Sereno, alegre, vitalista y con paso fuerte; así apareció, Serrat, sobre el escenario para despedirse de los castellanos y leoneses, a lo grande; con un concierto medido al milímetro, acompañado por unos músicos extraordinarios y repleto de anécdotas, bagajes y de sus grandes éxitos.
'El Vicio de Cantar', así es como se denomina esta gira que deja de manifiesto la pasión del cantante por la música y la cultura. Más de 57 años en el mundo de la música que le ha valido para poner melodía y letra a los sentimientos de toda una generación. Se esperaba que fuese un concierto emotivo y vaya si lo fue. Dale que dale, tema que eligió para abrir el espectáculo y al que siguieron otros como Lucia, Algo personal, Señora, Temps era temps, El carrusel del Furo o Un sueño en la piel.
No se dejó en el tintero los temas dedicados al poeta Miguel Hernández como sus Nanas de la cebolla, Para la Libertad canciones que una a una ponían en pie a un público que no dejó de cantar y vitorear al cantante catalán.
Otras canciones que causaron especial emotividad a los presentes, en la ciudad vallisoletana, fueron Es caprichoso el azar, Cançó de bressol o No hago otra cosa que pensar en ti.
Serrat se lució en su noche más emotiva, jubilosa y en la que recordaba “a partir de ahora todo en adelante es futuro”.
Con más de 2 horas ininterrumpidas de emociones, un público completamente entregado a su presencia, Serrat fue cerrando la noche con Golpe a golpe, verso a verso de Antonio Machado y Hoy puede ser un gran día. Por supuesto no se podía despedirse sin que sonara Mediterráneo y Algo personal, temas que hicieron vibrar el Polideportivo Pisuerga y con los que el público volvía a ponerse en pie. Finalmente, Serrat concluyó el concierto con “Fiesta” pues lo que realmente estaba sucediendo era una bonita fiesta de despedida de uno de los cantautores, poetas y compositores más relevantes de nuestro país, Joan Manuel Serrat.