Interesante mesa redonda sobre la eutanasia en la Real Academia de Medicina y Cirugía de Valladolid
La organización del evento corrió a cargo de la profesora: Mercdedes Martínez León
20 mayo, 2022 12:58Noticias relacionadas
Con numeroso público asistente, se celebró ayer una mesa redonda en el Palacio de los Vivero, sede de la Real Academia, sobre las alternativas disponibles en el manejo terapéutico del enfermo terminal, con la participación de tres ponentes que, bajo distintas situaciones, abordan diariamente estos problemas.
La organización del evento corrió a cargo de la profesora de Medicina Legal y Académico de Número, Dra. Mercedes Martínez León. La moderación fue realizada por el presidente de la Corporación Dr. Garcia Frade.
Intervino en primer lugar el Dr. D. Carlos Martin Lorenzo, Medico Geriatra y director médico del Hospital de San Juan de Dios de Palencia, quien describió las instalaciones y servicios de su hospital y el funcionamiento interno, y el de sus centros periféricos, centrando sus objetivos en la atención a la persona, de forma tal que las actuaciones terapéuticas se adapten siempre al proyecto personal de vida del enfermo, por muy corto que pudiera plantearse. Si bien la Unidad de Cuidados Paliativos constituye la esencia de estos tratamientos, insistió en la importancia de cubrir otras muchas eventualidades o percances que pueden comprometer los objetivos terapéuticos y que su hospital debe también cubrir como traumatismos o infecciones sobrevenidos y que puedan complicar la situación ya de por si grave de algunos enfermos.
Centró su exposición en el tema del Dolor como causa más importante del deseo de morir, dado que afecta a personas con patologías complejas, con varias enfermedades coincidentes y en una situación clínica severa, y citó casos en los que se añaden trastornos psiquiátricos como Esquizofrenias o disfunciones intelectuales que dificultan aún más los tratamientos, conduciendo a la persona a una situación de fragilidad que precisa de una atención medica especial e intensiva, en la que también deben implicarse los familiares mÁs cercanos, sobre todo en la aplicación de los cuidados más íntimos.
Tras exponer la escala de la fragilidad y la NECPAL, referida a los cuidados paliativos, insistió en la preparación de los profesionales para estos cometidos, sobre todo en temas de control del dolor, confort de los pacientes, aspectos éticos y legales y en el importante tema de los llamados “últimos días” describiendo los síntomas que anuncian la proximidad de la muerte
La segunda ponencia sobre la Objeción de Conciencia y marco legal español, fue desarrollada por el profesor de Filosofía del Derecho D. José Antonio Díaz Fernández, quien comenzó su exposición recordando que la Objeción de Conciencia (OC) es un derecho humano básico, recogido como tal en las cartas constitucionales de la mayoría de países y organizaciones mundiales, mientras que el llamado “derecho” a terminar con la vida solo ocho países del mundo lo incluyen en su legislación y entre ellos España.
Recordó como en nuestro país, la OC comenzó como alternativa al servicio militar, dando lugar a diversas reclamaciones y demandas resueltas algunas por el Tribunal Constitucional, órgano de justicia que sentenció que no se puede actuar contra la libertad de conciencia del individuo y afirmando la prevalencia del derecho a la vida sobre otras normativas legales. Así mismo y referido a la Ley del Aborto de 2010, puso de manifiesto que en el texto legislativo se reconoce a la OC y se ofrece a los médicos objetores la posibilidad de inscribirse en un registro, situación muy parecida a la que se describe en la ley 2/2021 sobre el derecho a la Ayuda para morir.
Comenta que el Registro de Objetores no es un documento de acceso público, y que esa imposición de registrarse ha sido muy contestada por el colectivo médico español pues plantea un dilema conceptual que se puede resumir en la pregunta ¿Es la eutanasia un acto médico o un acto sanitario? Los médicos contrarios al registro sostienen que NO es un acto médico y por tanto se pueden negar a realizarlo sin inscripción. Por el contrario, si es un acto “sanitario” cualquier empleado del sector sanitario público puede ser el que lleve a cabo la aplicación de los sistemas para terminar con la vida del enfermo siempre y cuando se hayan cumplido las numerosas condiciones que exige la ley. De esta forma, comentó la posibilidad de que existan conflictos que enfrenten a la autonomía del paciente con los derechos del médico.
Así mismo hizo alusión a la anomalía aparente que supone que debiendo ser la eutanasia un procedimiento vigilado, controlado y administrado por un tercero a un paciente terminal, el medico deba firmar el certificado y especificar que la muerte fue “natural”.
Después de un recurrido informativo sobre la incidencia de la eutanasia en países de nuestro entorno y comprobar cómo va aumentando el número de casos, hizo mención del hecho de que muchos de estos pacientes padecían enfermedades mentales y que en muchas situaciones cabría afirmar que la aplicación de la eutanasia fue “involuntaria”, lo que equivale a que no fuera solicitada por los propios pacientes. De su análisis se desprende que las causas que motivaron la solicitud de ayuda para la muerte fueron fundamentalmente el dolor insoportable, la perdida de propia dignidad y el sentimiento de carga para la familia.
Terminó su interesante ponencia con la frase de Daniel Callaghan: “una vez que una sociedad permite que una persona quite la vida a otra basándose en criterios privados de lo que es “una vida digna”, no puede existir una forma segura de contener el virus mortal así introducido”
En tercer y último lugar, intervino la Dra. Dª Margarita De Miguel Gómez, médico de familia y master en paliativos, persona a la que podríamos calificar como experta en asistencia domiciliaria a casos desesperados y último eslabón de la escala asistencial al paciente terminal, quien trató de hacer comprender los cuidados paliativos, la sedación paliativa y la adecuación del esfuerzo terapéutico a los pacientes terminales, sobre todo cuando ya se encuentran en sus domicilios o fuera del recinto hospitalario. Para ello trabajan un médico y una enfermera, sin ningún apoyo de personal auxiliar.
La adecuación de los tratamientos paliativos a la situación clínica irreversible sigue siendo el gran reto asistencial, reto que comienza cuando se plantea iniciar o no iniciar tratamiento que se prevé poco eficaz o también suspender tratamientos ya aplicados por no demostrar efectividad en el proceso. Todo ello por tanto se debe ajustar de forma que no se prolongue la vida biológica si no se van a obtener resultados, aunque sean poco duraderos. Resumió su postura afirmando que “es mejor adecuar que lamentar…”
La Dra. De Miguel expuso a continuación las indicaciones de los Cuidados Paliativos, describiendo en qué casos debe ser aplicada domiciliariamente y como la ayuda familiar es imprescindible, pues se requiere una vigilancia continua que un equipo asistencial reducido no podría ofrecer sin la colaboración de las familias. Haciendo así las cosas afirmó que la Adecuación del esfuerzo terapéutico es indicativo de una buena práctica clínica.
Comentó asimismo las características de la sedación paliativa, técnica para disminuir el nivel de conciencia mediante fármacos, sedación que debe tener la mínima profundidad para eliminar el dolor, y que puede ser administrada de forma continua o intermitente. A este respecto hizo algunas consideraciones sobre los Síntomas Refractarios, aquellos que no pueden ser controlados sin disminuir la conciencia del enfermo y los Síntomas Difíciles de tratar, por requerir una terapia más agresiva. Y también comentó las situaciones de los “últimos días” de la vida en la que la sedación prácticamente se aplica en la agonía, momento en el que debe ser tan profunda como sea necesaria.
Finalizó su exposición repasando los fármacos utilizados en los diversos tipos de paliativos y su dosificación según los casos.
Interesante, en resumen, mesa redonda, que por su actualidad y por su contenido motivó numerosas preguntas a los ponentes, por parte de los numerosos académicos asistentes y por médicos presentes en la sala, todas ellas muy acertadas y clarificadores.