El pasado 8 de junio se celebró en todo el mundo el Día Internacional de los Tumores Cerebrales. El pasado año se diagnosticaron 4.457 nuevos casos según los datos del Observatorio del Cáncer, mientras la Universidad de Valladolid de Valladolid trabaja, en colaboración con la Asociación Española Contra el Cáncer para mejorar la detección, el diagnóstico y el Tratamiento de estos tumores.
EL ESPAÑOL de Castilla y León visita a Elisa Moya Sáez, natural de la localidad vallisoletana de Ataquines y de 27 años y a Rafael Navarro González, madrileño de nacimiento, de 30 primaveras. Ellos son dos investigadores predoctorales de la UVa que han conseguido generar, gracias a la inteligencia artificial, imágenes sintéticas que podrán utilizarse junto a las que se crean en una resonancia magnética en el diagnóstico y la predicción del tratamiento del glioblastoma, el tipo más común de tumor cerebral maligno.
El trabajo ha sido publicado en la revista científica ‘NMR in Biomedicine’, está financiado por la Asociación Española Contra el Cáncer y el Ministerio de Ciencia y Tecnología, y ha sido dirigido por Carlos Alberola, catedrático de Teoría de la Señal y Comunicaciones de la Universidad de Valladolid.
Simplificación a base de imágenes sintéticas
“La imagen médica, y en particular la resonancia magnética, es una de las técnicas que más se utilizan para el diagnóstico de los tumores cerebrales. En la prueba se adquieren diferentes tipos de imágenes que aportan información complementaria. Usamos todas ellas. El problema está en que se trata de pruebas muy largas. El paciente está durante todas ellas inmóvil en el escáner, lo que puede ser difícil para algunos pacientes”, explica en declaraciones a este periódico Elisa Moya.
Rafael Navarro añade que, lo que ellos han propuesto, es “no adquirir todas esas imágenes en la prueba, solo algunas” y, a partir de las mismas, “generar el resto usando la inteligencia artificial para reducir la duración” y para que, en caso de que haya que sustituir alguna de las imágenes “no haya que repetir la prueba”.
Una investigación en la que llevan trabajando desde verano y en la que “enseñan al ordenador, mostrándole numerosos casos de imágenes reales” a que “aprenda esa relación entre unas y otras para que, de forma automática pueda convertir unas en otras de forma fiable”, explican orgullosos, y no puede ser para menos.
“El obtener los resultados que hemos obtenido es un orgullo. Publicarlo en una revista como ‘NMR in Biomedicine’, también. Estamos dirigido por los doctores Rodrigo de Luis, Santiago Aja y Carlos Alberola y hemos colaborado con el Hospital Universitario Río Hortega y el 12 de Octubre de Madrid que son los que nos han proporcionado la mayor parte de los datos”, añade Elisa.
Lucha contra el glioblastoma
El glioblastoma es “el tipo de tumor cerebral maligno más común”. El problema radica en que se trata de un tumor “muy agresivo con una tasa de supervivencia baja”. Está cerca del “40% el primer año de diagnóstico” y baja al “17% el segundo”. “Es una de las patologías que menos ha mejorado, en cuanto a pronóstico, en los últimos años”, explica Rafael.
“Con nuestro estudio ofrecemos información fiable al médico para que este pueda determinar el tratamiento más adecuado a seguir por el paciente. Todo en función a cuáles sean las posibilidades reales de supervivencia del paciente. Se puede decidir si merece la pena un tratamiento más agresivo para luchar contra el tumor o es preferible uno paliativo, para mejorar la calidad de vida del paciente el tiempo que le quede”, añade Elisa, emocionada. Porque es un tema duro y complicado.
Existen distintos tipos de tumores cerebrales que tienen diferentes grados. El glioblastoma es de grado cuatro. “En este grado concreto es importante predecir la supervivencia esperada del paciente. En todos lo es, pero en este más especialmente porque es el que tiene la tasa más baja de poder sobrevivir”, explican los protagonistas del estudio.
La colaboración entre administraciones, fundamental en la investigación
En estudio que no podría haber salido adelante sin la colaboración entre las diferentes administraciones. La financiación, por parte del Ministerio y de la Asociación Española Contra el Cáncer, “la entidad privada que más dinero invierte en investigación”, apuntan ensalzando su labor, y el apoyo de los hospitales Río Hortega y 12 de octubre.
“Creemos que las Administraciones Públicas deberían aumentar la inversión en investigación. Al final, con ellas, no solo se consigue mejorar la calidad de vida de las personas, sino que acaba siendo una inversión de futuro para generar riqueza en el país. Incluso para reducir costes al sistema de salud. Es imprescindible que los investigadores podamos tener ese apoyo económico”, señalan.
El objetivo que persiguen tanto Elisa, como Rafael, pasa por “intentar mejorar la vida a muchas personas” con sus investigaciones. Se trata de poner su talento al servicio de los demás, para hacer las vidas de otros más fáciles. Un gesto que les honra y que ha de ser reconocido.