Cada 16 de abril se celebra a nivel mundial el día contra la esclavitud infantil y en él se nos recuerda que aún hoy, en pleno siglo XXI, existen niños que son sometidos a diversos modos de esclavitud Infantil. La imagen asociada a esta efeméride es la del niño esclavo pakistaní Iqbal Masih, asesinado por las mafias de aquel país el 16 de abril de 1995. Tras el asesinato, Ullah Khan lloró la muerte del chico con la comunidad cristiana y besó su cadáver, lo que los integristas consideraron una herejía. El Gobierno pakistaní, aprovechando que había acudido a una mesa del grupo de trabajo sobre las formas contemporáneas de esclavitud de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a la que estaba invitado a asistir junto con Iqbal, le retiró el visado, impidiéndole así el regreso al país. Ehsan se vio forzado a vivir en el exilio.
Hoy, el activista pakistaní ha visitado Valladolid para participar como ponente el ciclo 'Audaces' del Consejo Económico y Social (CES) de Castilla y León donde se ha analizado la esclavitud infantil en el trabajo y donde ha anucniado que trabaja para la creación de una fundación, posiblemente con sede en España, se habla de Salamanca, que llevará el nombre del niño liberado y asesinado. “Durante más de 25 años he liberado a millones de niños de la esclavitud, se me metió en la cárcel por defenderles, incluso perdí mi trabajo, pero siempre supe que estaba haciendo bien, luchar por los derechos humanos. Seguí con esta lucha y por fin tuve éxito”. Ullah Khan ha desvelado que “nunca” la prensa española escribió contra él, como sí hicieron en otros países acusándole de “inventarse” la historia de Iqbal “para enriquecerse”.
Khan ha querido denunciar el maltrato infantil en su país a la hora de trabajar. “No es ningún secreto. Cuando compramos una camisa de Pakistán estamos pagando el sueldo de cinco niños esclavos, para hacer una camiseta explotan a cinco niños”, ha denunciado y ha pedido una legislación para que un producto creado por esclavos no se ponga a la venta, para acabar afirmando que "la esclavitud es peor que el coronavirus".
El activista ha querido hacer en Valladolid un resumen de su historia con el niño Iqbal. "Cuando lo conocí tenía diez años. Trabajaba como esclavo en una fábrica de alfombras, encadenado al telar. Había escapado, estaba aterrorizado, pero me ayudó a llenar la ciudad de carteles que anunciaban que la esclavitud estaba prohibida, que acudieran a nosotros. El dueño de la fábrica fue condenado, y así quedaron en libertad los compañeros de Iqbal; él se vino a vivir conmigo, se convirtió en mi hijo y en un luchador imparable, quería ser abogado".
Actualmente, es también coordinador de la Global March en Suecia, donde vive actualmente como exiliado político, ya que está condenado a muerte en su país natal. Además, Ullah Khan lucha contra el sistema de castas en Asia. Se ha destacado como opositor a la esclavitud infantil en Naciones Unidas, desarrollando esta labor a través del Grupo de Trabajo para las Formas Contemporáneas de Esclavitud, así como a través de su participación en los encuentros de la Organización Internacional del Trabajo.
Estudió periodismo en la Universidad de Punjab, en Lahore, y en 1967, con 19 años, aún con sus estudios de Periodismo sin acabar, se encontró a un anciano, un cristiano, al que quiso ayudar a cruzar la calle. Este encuentro le cambió la vida como él cuenta, pues este anciano le comunica en primera persona que sus hijos son esclavos de un dueño de una fábrica de ladrillos. Ahí comienza su contacto con esta realidad que le cambiará su vida para siempre. Entre sus logros, Ehsan ha conseguido sacar de la esclavitud a más de un millón de trabajadores de la industria del ladrillo en Pakistán.
Cabero: "Todavía queda mucho por hacer"
Por su parte, para el presidente del Consejo Económico y Social, Enrique Cabero, su visita “es relevante” para conocer la realidad de la esclavitud infantil. “Es un símbolo de la lucha”, ha apuntado en su presentación, al mismo tiempo que ha comentado que se “ha avanzado mucho pero todavía queda mucho por hacer” para concluir afirmando que “los niños tienen que estar en el colegio no trabajando”.