Ese fue nuestro propósito, aprovechando el extraordinario festejo de rejones que había preparado Julián Alonso en Olmedo. Algo inédito en estas épocas del año, pues es sabido que la climatología en estas tierras no es propicia para dar ni ver toros hasta bien entrado mayo. Fue una excepción con resultado sobresaliente. Mereció la pena ir. ¿Dónde estaban esos aficionados al arte ecuestre? ¡Ellos se lo perdieron!

Pero lo cierto es que el cartel era espectacular como deslumbrante su resultado: https://www.elespanol.com/castilla-y-leon/region/valladolid/20220425/hermoso-mendoza-triunfan-corrida-rejones-olmedo/667683264_0.html

Y la parada donde nuestro amigo Perico (léase Asador Cossío) fue también deslumbrante. Es como el inicio de una crónica taurina: "Con lleno de no hay billetes, se celebró en el bien cuidado ruedo del Cossío una gran comida para tres espadas que dieron buena cuenta de exquisitos manjares, etc., etc."

Natalia, nuestra gráfica, mi amigo Javi (ayudante redactor-cámara) y un servido, degustamos una gran comida en ese salón lleno de taurinismo y con olor y sabor añejo de otros tiempos por la decoración que lo adorna: ora un enorme cartel de toros de los años 90, al otro lado toreros modernos (Manzanares), en las paredes diestros de otras épocas no lejanas (Curro Romero, Rafael de Paula, Joselito y Roberto Domínguez), y en las estanterías algunos tomos del vallisoletano José María de Cossío y del catedrático bejarano Gonzalo Santonja (recién nombrado consejero de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León).

Ah, y un mosaico de la Virgen de Luguillas, patrona de Mojados, faltaría más, ¡verdad Perico!

Por cierto, hasta donde llegará la afición de Pedro de Frutos que su hija Paula, una bella jovencita y excelente estudiante, fruto del matrimonio de Perico y Rosa, que su nombre está asociado al genial torero jerezano Rafael de Paula.

Pero vamos al condumio: de entrada unas cervecitas, acompañadas de unos torreznos espectaculares para hacer boca. De inmediato asomó una fuente de pimientos asados en horno de leña, (de los que tiene el local para asar el lechazo) adornado con unas sabrosas anchoas, piparras y aceitunas de las gordas. Exquisitez.

Anchoas Cossio Natalia Calvo

Y de temporada nos llegó una fuente de boletus edulis con finas láminas de ajos que devoramos con auténtica fruicción. Los primeros de la temporada que nos supieron a gloria. Una excelencia culinaria.

Boletus Cossio Natalia Calvo

Los segundos fueron platos contundentes por parte de Natalia y Javier, ya que se metieron entre pecho y espalda dos espectaculares filetes de secreto ibérico con patatas y pimientos asados. Eso sí, no pudieron con ellos (fueron bravos los filetes) y se envolvieron en un táper para que Eve, la hija de Natalia diera cuenta de ellos por la noche. Yo, fiel a la primavera y sus aguas mil de abril, me abroché una cazuela de caracoles camperos primorosamente elaborados.

Caracoles Cossio Natalia Calvo

Y de postres, ellos remataron con esa tarta especial de hojaldre, piñones, crema y nata que la pastelería Bravo de mi barrio de La Farola elabora con primor. Uno se arregló con una bola de helado adornada con nata. Unos cafeses y camino de Olmedo, donde nos esperaba una gran tarde de rejones. El servicio del Cossío de 10, a pesar del lleno de "No hay billetes". Salimos a 28 euros per cápita, incluida la propina.

Tarta de piñones Natalia Calvo