"Ayudar a la mujer es cosa de hombres". Así sonaba el anuncio del TVE del coñac Soberano el 2 de febrero de 1972 al que acompañaban unas imágenes que daban por hecho que las tareas de la casa eran propias de la mujer. Los últimos coletazos del franquismo predominaban en una sociedad profundamente machista en el que las chicas ocupaban sectores muy específicos como la limpieza o la enfermería. Sin embargo, hubo un grupo que rompió con todo esto en Valladolid. Las 16 primeras mujeres que se incorporaron al Cuerpo Municipal de Policía de la ciudad. Entre ellas se encontraba Asunción Barbáchano.
Nacida en 1954 y a sus 18 años dio uno de los pasos más importantes de su vida, pero lo que no sabía es que lo iba a ser para otras tantas mujeres de las generaciones posteriores. "Nos encontramos con bastantes dificultades a la hora de desempeñar nuestro trabajo", recuerda Asunción, que tenía claro que quería ser Policía para "ayudar a la gente".
Si bien es cierto que en estos primeros años las labores dentro del cuerpo se limitaron a trabajos administrativos o a acompañar a los niños y niñas en el autobús escolar, pero sentaron un precedente en el futuro de la ciudad. Una ciudad que fue la tercera en tomar esta medida de admitir en el cuerpo municipal a las mujeres, por detrás de Córdoba (1970) y Madrid (1971).
Las dificultades no se tradujeron únicamente en las labores, sino que en los primeros años tras su entrada las mujeres tuvieron que renunciar a poder casarse, aunque esta norma fue retirada rápidamente. "Veíamos cierto resquemor por parte de la gente que ya estaba allí que nos veían como intrusas y que les íbamos a quitar el pan", asegura la ya jubilada.
Asunción asegura que por aquel entonces el machismo seguía "mucho más arraigado" que ahora, y que no las mandaban a "fregar" pero "casi". Por aquel entonces la prensa también era un enemigo de estas pioneras, ya que se mostraba sorprendida de que las mujeres pudiesen multar.
Pero como todo en la vida, la situación evolucionó. "En el momento que las mujeres pudieron acceder al mundo laboral y ascender la cosa se tornó, no era lo mismo que en los comienzos que éramos unas crías con poca experiencia y poco resolutivas en el sentido de que no sabíamos cómo teníamos que defendernos", explica.
Para Asunción es un "adelanto importante" en el mundo laboral y en el mundo general que la mujer actúe con normalidad en sectores que hasta ahora estaban prácticamente al 100% mascunilizados. "La mujer siempre ha estado menospreciada, sobre todo en un cuerpo que ha sido principalmente de hombres", asegura.
Es precisamente esa equiparación la que satisface a la expolicía de Valladolid, aunque cree que "siempre hay algo que recorrer". "Actualmente comparado con el hombre está ya bastante bien", admite.
En la actualidad el Cuerpo de Policía Local de Valladolid cuenta con 58 mujeres en sus filas, lo que supone un 14,4% del total. De ellas, 44 son agentes, 10 están en prácticas en la academia, una es oficial, una es subinspectora, una es inspectora y por último está Julia González Calleja, que está al mando del cuerpo policial como intendente jefa del mismo. Es, precisamente ella, quien se ha convertido en un ejemplo para las generaciones de mujeres venideras.
Valladolid celebra este año el 50 aniversario de la incorporación de la mujer al cuerpo y lo ha hecho con una exposición de todas estas décadas en el Museo del Patio Herreriano este pasado fin de semana. A partir de ahora recorrerá los centros cívicos de la ciudad para que los ciudadanos puedan conocer como las 16 pioneras abrieron la puerta de la Policía Municipal de par en par a las generaciones siguientes.