Unos 80 animales entre machos y hembras, con el hierro de Toros de Brazuelas, se herraron en la mañana sabatina con un tiempo más primaveral que otoñal. Y “El Refugio” -de bravura como lo catalogamos en su día- se volvió a llenar de amigos; unos para disfrutar de la belleza del campo y del herradero, y otros para ayudar a Jesús en esta tarea tan importante como es el herradero, o ponerles el “carné de identidad a las reses”.
Y todos a comer tras las tareas. Algunos salimos gozosos por el exquisito trato y reconocimiento que nos hizo esta generosa familia.
Buen vino, de todos los colores, buenas viandas y buen flamenquito en directo. Así da gusto. Muchas caras conocidas como la del que fuera gran alcalde de Valladolid, y buen taurino, Javier león de la Riva, quién llegó acompañado de su hijo Pablo y su nieto, quien por cierto sigue la afición en tercera generación.
El que fuera matador de toros salmantino Andrés Sánchez,Javier Cantalapiedra con su hermano y su hija (de raíces mojadenses). Pedro De Frutos (El Cossío), Seve Sansegundo (Asociación Taurina de Iscar), el alcalde de Montemayor de Pililla, Iván Velasco, Javi Galván y Santi Morais (Foro Taurino de Tordesillas), el taurino Francisco Lorenzo, y Zamorano, el que fuera cortador y empresario taurino. Y muchos conocidos y amigos de la familia ganadera a los que pongo cara sin nombre.
El herradero transcurrió con toda normalidad ante un público expectante que disfrutaba de lo lindo, sobre todo cuando los becerros se dirigían hacia el pequeño muro que hacía de graderío buscando la salida hacia campo abierto de forma desesperada. Buscaban su libertad tras ser destetados y marcados.
Al margen del mueco de herrar, donde los animales son marcados de por vida, los ayudantes y encargados de la tarea, hicieron varias demostraciones de herrar a la antigua; eso es coger a la res entre varios hombres y, tumbada en suelo, marcarla. El humo, los berridos al notar el candente hierro y el clásico olor a piel quemada, daban el auténtico aspecto de una mañana de herradero en una finca de ganado bravo. Y entre tanto, la abundante chiquillería disfrutando de una mañana soleada y “haciendo el toreo” en la coqueta plaza de tientas.
Antes del condumio que, entre otros, habían preparado Josito y Luis Manuel, la familia Brazuelas: los padres de Jesús Pérez Carbonero, su esposa Alicia, Jesús, hijo del ganadero y el propio ganadero, micrófono en mano, fueron haciendo entrega de reconocimientos y agradecimientos en forma de un precioso plato portillano. Nuestra colaboradora gráfica Natalia Calvo y un servidor recibimos el nuestro.
Luego vendrían abundantes y buenas viandas. La tarde transcurrió en corros de tertulias donde, obviamente, el toro fue el auténtico protagonista donde no faltaron los comentarios sobre la gran temporada que ha echado el ganadero. Gracias, familia. Por cierto, enhorabuena, y que todo salga bien con la llegada de la nueva criatura.