Con la llegada de la temporada estival, muchas familias buscan el mejor destino para pasar unas merecidas vacaciones. Las ganas de desconectar del mundanal ruido y compartir unas semanas de descanso se antojan necesarias. Con todo, uno de los sectores beneficiados en esta época del año es de la hostelería. No obstante, la inflación y la falta de personal hacen que este verano sea un quebradero de cabeza para las cadenas hoteleras que atraviesan una de las peores crisis que se recuerdan.
Javier, gerente de ELE Enara Boutique Hotel, se muestra preocupado por los elevados costes a los que tiene que hacer frente, especialmente a lo que compete a la electricidad. “Cuando se contrata la electricidad con una compañía, se hace anual. Por suerte firmamos un contrato antes de la pandemia y la compañía ha respetado el contrato. Cuando venció el compromiso, ha habido una subida tres veces más con respecto a lo anterior”, relata. Un hecho que compromete seriamente la viabilidad de muchos hoteles: “Es una situación insostenible. Nosotros tenemos elaborados unos ingresos y costes en función a lo que prevemos; si nos va a costar tres veces más, desmonta toda la estructura”.
En esta misma línea se muestra José Luis Abellán, propietario del Hotel Zenit Imperial ubicado en el centro de Valladolid. “Esta semana precisamente nos ha escrito la compañía energética contratada para comunicarnos que no puede mantenernos la actual tarifa y que vendrán a visitarnos para aumentarnos el precio”.
Y es que no solo el elevado coste de la luz es el único problema al que se enfrentan, la contratación de personal es otra de las dificultades que viven los gerentes. “Es un mal endémico en España. La contratación siempre ha sido un problema histórico por la falta de profesionales o porque la hostelería no es un destino de trabajo que la gente lo tenga como primera opción. Después de la pandemia se ha agravado. Considero que la estructura laboral que existe necesita ser remodelada y tener en cuenta a los empresarios a la hora de tratar este tipo de cosas”, aclara el gerente de ELE Enara Boutique.
Abellán ve en las ayudas del Gobierno el gran problema a la hora de contratar. “Está siendo complicado. Para camareras de piso y camareros en general hay mucha menos oferta de personas. Suponemos que es por las subvenciones, ya que a la gente no le compensa trabajar”, relata. Una situación que ha vivido Javier: “Es muy triste que se prefiera estar en casa con una ayuda y realizar trabajos no estando de alta en la Seguridad Social, que aceptar un puesto de trabajo. Lo vemos día a día”.
Sobre el futuro, los hosteleros son cautos. “Las previsiones son muy inciertas. Es cierto que el turismo es lo primero que desaparece en una época de crisis, pero, también, es de lo que más rápido se reactiva”, sostiene Javier. A la espera de concretar las reservas, Abellán confía en un repunte del turismo tras dos años con poco movimiento debido a la pandemia: “Los datos de ocupación de junio han sido iguales al año 2019. Con respecto a agosto esperamos buenos datos. Ahora se está reservando sin tanta antelación y no tenemos datos de agosto, como no se complete será peor que el año 2019 con diferencia”.
Ante esta problemática, la Asociación de Hoteles de Valladolid ha solicitado ayuda para poder lograr un equilibrio necesario y soportar las acuciantes pérdidas. Francisco Posada, su presidente, se ha reunido con las instituciones para buscar soluciones. “Hemos tenido una reunión con el ayuntamiento para pedirles que nos ayude en lo que pueda. Como asociación somos un motor importante para el turismo y estamos colaborando en el turismo deportivo. Necesitamos que la feria sea el pulmón del turismo congresual en Valladolid”.