Las mascotas, esos animales que nos acompañan desde la infancia, algunos dan con nosotros nuestros primeros pasos, nos ven crecer y nos acompañan en muchas ocasiones donde los propios humanos no sabemos hacer frente. A veces, con el simple hecho de su presencia u oír sus pasos cuando oyen la puerta de casa nos es suficiente para saber que estamos acompañados en todo momento.
Sin embargo, y por desgracia no todo lo bueno dura para siempre por mucho que nos gustaría. Y poco a poco a medida que nos vamos haciendo mayores la vida nos muestra que la mayoría de las cosas que queremos tienen fecha de caducidad. Desde perros y gatos, pasando por roedores como son los conejos y hámsteres hasta reptiles. De una forma u otra la mayoría de ellos han servido de compañía y apoyo incondicional a muchas personas y por ello, cuando se van merecen ser despedidos con el cariño que se merecen y que tantos años han aportado.
En el corazón del Polígono San Cristóbal de Valladolid, más concretamente en la Calle Pirita el tanatorio de animales de Tanatomascotas abre sus puertas a las 10:30 a todas aquellas familias y personas que han perdido a su compañero de vida. Lejos de ser un lugar frio y desapegado, las instalaciones externas del edificio ya nos dan una pista de como se va a desenvolver el resto del recorrido. En el exterior, un patio con un paseo de rocas blancas a los laterales y con algo de verde para hacer menos difícil el trayecto. En el interior, Ana y Cristina dispuestas a ayudar desde el minuto uno que la puerta acristalada se abre de par en par.
De frente y nada más entrar las frases: “Aunque ya no estés a mi lado siempre estarás en mi corazón” y “No solo has sido mi mascota, has sido mi gran amigo”, inscritas en la pared blanca toman el protagonismo de la sala, transmitiendo desde un primer momento ese apoyo emocional que tanto buscan las familias cuando llegan.
“Hemos querido intentar transmitir calidez a todo lo que envuelve el tema de la muerte. Aunque no nos agrada a nadie, forma parte de la vida”, comenta la representante del centro mientras hace un repaso visual alrededor de todo el vestíbulo del local.
Toda la recepción envuelta de una iluminación suave cenital y por una mesa central donde se encuentra Cristina, recepcionista y encargada de responder las llamadas y los e-mails de todos los familiares que quieren traer a sus mascotas para que pasen a una mejor vida.
Ana dirige la mirada hacia la parte izquierda de la sala donde el foco de atención se lo lleva una exposición de una gama extensa de urnas. “No somos los primeros, hay más centros de incineración y cremación de mascotas. Pero sí que somos los primeros en una serie de detalles en los que no han pensado los demás para dar esa calidez que necesitan los propietarios de las mascotas”, comenta mientras señala al armario acristalado de exposición de urnas.
Circulares, cuadradas, de madera, de cristal, todas ellas hechas por artesanos. Pero los detalles no se quedan ahí. “Las urnas de perro que tienen una cinta alrededor, es para que posteriormente los dueños puedan colocar el collar de la mascota”, apunta.
Y es que no se les escapa ningún detalle, ya no solo de decoración, sino innovador y que no contamine “Tenemos urnas biodegradables, es decir, que las puedes tirar al mar y no contaminan al medio ambiente, igual que las cajas que son biodegradables para que la puedas enterrar y se deshace porque el agua lo machaca”, prosigue. Ya no solo tienes la posibilidad de llevar el recuerdo de tu compañero de vida en una urna, sino que también ofrecen marcos que cumplen con esa doble función, es decir, puedes poner una foto de tu mascota y en el interior depositar una pequeña parte de sus cenizas.
Ana y Cristina hacen un parón en mitad del vestíbulo y proceden a explicar cómo es el funcionamiento del tanatorio. “Tenemos dos tipos de incineración, la colectiva y la individual. La colectiva es cuando tu mascota se crema con más mascotas y obviamente no vas a tener una recogida de los restos. La individual es cuando tu mascota se crema sola y aproximadamente te queda un 3% de los huesos de la mascota, que posteriormente hacemos ceniza”, comenta Ana, quien ya se estaba dirigiendo a abrir las ventanas de cristal del expositor. Pero la cosa no termina ahí, dentro de ese capítulo de urnas, si optas por una incineración individual, el centro te hace entrega de una huella digital y de una muestra de pelo en una botellita de cristal.
El expositor de cristal se abre dando paso a unos sobres rectangulares con la inscripción de ‘momentos compartidos’. “Se hacen tanto en incineración colectiva e individual, es algo muy bonito y que les ayuda mucho a decir ese último adiós que tanto les cuesta”, apunta Ana cogiendo uno de los sobres del expositor. “Es también hidrosoluble, ellos escogen una pulsera que es como un elemento simbólico y en el sobre escriben un último mensaje que le quieren decir a su mascota. Posteriormente el sobre se pone encima de la mascota y se quema con ella”, explica.
El vestíbulo queda en segundo plano cuando la recepción se abre a tres salas principales donde se exponen a los animales para que las familias puedan despedirse en intimidad. El recibimiento de las salas de velatorio no es nada repentino ni frío, el patio exterior de las salas aporta profundidad y los sillones de tonos cálidos se suman al ambiente acogedor y familiar del local. “Habitualmente lo que más hacen en estas salas es despedirse de ellos estando entre 20 minutos, 40 o en ocasiones 1 hora”, comenta Ana.
Sin embargo, y como es lógico no todo el mundo requiere el mismo tiempo para despedirse de un ser tan querido. “Ha habido gente que ha estado toda la tarde, o incluso todo el día”, confirma Ana haciendo referencia desde el principio que todo el proceso no deja de ser una gestión de sentimientos. “No es que unos lo hagan bien y otros mal. Hay gente que lo hace y gente que no lo hace y es muy respetable. Y nosotros dentro del respeto hemos querido darles a las familias esa calidez y sencillez”, termina.
De la mano de los sentimientos y del trato especializado que reciben las familias a un lado de la recepción se encuentra la sala de apoyo emocional. En esta sala es donde realmente se toma consciencia del proceso de gestión de sentimientos por parte de cada persona, ya que no todos lo hacen de una misma manera, ni a un mismo ritmo. “Hay que pensar que has estado al lado de tu mascota mucho tiempo, muchos años y todo ello se ha convertido en una rutina. Desde el simple hecho de darle de comer, llevarle al veterinario, sacarlo a pasear”, las palabras de Ana cobran importancia cuando comienza a reproducir las palabras en hechos.
Cuando las rutinas cambian de manera repentina es casi cuestión de tiempo que los hábitos cambien con ellas. Desde Tanatomascotas se ha querido normalizar la prestación de ayuda profesional cuando estas intentando sobrellevar esta clase de duelos. Para ello, cuentan con una terapeuta que ayuda a los pacientes particularmente.
“Las personas mayores dejan de salir de casa porque era lo único que tenían”, comenta Ana mientras se dirige a un lateral de la sala. La atención se la lleva una pequeña mesita situada en la esquina de la sala “Esa mesita es para los niños. Normalmente, son los que por primera vez se enfrentan a la muerte ya sea de su hámster, su gato, un perro…La primera vez que se enfrentan a una pérdida de ese tipo el trastorno más normal que puede ocurrir en ellos es que dejen de comer”, explica haciendo resaltar que la terapeuta del centro en estos casos ayuda a los más pequeños a superar el trance intentando que exterioricen el problema.
“No solo somos un crematorio, sino que somos un tanatorio. Es decir, hasta ahora lo que había es que fallecía tu mascota, viernes por la noche. El problema no es todo el proceso en el que te ves envuelto. El problema viene cuando el viernes ha fallecido tu mascota y el lunes vuelves a estar mal anímicamente, como es lógico. Y así no dejas de revivir la historia muchas veces”, comenta. En Tanatomascotas el proceso se agiliza intentando acortar el proceso lo más rápido posible para que cuanto antes los dueños puedan empezar a gestionar sus sentimientos y pasar página.
Un armario con numerosos compartimentos se hace notar en el fondo de la recepción. “Tenemos un columbario. Hay gente que sus sentimientos los gestiona, pero no quiere llevarse las cenizas a casa. Tenemos esta zona habilitada donde vienen, están, les hablan, es lo más parecido a un cementerio”, la atmosfera de ambiente y respeto inunda la zona donde estaban depositadas las urnas.
La zona de trabajo pasa de manera fugaz dejando ver de nuevo el vestíbulo principal. Es en ese momento cuando Cristina nombra el tema de los seguros, una nueva iniciativa que esta poniendo en marcha el centro y que hace que lo diferencien de otros, un seguro exclusivo para decesos de mascotas. “Lo que hay hasta ahora es como si fuese un seguro de Adeslas o de DKV de enfermedad. Lo que nosotros queremos es un seguro dirigido a lo que trabajamos. Creemos que las mascotas se merecen algo así después de tantos años acompañándonos”, concluye.
Las chicas de Tanatomascotas se quedan pensativas y antes de que el sensor de las puertas del centro se activase para dar la despedida Ana añade una ultima frase. “¿Sabes?, los animales tienen una capacidad que las personas no tenemos, escuchar”
En ese instante, las frases de la pared, las de Cristina y las que Ana había estado recalcando todo el tiempo cobraron sentido. Las puertas se abrieron y recorriendo el paseo de piedra el lema del centro 'Juntos para siempre' se hacía más poderoso en la fachada de la nave.
Puede sonar contradictorio, pero lejos de ser un sitio desesperanzador, entre las paredes del edificio rebosaba tranquilidad, respeto y un cariño con un toque diferente. Un cariño que las mascotas han aportado a sus dueños durante tantos años y que ahora descansaban allí, en la Calle Pirita.