Se lidiaron toros de la ganadería charra de Ángel Sánchez y Sánchez (encaste Murube-Urquijo), reglamentariamente afeitados. De desigual presentación y de buen juego en general, aunque algunos con falta de celo y codicia.
Rui Fernándes
Se lidió en primer lugar un toro terciado, africano de nombre, negro, con un peso en la báscula de 496 kg que fue recibido por el portugués a lomos de Olímpico. Toro frío de salida y distraído que se duele en el primer rejón, apretándole al cavaleiro que lo llevó encelado desentendiéndose el astado. Desistió Rui de poner un segundo rejón. A continuación sacó a Dorado, citando de nuevo al toro y encelándole en la cola en un galope a dos pistas que enseguida se aburrió clavándole una banderilla para posteriormente clavar una segunda al estribo después de citarlo de frente.
Cambió nuevamente de montura sacando a Mistral, con el que le volvió a citar de frente clavando una tercera banderilla que no consigue prender en el cuerpo del animal. Ya en esta fase de la faena al toro le costaba un mundo seguir el galope de los caballos, perdiendo brillantez la faena. Entra por cuarta vez de frente clavando arriba, para posteriormente sacar a H Quiebro para las banderillas cortas y clavar el rejón de muerte un tanto caído. Oreja.
En el segundo, Melonero de nombre, cinqueño, de 517 kg, negro, saca a Gucci. Toro frío de salida que le encela pero se aburre. Le cita y clava en lo alto el primer rejón. Después consigue encelarlo de nuevo llevándole cosido a la cola del caballo pero el toro, falto de codicia, se desentiende de la montura. No quiere nada el toro pero Rui le pone voluntad y le clava un segundo rejón tras llevarle a los medios.
Luego sacaría a Artista y Mistral en banderillas que, en una labor meritoria por la poca colaboración del astado, le consigue poner cuatro banderillas, la última de ellas en los terrenos del 8 muy pegado a tablas. El resto de la faena, banderillas cortas, sin emoción alguna. Mata de rejón algo trasero. Oreja.
Sergio Galán
Lidió en primer lugar a Zapatero, de 527 Kg en la romana, negro. Lo recibe a lomos de Alcotán, encelándole pero siguiendo el comportamiento del resto del encierro se desentiende del caballo. Consigue clavar un primer rejón y un segundo en el que se arranca con pies y buen tranco el murube. Cambia de montura Sergio Galán sacando a Capote colocando una primera banderilla citándole de frente y arrancándose el toro con fuerza aunque después, cuando sigue la estela del corcel hace amago de rajarse. En la segunda banderilla, en los terrenos del 1, vuelve hacer amagos de rajarse y no querer saber nada del caballo, así como en la tercera. Saca al ruedo a Capricho para clavar una cuarta banderilla con el toro ya muy parado.
Lo cita de frente y en el momento del encuentro hace la batida al pitón contrario clavando en lo alto. Ya en la quinta banderilla, le cita en los terrenos del cinco y seis, y le acorta la distancia corta arrancándose el toro y clavando una vez más arriba. Llega mucho al público al poner un par de banderillas a dos manos y clavando muy reunido. El toro se aquerencia en tablas, y resulta cogido el auxiliador cuando intenta sacarlo. Mata de rejón trasero, y tiene que descabellar, previa autorización del presidente. Seis golpes con el verduguillo hicieron que perdiera los trofeos. Silencio.
Le tocó lidiar a Sergio Galán en segundo lugar el toro por el que todos suspiraban en el sorteo, el 42, Montecillo, de 506 Kg, cinqueño, negro. Lo recibe con Noche, un caballo tordo rodao, en los medios encelándolo y toreando “en redondo”. Clava el primer rejón. A continuación saca a Bribón para banderillas cayéndose el toro acusando falta de fuerza y codicia. Le cita de frente y clava sin batir al pitón contrario. Y al relance clava la banderilla en los terrenos del 6 y lo lleva a en la grupa hasta los terrenos del 1. Seguidamente lo saca a los medios para citarle de frente, dándole los pechos del caballo, y clava en todo lo alto. Cambia de montura sacando a Bambino. Deja llegar mucho al toro y clava la tercera y cuarto banderilla, previo balanceo del caballo antes de citar. Repite el mismo ejercicio de doma antes de clavar la quinta banderilla en los terrenos del 8. Para el último tercio saca a Óleo con el que se adorna haciendo el teléfono. Oreja.
Diego Ventura
El de La Puebla del Río fue el triunfador absoluto de la tarde cortando un total de tres orejas. El sevillano dio una auténtica lección de toreo a caballo. Es un auténtico espectáculo con un gran sentido del mismo, llegando mucho al público. En el primero, de nombre Montañero, de 578 kg, toro con buen tranco y son, pero escasito de celo y codicia, realizó una faena que estuvo presidida por el ajuste en los embroques, brillando con Guadalquino pero sobre todo con Nazarí, unos de los caballos estrella de su cuadra. Clavó tanto el rejón como las banderillas dando todas las ventajas al toro, de lejos, dejándose ver, para posteriormente a la salida de los embroques llevarlo cosido a la grupa, y todo ello, dotando de espectacularidad a cada acción y a cada movimiento, quizás algunas veces un tanto exagerado. Lo cierto es que su presencia, su toreo llena la plaza, y además torea como los ángeles.
Las últimas banderillas fueron espectaculares, así como la ejecución de las cortas al violín levantando al público de sus asientos. Mató de pinchazo hondo que necesitó descabellar, previa autorización del Presidente, rodilla en tierra. Una oreja con fuerte petición de la segunda.
En su segundo, de igual nombre pero distinto número que el segundo de la tarde, Zapatero, un cinqueño de 533 kg, negro, volvió a armar la marimorena. Clavó un solo rejón, pero en banderillas tanto con Nómada como con Bronce armó un auténtico alboroto, clavando muy ajustado y batiendo al pitón contrario. Citando de lejos y dejándose venir al toro dándole todas las ventajas para clavar arriba. Pecó el toro de falta de celo y codicia, y en algunos momentos de la faena estaba excesivamente agarrado al suelo, pero con el centauro de La Puebla, si el espectáculo no lo pone el toro lo pone él. A Bronce, como es habitual, le quitó la cabezada y puso dos banderillas a dos manos que hicieron las delicias del público. Las cortas al violín, ajustándose mucho por la condición del animal a esas alturas de la faena. Mató de pinchazo hondo y rejonazo sin puntilla. Oreja y fuerte petición de la segunda.