Las medidas de ahorro energético son una realidad. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, informaba de que “ahorrar energía es una tarea de todos y es prioritario”. En ese paquete de recortes, una de las que más afecta es la temperatura del aire acondicionado, que se debe mantener a 27 grados. Bares, comercios, papelerías y lugares de ocio, están comenzando a notar los efectos de esta situación en su primer día.
Lo cierto es que, en pleno verano, la gente va buscando un sitio interior que les pueda ofrecer algo de frescor y, sin embargo, se encuentran con más calor. A los hosteleros, principalmente, no les han gustado estas medidas. Desde el bar La Alborada, su propietario Brunelvis, informa de que “la gente se queja por el clima que hay dentro del bar”. Además, ha explicado que ha tenido que poner otro aire más a mayores porque con uno no es suficiente. “Tengo 17 horas dos aires puestos, el precio de la factura se va a incrementar muchísimo. Antes lo ponía a media mañana y ahora tiene que estar durante todo el día. Sin embargo, aunque haya añadido otro más, cuando el bar se llena parece que no hay nada puesto”, asegura el propietario de La Alborada.
Respecto a las puertas, han dado un margen de un mes para poder cambiarlas y que tengan un sistema de apertura y cierre automático. En el caso de este bar, no la han cambiado y no prevén hacerlo. “Mi puerta se cierra siempre, no es automática, pero se cierra sola al pasar, si se ponen quisquillosos tendré que hacerlo, pero es una inversión muy grande”, ha afirmado.
En el caso de el bar El Establo, el dueño asegura que el local “es un horno”. Tienen las cocinas dentro del establecimiento y con el aire a 27 grados “no se enfría lo suficiente”. Respecto al cambio de puerta ha sido firme: “Si quieren que la cambie, que me den subvenciones. Yo no puedo asumir este coste para que en dos días vengan a decirme que tampoco sirve”. Irán viendo “cómo evoluciona la situación”.
El dueño del Masai, Javier, un bar ubicado en Parquesol asegura que los clientes “entran y cuando ven que hace calor, salen a la terraza”. En su establecimiento es cierto que se nota el aumento de la temperatura porque “se construyó hace 25 años y los materiales no son los más propicios para esta medida”. La puerta del local “por ahora” no afecta y no tienen que realizar ninguna modificación.
Los comercios de Valladolid también han notado el comienzo de estas medidas en la capital. Lo cierto es que hay posiciones enfrentadas. Por una parte, comercios como Oh Luna! informan de que ellos no lo han sentido mucho. “La tienda es pequeña y no nos influye mucho la temperatura, está el comercio muy fresco”, ha afirmado la propietaria.
En el lado opuesto, está un comercio vallisoletano que se encuentra en el centro de la ciudad. “Con esta temperatura pasamos calor”, ha asegurado. Asimismo, ha explicado que los clientes entran y se muestran “más reticentes” a probarse ropa porque terminan “sudando” con la gran ola de calor que sacude a Castilla y León.
Ola de calor y ciudadanos reticentes a las medidas
Las medidas llegan en un mal momento. Pleno verano y una ola de calor invadiendo el país. Sitios frescos quedan pocos y, por ahora, los ciudadanos no buscan otra cosa. Un habitante de la capital, llamado Adrián, afirma que la medida le parece “injustificada” y continúa lamentando que “es imposible tener el aire a 27 grados cuando en la calle hace un calor terrorífico. Hay comunidades a las que igual no les afecta tanto pero aquí sí”. Asimismo, lamenta que el “Gobierno tome estas medidas, siempre generalizan y no piensan en nadie. Esto es absurdo”.
Otra habitante de Valladolid, llamada Carmen, se ha unido a la protesta del anterior. “No me parece bien que pongan el aire a esa temperatura. Hace muchísimo calor en la calle y, como clienta, solo busco un sitio que esté fresco. Lo que van a conseguir así es que no consumamos y van a perjudicar a la hostelería. Con estas temperaturas y este calor, se te quitan las ganas de entrar en ninguna parte. Para estar pasándolo mal, me quedo en mi casa”, ha asegurado la ciudadana.
El mundo al revés. Con estas medidas y en pleno verano, la gente prefiere, en pleno agosto, las terrazas al interior de los locales.