El Tribunal Supremo, en concreto la Sala I, ha anulado varios acuerdos adoptados por la Junta de Accionistas de Bodegas Vega Sicilia, S.A. del 25 de marzo de 2013. Todo por considerar que constituyeron un abuso de derecho ya que, como ha informado ICAL, se idearon y tomaron con el fin de vaciar de contenido las facultades reconocidas judicialmente, con anterioridad, al empresario ya fallecido, David Álvarez, sobre las acciones de cinco de sus hijos en ‘El Enebro’, titular a la vez del 99,99% de las acciones de la citada bodega.
Con esto, se estima el recurso de casación que presentó otra hija de David Álvarez, en concreto María José Álvarez Mezquíriz, accionista minoritaria de El Enebro y presidenta del Grupo Eulen.
Con ello, se revocan los pronunciamientos anteriores de un Juzgado Mercantil y también de la Audiencia de Valladolid, al declararse la abusividad de los acuerdos impugnados por tener la finalidad de quitar a unos terceros unos derechos que habían obtenido en los juzgados.
El pleito, tras esto resuelto, se inició por el propio David Álvarez, fallecido durante la tramitación, por María José Álvarez y otro hermano de esta, que finalmente desistió de sus pretensiones.
La Sala destaca además que cuando se celebró la junta general, cuyos acuerdos son objeto de impugnación, era inminente la resolución del recurso de apelación contra la sentencia que había reconocido a David Álvarez el control de la mayoría del capital social de El Enebro, por lo que “resulta patente el designio de los socios que aprobaron el acuerdo de desactivar los pronunciamientos de esa resolución judicial”.
La sentencia prosigue asegurando que tanto El Enebro como la recurrente, en cuanto a accionista minoritaria de dicha sociedad “han resultado perjudicados por los acuerdos sociales impugnados” al privar de eficacia a los derechos que podían derivarse del procedimiento judicial que estaba entonces en trámite y que acabaría devolviendo el control de El Enebro al señor Álvarez y, añade, que por el contrario, merced a esos acuerdos, tal control acabó en manos de los cinco acreedores pignoraticios, aunque ellos no fueran accionista de El Enebro.