Mientras esperamos la llegada de los coches voladores, los hologramas o poder viajar al pasado, nuestro alrededor va avanzando como si un tren a toda velocidad nos adelantase por los dos lados. Cierto es que las ideas futuristas mencionadas anteriormente parecen lejanas, pero hoy se pueden encontrar otras que hace unos años parecían sacadas del libro La máquina del tiempo, de H.G.Wells.
Un sector que avanza a pasos agigantados es el de la alimentación. Por supuesto, la cocina tradicional sigue siendo la base sobre la que se sustenta el día a día de la gente, pero la gastronomía es tan diversa que en pocos metros de una calle podemos encontrar un restaurante con platos de cuchara, siempre bienvenidos, y cocinas vanguardistas que emulan los codiciados platos típicos pero llevados a un universo más minimalista, expresivo y, sobre todo, innovador. En definitiva, la cocina del futuro.
Los torreznos del futuro
De esa innovación nacen los torreznos del futuro que reza el título de este reportaje. El toque del crujiente unido a la grasa del cerdo es uno de los caprichos más queridos del comensal, acompañado siempre de un buen caldo que de sentido al conjunto. Sin embargo, en este futuro tan presente ha surgido un torrezno sin cerdo, sin grasa y sin carbohidratos.
Un producto hecho a base de proteína de guisante y especias, con el toque tan característico del aceite cuando lo fríes. En definitiva, un resultado final que imita al milímetro al torrezno de toda la vida. Este pequeño aperitivo ha sido el ganador de los Premios Ecotrophelia España 2022. Un galardón organizado por la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) con el apoyo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. El objetivo no es otro que reconocer la innovación y la sostenibilidad de los nuevos alimentos que coparán las cartas de los bares y restaurantes en un futuro muy cercano.
Los protagonistas de este nuevo aperitivo son Lorena Paniagua, Adrián Torres y Ruth Olivella. Un proyecto que nació tras la proposición de un profesor de la Universidad de Valladolid que les presentó la base del producto, la proteína del guisante, y dejó que la creatividad e innovación de estos jóvenes estudiantes volase por si sola.
"No mirar al suelo mientras los demás se comen una tapa de jamón"
La vallisoletana Lorena Paniagua señala que este es un producto pensado para que una persona vegana o que esté haciendo dieta "no tenga que mirar al suelo mientras sus amigos se comen una tapa de jamón o, precisamente, unos torreznos". Un producto además que no existía antes en este mercado y que rompe con una barrera normalizada en este sector alimentario, y es que normalmente los alimentos veganos están hechos con "proteína de legumbre seca". "Nuestra novedad es que la proteína está húmeda. Cuando sale de la extrusora se suele calentar y nosotros la enfriamos y el agua se queda dentro", explica la joven.
De esta manera, y unido a diferentes técnicas de cocción, fritura y las especias que añaden, nace este rompedor producto que busca recuperar sabores para aquellas personas que por salud o ideales se han visto privados de ellos.
Tormenta de ideas hasta llegar al producto final
Hasta llegar a una idea definitiva antes existen cientos de pasos previos en forma de tormenta. Y es que el torrezno no fue la primera elección para el concurso de estos jóvenes. "Llegamos a elaborar chorizo, patés de diferentes sabores, salsa boloñesa, tiras de pollo o pimientos rellenos", recuerda Lorena Paniagua. La decisión final fue el torrezno porque querían ir a Barcelona con "un producto español e innovador".
"Decidimos juntar por un lado la proteína por el mundo vegano y por otro que fuera saludable y sostenible, ya que producir carne es menos sostenible. Cuando produces carne de vaca por cada kilo se necesitan 15.000 litros de agua, de cerdo 9.000 y de pollo 4.000, para una legumbre es mucho menos", añade la vallisoletana.
El día de los premios Ecotrophelia España 2022
Una vez aterrizados en la Ciudad Condal e inmersos en cocinas tenían dos horas para preparar los torreznos. Sin embargo, Lorena, Adrián y Ruth se sentaron en una silla mientras veían como sus competidores cocinaban a destajo para llegar a tiempo antes de que la manija completase las dos vueltas al reloj.
"Queríamos que nuestro producto fuera algo fácil de cocinar, entonces era 5 minutos antes de la presentación abrir el envase y freír", explica Lorena Paniagua. A priori, podía parecer que detrás de los torreznos veganos no hay trabajo, pero la confianza en sí mismos y todo el esfuerzo invisible previo dio fruto a una recompensa bien merecida.
"Estábamos muy convencidos de nuestro producto y pensábamos que un tercero o un segundo podíamos llevarnos, pero al ver que no nos los dieron y al tener un claro favorito, la sensación fue que el primero no era nuestro. Es más, dijeron nuestro nombre y ni nos levantamos, nos quedamos sentados, no sabíamos cómo reaccionar", recuerda la joven ingeniera.
Ahora toca París
Finalmente, ese sueño se confirmó y ahora Lorena, Adrián y Ruth viajarán a París para defender un producto innovador, ecológico y saludable con todas las señas de identidad de la gastronomía española pero con el toque del futuro que busca adaptarse a las nuevas corrientes y mercados del siglo XXI.
"Creemos que es muy buen producto pero que lo tenemos difícil por el hecho de que el torrezno es un producto nacional. Tú eres español y conoces un torrezno, pero sacarlo fuera del país es complicado, estamos buscando la forma de como presentar eso lejos de nuestras fronteras", concluye Lorena pero con las esperanzas intactas por conseguir un nuevo premio para este torrezno del futuro con sabor vallisoletano.