torneadas negras bruñidas de las cuales solo hemos podido analizar un ejemplar hasta la fecha, así como la cerámica grisácea que trata de imitar la vajilla de plata." Unos análisis que permitirán saber más sobre la cerámica de nuestros antepasados vacceos y, en definitiva, seguir desarrollando el tiempo largo de la historia.
El contexto de Pintia
El pueblo vacceo es un grupo de la segunda Edad del Hierro asentado en el Valle Medio del Duero desde finales del V. a.E.C. Fueron conquistados por los romanos en el siglo I a.E.C. La ciudad de Pintia recoge uno de los complejos vacceos más importantes y se sitúa en los municipios de Padilla de Duero y Pesquera de Duero en la provincia de Valladolid.
Se compone del hábitat de Las Quintanas, la necrópolis de Las Ruedas, el crematorio de Los Cenizales, un supuesto santuario entre Los Hoyos y Las Ruedas, y, ya en el término de Pesquera de Duero, el barrio artesanal de Carralaceña, con su zona residencial, su correspondiente necrópolis y diversos centros de producción alfarera local. La Zona Arqueológica Pintia es declarada Bien de Interés Cultural desde 1993. El Centro de Estudios Vacceos Federico Wattenberg (CEVFW) de la Universidad de Valladolid acoge los estudios de esta cultura y es donde se ha llevado a cabo gran parte de la investigación del artículo.