La Semana Santa de Valladolid 2022 está afrontando este Viernes Santo su día grande. Tras dos años de pandemia con las calles vacías y los pasos en sus iglesias, esta esta siendo la semana de pasión del reencuentro con calles abarrotadas de vecinos, curiosos y turistas que se afanan por conseguir el mejor sitio para beber de días únicos con la magia de la devoción a orillas del Pisuerga.
La actividad este viernes ha comenzado pronto, concretamente a las 8.30 horas, cuando Álvaro Gimeno ha llevado el Pregón de las Siete Palabras, que congrega a cientos de personas por las calles de la ciudad, por el centro neurálgico de Valladolid. Tras recibir el pergamino, el pregonero, montado a caballo, ha realizado una primera lectura en el Palacio Arzobispal para pronunciarlo posteriormente en plazas, iglesias y avenidas de la ciudad del Pisuerga.
A las 12.00 horas se ha desarrollado uno de los momentos más esperados de la Semana Santa de Valladolid como es la celebración del Sermón de las Siete Palabras. Minutos antes las autoridades, con el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, a la cabeza, se agolpaban para ver cómo el corazón de Valladolid volvía a recuperar el pulso en esta Semana Santa 2022 tan especial.
Además, han estado presentes el arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, el obispo auxiliar de Valladolid, Luis Argüello, concejales y otras personalidades dentro del mundo político de la ciudad vallisoletana.
Todos los Viernes Santo, Valladolid se engalana con telones negros y un sacerdote reflexiona sobre las siete palabras que Cristo pronunció en la Cruz. Se trata de una bella representación que data del año 1943 y que acaba por transformar Valladolid en un auténtico escenario del siglo XVI.
Cada palabra se ilustra con el paso que la representa. La cruz alzada y los ciriales de la cofradía se han ido desplazando, en esta mañana, delante de cada una de ellas, según avanza el Sermón bajo la atenta mirada de los asistentes.
En esta ocasión, el Sermón de las Siete Palabras ha sido ofrecido por el arzobispo emérito de Zaragoza y coordinador del equipo sinodal de la Conferencia Episcopal Española, Vicente Jiménez Zamora, que ha ido desgranando esas siete palabras:
1. Primera palabra: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. (Lc 23, 32-34)
Sobre esta primera palabra ha recordado que este evangelio del perdón es “radical, sublime, pero molesto y casi imposible de cumplir sin la gracia de Dios, que da fuerzas para amar y perdonar”. “¿Ignoraba Jesús que llevamos dentro una innata Ley del Talión, que nos manda el odio y la venganza Precisamente, porque lo sabía, nos propone un camino de liberación y de felicidad, no mediante una estúpida pasividad, sino por la fuerza activa del perdón, como expresión del amor. Para perdonar, el camino es el amor”, incidió el arzobispo soriano.
2. Segunda palabra: En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso (Lc 23,39-43)
Sobre esta, Jiménez consideró que Cristo, a través de esta respuesta, “da la firme esperanza de que la bondad de Dios puede tocarnos incluso en el último instante de la vida, y la oración sincera, incluso después de una vida equivocada, encuentra los brazos abiertos del Padre bueno que espera el regreso del hijo”.
3. Tercera palabra: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego, dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre (Jn 19, 25-27)
En referencia a la tercera ha añadido que María la acogió “en su propia realidad, en su propio ser, en su casa”, y “así forma parte de su vida y las dos vidas se compenetran”. “Aceptarla en la propia vida es el testamento del Señor. Por tanto, en el momento supremo del cumplimiento de la misión mesiánica, Jesús deja a cada uno de sus discípulos, como herencia preciosa, a su misma madre, la Virgen María”.
4. Cuarta palabra: Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado? (Mt 27 45-49).
En la cuarta, ha puesto como ejemplo pensar en la “soledad de los ancianos descartados porque no producen; en el drama del abuso sexual de los menores en la Iglesia, pero también en la sociedad; en las personas sin techo; en las mujeres maltratadas, en la angustia de tantas familias de refugiados a causa de la guerra en Ucrania y de otras guerras en distintas partes del mundo; y en toda la interminable letanía de las angustias humanas, que tiene múltiples rostros”. Y remato que para quien no tiene fe, el misterio de la vida puede conducir "al absurdo y desembocar en la desesperación”, pero para quien la tiene y espera en el Señor, “ese misterio del mal, aunque no tiene una explicación total, sí que tiene un sentido y un valor”.
5. Quinta palabra: Tengo sed (Jn 19, 28-29)
Sobre la quinta palabra y su aplicación en la vida, el arzobispo emérito ha expuesto que además de sed física, Jesús “tiene otra clase de sed, de amor”, que también es la de la Humanidad, porque el “hombre es un pozo de llanto y de sed, tiene sed de verdad”. “Siempre permanece en lo más profundo de su corazón la nostalgia de la verdad absoluta y la sed de alcanzar la plenitud de su conocimiento. Lo prueba su búsqueda del sentido de la vida. El desarrollo de la ciencia y de la técnica no exime al hombre de plantearse los interrogantes fundamentales, sino que más bien le estimula a afrontar las luchas más dolorosas y decisivas, como son las del corazón y de la conciencia moral”, deslizó Jiménez.
6. Sexta palabra: Todo está cumplido (Jn 19,30)
En la sexta ha aprovechado para hablar de una “Iglesia distinta”, abierta a la “novedad que Dios le quiere indicar, invocar al espíritu con más fuerza y frecuencia y escucharlo con humildad, caminando juntos, con docilidad y valentía”.
7. Séptima palabra: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu (Lc 23 44-46).
En la séptima y última se ha ayudado de la cita de Carlos de Foucauld, antiguo vizconde y militar, y “luego mendigo y pobre entre los pobres de Argelia”, que en su madurez fue un místico contemplativo en el desierto y que será canonizado en Roma el próximo 15 de mayo: “Padre, me pongo en tus manos. Haz de mí lo que quieras. Sea lo que sea te doy las gracias. Estoy dispuesto a todo. Lo acepto todo con tal de que tu voluntad se cumpla en mí y en todas tus criaturas. No deseo nada más, Padre. Te confío mi alma, te la doy con todo el amor de que soy capaz, porque te amo y necesito darme, ponerme en tus manos sin medida, con una infinita confianza, porque tú eres mi Padre”.
La Guerra de Ucrania marca su discurso
En su discurso, Vicente Jiménez Zamora ha apelado a que la Semana Santa de este año debe servir para solidarizarse con “tantos hermanos que sufren en sus carnes los horrores de la guerra”, tanto las “silenciadas en otras partes del mundo” como la “sacrílega de invasión de Ucrania”, que tachó de “verdadera locura, una catástrofe humanitaria que acarrea lágrimas, sangre, muertes, ruina y muchos problemas humanos”.
Además, ha añadido, que “la guerra siempre es una derrota para la Humanidad”, asegurando que “hay que orar para que en la humanidad cese el odio y venza el amor, para que triunfe el sentido común, se respete el derecho internacional”, ha sentenciado durante la lectura del Sermón de las Siete Palabras hoy en la Plaza Mayor de Valladolid, engalanada con telones negros y con el cortejo de los pasos que representan cada una de ellas.
El que fuera también obispo de Osma-Soria y de Santander, ha recordado que la semana de pasión se desarrolla, todavía, con el “contrapunto del mal del coronavirus” que “va remitiendo” pero que “sigue todavía presente”. Mirando al pasado ha añadido que la pandemia “ha causado muchas muertes y unas graves consecuencias sociales, económicas, laborales y psicológicas” que “no se deben olvidar”.
A posteriori ha clavado su mirada en las bellas tallas vallisoletanas de las que ha dicho que “tienen alma y vida”, añadiendo que las imágenes “hablan al corazón del ser humano; tocan la sensibilidad individual y colectiva y suscitan la fe, la esperanza y el amor”.
Además, destacó que la imaginería religiosa, obra de los grandes artistas de la escuela castellana como Gregorio Fernández, Alonso Berruguete y Juan de Juni, entre otros, tiene “pedagogía y apologética, es una catequesis viviente”, pues la “fe, cuando es viva y vigorosa, es capaz de crear cultura, arte y belleza”.
Un Sermón de las Siete Palabras que ha vuelto al corazón de Valladolid a la espera de que esta tarde se desarrolle la procesión general, que esta vez parece indicar que podrá salir ya que la lluvia respetará en un Viernes Santo fabuloso a orillas del Pisuerga.
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