Calurosas en verano y frías en invierno. Cuesta conseguir una temperatura para estar a gusto en casa. Y más cuando los precios de la energía continúan por las nubes. La ineficiencia energética de las viviendas tiene un alto precio, tanto para el bolsillo como para el medio ambiente. Solo 7 de cada 1.000 edificios de Valladolid dispone de la máxima calificación en el certificado energético.
Cuando se cumplen 9 años desde la obligatoriedad de la Certificación de Eficiencia Energética de Edificios, de los más de 29.400 registrados en la ciudad de Valladolid, solo 211 (el 0,7%) dispone de letra A, la máxima calificación. Por su parte, 23.750, es decir, 8 de cada 10, suspenden en eficiencia energética (letras E, F y G).
La certificación energética evalúa la eficiencia de un edificio, analizando tanto su consumo de energía como sus emisiones de CO2. Desde junio de 2013 es obligatorio poner este documento a disposición de los compradores o usuarios de viviendas. La letra A se asigna a las más eficientes: las que menos energía necesitan y menos contaminan. En el lado opuesto se sitúa la calificación G, la más baja, un escalón que ocupan el 10% de viviendas certificadas en Valladolid. Casas que consumen diez veces más que las que disponen de letra A.
La elevada demanda energética de los edificios, responsables del 40% del consumo en la UE, conlleva un notable esfuerzo económico para los hogares. Pero, además, ocasiona el 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático. La edificación es, por tanto, un ámbito prioritario de actuación para reducir la contaminación. De ahí que la Comisión Europea haya propuesto que, a partir de 2030, todos los edificios nuevos deben ser de emisión cero.
Tipologías
Las viviendas individuales en bloque conforman la tipología que suma más certificados de eficiencia energética en Valladolid, con el 80% de los expedidos. Le siguen de lejos locales (7%) y vivienda unifamiliar adosada (4%). De las casi 24.000 viviendas de edificios en bloque certificadas en la capital castellana, solo 42 –apenas dos de cada 1.000- dispone de la máxima calificación energética. Por su parte, el 86% se quedan en las letras E, F o G.
Pronto la cifra de viviendas en bloque con letra A se incrementará más del 50%. En el último trimestre del año comenzará la construcción del edificio Las Terrazas de El Peral. Sus 69 viviendas contarán con la máxima calificación A, tanto en el certificado de emisiones de CO2 como en la limitación de consumo y demanda energética, contribuyendo así a mejorar tanto el bienestar como el medio ambiente.
Las Terrazas de El Peral, que se promueve en régimen de cooperativa de propietarios, incluye un programa variado de viviendas familiares, con amplias terrazas privadas y espacios comunes al aire libre.
El estudio López Merino Arquitectos, autor del proyecto, con una amplia experiencia en edificios residenciales en Valladolid y más de un centenar de viviendas unifamiliares Passivhaus certificadas en su currículo, aplicará por vez primera a un edificio plurifamiliar este estándar de origen alemán, el más prestigioso en cuanto a confort y eficiencia energética. El lema del estándar es “vivir mejor con menos energía”.
Las viviendas de Las Terrazas de El Peral gastarán de media 50 euros al mes en calefacción, refrigeración y ACS, tomando como referencia los precios, ya elevados, de la electricidad actuales (0,30€ el KW/h). En un momento de preocupación por la subida de precios tanto de la energía como de las hipotecas, los propietarios de las viviendas de Las Terrazas de El Peral podrán despreocuparse de la “hipoteca energética”, el sobrecoste económico que supone el consumo de energía de una vivienda a lo largo de su vida útil. Unos gastos adicionales mayores cuanto menos eficiente es la vivienda, que lastran la economía familiar en estos tiempos.
El Peral, un ejemplo de eficiencia energética
La urbanización El Peral concentra el conjunto de viviendas más eficientes de Valladolid. En esta zona del sur de la ciudad, el estudio López Merino Arquitectos se ha encargado en los últimos años del diseño y ejecución de obra de más de 100 casas pasivas. Otras tantas están en fase de proyecto o en ejecución. En 2024, el barrio de El Peral contará con 215 casas certificadas Passivhaus, situando a esta zona de Valladolid en una referencia a escala regional e incluso nacional en edificación energéticamente eficiente y confortable.
La certificación Passivhaus, además de requerir un diseño bioclimático, obliga a dotar al edificio de un gran nivel de aislamiento, eliminar los puentes térmicos (puntos por donde se transmite el calor en invierno o verano), alcanzar unos excelentes valores de hermeticidad en la envolvente, instalar un sistema de ventilación permanente con recuperación de calor, o utilizar ventanas de altas prestaciones térmicas.
El estándar Passivhaus se creó en los años 80 en Alemania y desde entonces se ha perfeccionado y extendido hasta alcanzar los 40.000 edificios certificados en todo el mundo, que acreditan los extraordinarios niveles de confort y eficiencia energética logrados mediante la aplicación de sus principios, Si se cumplen los requerimientos del estándar el PasivHaus Institut de Darmstad (Alemania), que son evaluados rigurosamente desde el proyecto hasta el final del proceso de construcción y algunos de ellos monitorizados después para comprobar los resultados, se concede la certificación.