Víctor Manuel y los Beatles revivieron sus canciones 50 años atrás y decían en sus prolegómenos ante el público que “no eran nada”, que podían seguir otros cincuenta... De ahí el titular. Y es que, las herederas de Alejandro y Esperanza tienen asegurado el relevo generacional con sus nietas, que algunas de ellas ya laboran y con fuerza en las bodegas de la casa.
Por invitación de mi entrañable Miguel Ángel Benito, alma mater de todo lo que se cuece en torno al vino en Peñafiel y comarca, acudimos a esta celebración en un día de asueto pleno, acompañado de Silvia García, directora de El Español-Noticias de CyL.
Por la Ribera del Duero a la ida y por el Valle del Esgueva a la vuelta, fuimos recordando los tiempos pasados cuando laborábamos en los proyectos de Carlos Velasco, donde nos implicábamos hasta las cachas. Ahora, Silvia, una bella zamorana, y con una profesionalidad rotunda, dirige con acierto el digital alcanzando cotas de audiencias muy, pero que muy importantes.
Día caluroso en Pesquera de Duero, donde el olor a mosto se mezclaba con los perfumes y coches caros, (y con el jamón de Guijuelo, el champagne y el blanco de bienvenida) en un acto emotivo donde daba gloria ver a las sucesoras del gran Alejandro Fernández en un patio lleno de invitados, contestando a las preguntas de la siempre jovial y hermosa, la vallisoletana Juncal Rivero.
Un vídeo, magníficamente realizado y enternecedor, nos fue mostrando la historia de la bodega desde los años 70, cuando Alejandro Fernández empezó a elaborar vino de su majuelo, sin etiquetar, para regalar a sus clientes. Ahora, 50 años más tarde, es un imperio que sus hijas Lucía, Olga y Mari Cruz, y cuatro de sus nietas vinculadas al negocio del grupo, llevan con profesionalidad, y orgullo, pregonando el “Tinto Pesquera” de la Familia Fernández-Rivera por los cuatro puntos cardinales.
Con mis respetos a todos los invitados, (políticos, bodegueros y amigos de la Familia Fernández-Rivera) tengo que destacar a uno en particular. Vino en su silla de ruedas por las cicatrices de un ictus, pero sigue manteniendo ese tono vital como es su sonrisa y su amistad. Me refiero a Paco Martínez (Paco el de La Criolla)
Fiel amigo de Alejandro, (tanto monta) al que le compraba arrobas y arrobas de vino cuando el gran bodeguero de Pesquera se iniciaba en el mundo del vino. Paco no podía faltar a este evento de recuerdos entrañables.
Luego, nos invitaron a un suculento almuerzo, acompañado de los vinos estrella de la Casa: Tinto Pesquera MXI 2020 y Tinto Pesquera reserva 2018, ambos para enmarcar. La crema de almendras con vieiras a la plancha, trigueros y esféricos de caviar fueron de nota alta, y de sabor no os quiero ni contar.
Y los pinchos de lechazo, recién braseados al lado de la carpa, fueron de una exquisitez excelsa. Y para recrearse con el dulce, sirvieron una bola de cristal de suave chocolate y crujiente.
Tras los cafés salimos pitando por el Valle del Esgueva y nos perdimos la actuación de Los Secretos (“déjame, no vuelvas a mi lado…”), pero la dire tenía que volver a Zamora y recoger a sus hijos.
No obstante, la organización del acto, (magnífica, por cierto) llevada a cabo por la agencia Ríos & Toth, con el joven Lucas Ablático al frente, ha prometido enviar un vídeo y una galería de fotos a cada uno de los invitados.
P.D. El momento más emotivo de la velada llegó antes del inicio del almuerzo, cuando una voz entristecida y emocionada dio las gracias a todos por la asistencia y dijo: ¡nos falta alguien! Era la voz de Esperanza Rivera, la matriarca de la Familia Fernández-Rivera.
Enhorabuena, familia. Y 50 años no es nada, pero dan para mucho. Y gracias por dejarnos entrar a “esa casa sin paredes”, que diría Lucía Fernández en su alocución.