Cuatro eralas de ensueño las tentadas por los diestros Miguel Maestro y Alejandro Fermín en una tarde-noche plena de torería. Julián Maestro, Andrés Sánchez y Javier Blanco fueron los “tapias” de la interesante jornada.
Una aclaración
Antes de proseguir hemos de hacer un inciso. Este reportaje debió haberse publicado hace un mes aproximadamente. Pero por causas ajenas a nuestra voluntad no se pudo. Y es que, en un mes, han pasado muchas cosas buenas con respecto a los protagonistas que se mencionan en el texto. Por ejemplo, Miguel Maestro acaba de regresar de Perú triunfante. Alejandro Fermín tomó la alternativa una semana después de este tentadero. Y algo muy importante para un ganadero: debutar, tomar antigüedad en Las Ventas…y triunfar. Eso es lo que le ocurrió a Jesús Pérez, ganadero y criador de Toros de Brazuelas.
Al relato
Pero vamos al relato de aquella tarde-noche que reflejamos en el titular. No es normal, ni fácil, que en un tentadero coincidan en embestir de la forma que lo hicieron las vacas de Brazuelas. Cuatro fueron cuatro. Y todas con la calidad del temple y la nobleza por bandera. En el serial de Pamplona (10 de julio pasado), pudimos ver a sus parientes de La Palmosilla ofrecer una de las tardes importantes del año, -sino la mejor- con un toreo de muchos quilates ante un encierro para quitarse el sombrero ¡Los genes funcionan, vaya si funcionan! (Vacas y machos procedentes de La Palmosilla pastan en “El Refugio” de Jesús Pérez).
Y a todo esto, Alicia, Jesús Pérez y su hijo Jesús (los ganaderos de Toros de Brazuelas), mostraban su alegría ante el desarrollo de un tentadero donde sus eralas dieron un juego de nota alta. Fueron vacas para recordar.
Con la luna de testigo
¡La luna ya se asomaba, mientras que el sol se escondía! ¡Y las vacas de Brazuelas, embestían y embestían!
No se me ocurre otro pareado visto lo visto. Y es que si, “detrás de un gran hombre hay una gran mujer”; delante de una gran vaca tiene que haber un buen torero. Y los hubo; hasta cinco. Aunque, quienes de verdad estuvieron a la altura de las excelentes eralas fueron los dos protagonistas: el matador de toros madrileño Miguel Maestro (un buen torero, olvidado injustamente por los estamentos taurinos de su comunidad) y el cacereño Alejandro Fermín, recién doctorado en Moraleja (Cáceres), y apoderado por Andrés Sánchez.
Vacas bravas, nobles, con humillación y sin abrir la boca
Porque, ante animales que reúnen bravura, nobleza y duración -y sin abrir la boca- (lo que siempre ha soñado un ganadero que se precie) tiene que haber delante alguien que sepa interpretar las condiciones del animal. Ambos lo supieron hacer y además disfrutando y regocijándose en cada muletazo. Las entendieron a la perfección, con la ayuda y el ahormado en el jaco de Jesús del Bosque, picador de la casa, y de su colega José Antonio Rodríguez (mayoral de la ganadería Villanueva quién vino de invitado junto a Javier Blanco y su familia).
Los “tapias”
Los hubo de lujo como un Julián Maestro pletórico, (“Los Príncipes del Toreo”). El matador de toros salmantino Andrés Sánchez, -apoderado de Alejandro Fermín- que dio tres muletazos de ensueño. Y Javier Blanco, quien recordó su importante etapa de novillero hasta que lo dejó en 2006.
Los invitados
Ya hemos comentado lo de Javier Blanco, quién llego a “El Refugio” con su esposa, Cristina Hidalgo y con Lucía y Carla, sus hijas. Nieves, la esposa de José A. Rodríguez, los toreros y sus ayudas. Jesús del Bosque, el picador; los ganaderos y alguno de sus familiares, como Pilar, hermana de Alicia, y amigos que ayudaron en las tareas de chiqueros, etc. Nuestra gráfica Natalia Calvo vino con su hija Evelyn (un bellezón quinceañero), quien cámara en ristre intenta emular a su madre.
Javier Blanco, ex novillero, ex profesor de Magisterio, ganadero y hombre de negocios
Nos centramos en Javier Blanco, novillero hasta 2006 (llegó a presentarse en Las Ventas); licenciado en Magisterio por la Universidad de Salamanca y actualmente es responsable de la cadena hotelera Be Live (Grupo Globalia). Pero no olvida el mundo del toro como ha demostrado en este tentadero, donde, además de bregar ayudando a los toreros, salió con su hija Carla en brazos y dio dos o tres muletazos a una vaca. Y desde 2016 cuenta con un hierro: Ganadería Villanueva, de origen Núñez-Domecq, cuyas reses pastan en la finca “Los Linarejos”, en la madrileña Moralzarzal.
Las viandas de Alicia y su hermana Pilar
Se echó la noche en “El Refugio”, y en el porche ya estaba preparada una larga mesa de tableros llenos de exquisitas viandas y deliciosos vinos como en esta casa es costumbre. Hasta veinte “bocas” pudimos contar, y eso que faltaba el mayoral (Luis López de Pedro) y Jesús Pérez, junior, quienes, junto a unos amigos, estaban echando de comer al ganado.
Cuestión ésta muy seria, tal y como están los campos en julio sin una brizna de hierbas que llevarse a la boca los animales. Y hay que echar mano de paja y pienso continuamente.
Empanadas de bonito, deliciosas y jugosas tortillas de patata, embutidos caseros, mojes de chicharro, pimientos fritos, tomates…., etc., etc. Y buen vino, tinto y rosado. Nos dieron las tantas, pero mereció la ocasión el tentadero.
¡Enhorabuena, ganadero! Y que siga en alza ese “refugio” de bravura que hay en Alcazarén.