Un pueblo con una bella estampa, junto al río Cega y que se encuentra rodeado de páramos que parecen encajonarlo en dicho valle. Páramos que, como el que se dirige a Portillo, permiten obtener unas instantáneas mágicas que dejan ver la belleza que atesora la provincia de Valladolid.

Hablamos de Cogeces de Íscar. Localidad con historia. Su nombre parece ser una palabra árabe que significa: lugar donde se recoge la cosecha. A unos 36 kilómetros y a algo más de media hora de la capital se ubica un municipio que cuenta, según los datos del INE (Instituto Nacional de Estadística) con 158 habitantes.

Sin embargo, el lugar está triste ahora que ha comenzado el curso escolar y ha visto como el CEIP San Roque ha tenido que apagar las luces, ante la falta de matriculaciones y no alcanzar los tres alumnos, ratio exigido por la Junta de Castilla y León para que un aula esté activa.

Todavía tenemos todo el material dentro del colegio. Es de la dirección provincial. No queremos que el colegio se desocupe. Hay que luchar y tenemos esperanza. No hay que rendirse. Si lo haces, estás dando un paso atrás. Para apostar por el medio rural hay que luchar, luchar y luchar”, confiesa en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León la alcaldesa del pueblo, María Aranzazu Herrero Sanz. Lo hace apenada pero es optimista.

Solo la hija de la alcaldesa

Un colegio que pertenece al CRA (Centro Rural Agrupado) de Arroyo, que engloba a San Miguel de Arroyo, Cogeces de Íscar, Megeces y Viloria del Henar y con una larga tradición. “Rondará los 60 años. He conocido el centro con 15 y 20 niños. Hace años podría haber habido entre 30 y 40 pequeños en el centro educativo”, asegura la alcaldesa de Cogeces de Íscar.

El colegio se ha cerrado porque no ha habido matriculaciones, pero contamos con cinco niños en edad escolar de cuatro a nueve años. Los padres, por diferentes motivos han decidido matricularlos en otros colegios más grandes”, explica a este periódico nuestra entrevistada.

El año pasado había cuatro alumnos matriculados. El problema está en que dos estaban en sexto de Primaria y han tendido que emigrar al instituto. Otro ha decidido ir a Íscar y al final. “Este año solamente había una alumna matriculada que era mi hija, pero no llegamos al ratio de tres alumnos que exige la Junta de Castilla y León”, explica la alcaldesa del pueblo.

Todavía tenemos esperanzas de reabrir el colegio el próximo curso 2022-23, en el caso de que se diera el milagro de que hubiera padres que volvieran, otra vez, a matricular a sus niños en el pueblo. En las aulas de un pueblo, los pequeños se pueden formar bien”, explica la alcaldesa.

El Colegio de Cogeces de Íscar cerrado

Un pueblo apenado

“Es una gran tristeza para los vecinos del pueblo que veían pasar a los niños rumbo a la escuela. Han intentado convencer a los padres para matricular a sus hijos en la escuela. Las instalaciones y el mantenimiento son los mejores pero cada padre busca lo mejor para sus hijos. Eso está claro”, confiesa.

Los profesores también han acogido con pena la noticia y defienden “lo bien que se trabajaba en el centro educativo y el trabajo de los pequeños que facilitaba el del personal docente”. También es un servicio menos que puede prestar un pueblo que siente en sus carnes eso de la España vaciada.

“Es un servicio menos que tenemos y que no podemos ofrecer a las personas que se quieran asentar aquí y pregunten si hay colegio para escolarizar a sus pequeños”, añade la alcaldesa con tristeza.

Cogeces de Íscar, vista panorámica

Mirando al futuro

Cogeces de Íscar cuenta con un consultorio médico y con un bar que el Ayuntamiento saca a concesión cada cuatro años. “Funciona muy bien. Este año lo sacamos a subasta y lo ha cogido una persona que lo está dinamizando mucho. Está siendo un buen verano, con muchos visitantes de fuera”.

La alcaldesa añade que van a reabrir una pequeña tienda tras una reforma, antes de finales de año, con una subvención de la Diputación de Valladolid destinada al comercio rural para dar otro servicio al municipio.

María Aranzazu Herrero Sanz quiere ser optimista. Informa de que una familia de Íscar está “construyéndose una casa para ir a vivir al pueblo”. “Hay movimiento. A la gente le sigue atrayendo el pueblo para pasar sus vacaciones de verano o de Semana Santa”.

“Quiero mirar al futuro con optimismo. Aposté por quedarme en el pueblo y no marcharme. Lo veo con esperanza. Seguiremos luchando para que el año que viene haya familias que apuesten por el medio rural y la enseñanza aquí. Es lo mejor que puede haber”, ha finalizado nuestra entrevistada.

Cogeces de Íscar ha apagado las luces de su centro educativo y espera volver a encenderlas muy pronto.

 

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