Un equipo de investigadores de la Universidad de Valladolid, del departamento de Paleobiología del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCNCSIC) y de la Universidad Comenius de Bratislava (UNIBA), acaban con la imagen mítica de los dientes de sable, al menos de la especie más común, la Homotherium latidens (entre 5 millones y 10.000 años), en la que aparece siempre con sus enormes caninos superiores fuera de la boca, incluso si está cerrada.
En contra de lo que se creía hasta ahora, lejos de exhibirlos, estos terribles caninos eran un "arma oculta" con la que los dientes de sable atacaban a sus presas, tal y como puede leerse en el artículo "Armas ocultas: una reconstrucción revisada de la anatomía facial y la apariencia en vida del gato dientes de sable Homotherium latidens (Felidae, Machairodontinae)" publicado en la revista Quaternary Science Reviews.
"Estos félidos ocultarían sus caninos gracias a los músculos de los labios que les permitirían cerrar la boca y encajar toda la mandíbula, tal y como podemos ver hoy, por ejemplo, en los perros", explica Juan Francisco Pastor, profesor del departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid y director del Laboratorio de Anatomía Comparada de la UVa.
En este último centro, Pastor ha diseccionado para la investigación algunos felinos actuales, en concreto dos especies de tigres, un jaguar y un leopardo, lo que ha permitido a los científicos identificar los elementos musculares que tienen en la mandíbula, y realizar un análisis comparativo con los del Homotherium latidens Homotherium, uno de los géneros de félidos dientes de sable del Plioceno superior (de 5,33 a 2,59 millones de años), cuyos restos fueron encontrados en el yacimiento de Perrier (Francia).
Durante la disección, el equipo de científicos del MNCN CSIC, formado por el paleoilustrador Mauricio Antón y los paleobiólogos Manuel Salesa y Gema Silicio, fueron dibujando bocetos y tomando fotografías con las que identificar cada parte de la musculatura. Después se realizaron varios TAC que permitieron ver las cabezas de algunos de estos animales en superficie y observar la capacidad de los tejidos blandos orales para acomodar caninos tan grandes.
Después se realizaron varios TAC que permitieron ver las cabezas de algunos de estos animales en superficie y observar la capacidad de los tejidos blandos orales para acomodar caninos tan grandes.
Previo a este trabajo en el laboratorio, los investigadores se desplazaron hasta el norte de Botsuana entre los años 2013 y 2019, y al centro de la India en 2018, para observar a grandes felinos en libertad. Allí filmaron con cámaras de video Full HD (videovigilancia), imágenes de leones, leopardos y tigres en las que se recogen expresiones faciales con exposición variable de los caninos superiores, incluyendo boca relajada, bostezos y gruñidos.
El estudio observacional y de laboratorio ha permitido al equipo investigador hacer una reevaluación del cráneo de Perrier y plantear una reconstrucción del aspecto en vida de los félidos dientes de sable, lo que supone un cambio de paradigma en el estudio de uno de los mamíferos más prestigiosos del Pleistoceno.
"La revisión de la imagen de estos carnívoros puede compararse con la que se ha ido haciendo de los dinosaurios, a los que se representaba siempre arrastrando la cola, algo que se ha demostrado no sucede con todos", señala el investigador de la UVa.
"La investigación abre el camino para reevaluar otras partes de la anatomía de este carnívoro, como puede ser la estructura del cuello. Aunque para ello necesitaríamos diseccionar una morsa, ya que sus caninos son similares a los del diente de sable, y pensamos que al igual que el mamífero marino podría usarlos para golpear a sus presas, lo que precisaría una gran musculatura en el cuello. De momento hacer esta operación en el laboratorio es casi imposible, ya que aquí sólo diseccionamos animales que provienen de zoológicos y hoy en día, muy pocos los tienen", concluye Juan Francisco Pastor.