Llegan las 22:00 horas. Los papeles, perfectamente colocados sobre la mesa, y la tímida luz del flexo te engullen en un profundo y sumiso estado de concentración. Por delante te quedan 6 horas de estudio, hasta las 04:00 de la madrugada. Al día siguiente, después de la comida, te quedan otras dos horas, de 16:00 a 18:00. En total, ocho, como una jornada laboral. Y esto durante 9 meses, una rutina monótona, solitaria y, sobre todo, sacrificada. Y es que esto ha sido el día a día de Inés Gallego Olmedo, una vallisoletana que se presenta por primera vez hoy sábado a las oposiciones de maestros.
Esta joven de 24 años se juega en una mañana el trabajo de todos estos meses para cumplir un sueño que persigue desde pequeña, ser profesora. "No ves el fin y piensas que no va a llegar nunca", señala Inés a este periódico un par de días antes al importante examen.
Nueve meses de esfuerzo
La rutina comenzó al principio de este curso académico, en torno a septiembre de 2021. Era el momento de comenzar a afrontar el examen más importante de su vida, la oposición. En este largo recorrido de 9 meses las emociones han sucumbido al cerebro en múltiples ocasiones, pero la fuerza de voluntad ha ganado la contienda. "Al principio era un poco frustrante encontrarte con días que no podías estudiar, me daban ganas de dejarlo todo", recuerda la vallisoletana, que acto seguido matiza que con el tiempo aprendió "a manejarlo mejor". "Si hoy no puedo estudiar porque no tengo el día, pues mejor dejarlo y salir con mis amigos o dar una vuelta con mi perro, que me ha salvado mucho, y ya seguir mañana o dentro de dos días", afirma la joven, que se muestra muy clara y asegura que "si un día no puedes, pues no puedes".
Durante esta etapa el tiempo desempeña un papel diferencial. Los días se hacen largos, las semanas eternas y lo meses parecen lustros. "Es algo que tienes que empezar tan pronto que no ves el fin y piensas que no va a llegar nunca. A veces crees que para qué tanto trabajo si al final es un examen a sorteo en el que te puede salir un tema que justo el día anterior no has repasado o tienes un mal día. Haces mucho trabajo para jugártelo todo en muy poco tiempo, el verlo muy lejano y el no estar acostumbrada a estudiar sin la presión a corto plazo de la universidad por ejemplo son los momentos más duros", relata Inés.
Oposiciones en inglés
Pero es que, además de la propia dificultad por naturaleza de unas oposiciones, la joven vallisoletana se ha embarcado en un reto aún mayor. Hacerlas en inglés. "Decidí presentarme en inglés porque me gustaría que la forma de darlo en los colegios pasara a ser más innovadora y enfocarla desde otra perspectiva diferente ahora que la sociedad ha cambiado", afirma la estudiante, que matiza que aunque sabía bastante, no se imaginaba que la fuera "a costar tanto". "Te lleva tres veces más tiempo memorizar un tema en inglés que en español, el cerebro funciona de una manera diferente a pesar de que sepas mucho", asegura.
Por otro lado, Inés ha decidido presentarse en Oviedo, ya que piensa en el futuro y ella quiere vivir en un lugar cerca de la playa, algo que Asturias le ofrece además de que el número de plazas disponibles era un aliciente para ello. Precisamente, allí es donde lleva un mes viviendo, lejos de su Valladolid natal, para evitar "distracciones" de última hora y llevar a cabo un arreón final que le ayude a afianzar todos los conocimientos.
"En mi casa tenía muchas fuentes de distracción y estuve mirando sitios para venir a quedarme aquí durante las dos semanas del examen y vi esta residencia y pensé que podría ir el mes antes a desconectar. Me ha venido bien, estoy contenta", puntualiza.
Nueve meses de trabajo, sacrificio y mucho, muchísimo esfuerzo en una rutina "muy agotadora" que acaba, al menos la parte más pesada, la teórica, este sábado. "Estoy un poco nerviosa, ahora ya que quedan unos pocos días no tanto. Es como que ya quiero hacerlo y que sea lo que dios quiera", afirmaba hace un par de días.
Ahora solo queda plasmar lo aprendido y "esperar que salga bien y a que me digan en septiembre del año que viene dónde voy a estar". "Apruebe o no apruebe espero poder trabajar de profesora el próximo año porque al final es el objetivo por el que estoy aquí", sentencia Inés tras meses de noches de flexo y apuntes y que hoy se enfrenta a sus primeras oposiciones a los 24 años.