Realmente brillante resultó la experiencia trufera-vinícola-solidaria a favor de Aspaym, donde nos dimos cita más de cien comensales. Plato tras plato, nos quedábamos boquiabiertos por su presentación y por su exquisitez. No en vano, en la trastienda, tres magos de la cocina se esmeraron para ofrecernos una selección de platos de una elaboración sublime y delicada cuyo argumento principal fue la trufa.
Ni los más exquisitos gourmets podían imaginarse una cena como la que ha tenido lugar en el Hotel AF Pesquera, en el corazón de la Ribera del Duero. Y a la que pude asistir por invitación expresa de la familia Fernández-Rivera y de Miguel Angel Benito; ese sumiller peñafielense experto también en organizar eventos como el que nos ocupa.
Tres chef estrellas
El veterano chef italiano Andrea Tumbarello (Don Giovani, Madrid), Oscar García, (Baluarte, Soria) y el peñafielense David Pérez (Orige-nes), nos trasladaron al mundo mágico de la trufa negra, traída de la empresa soriana Espora Gourmet. Todo un descubrimiento para quién esto escribe.
Vinos de lujo, con un sumiller de lujo
A una excelente cena hay que acompañarla con excelentes vinos. Y esa parte tan delicada le tocó explicarla a mi querido amigo Miguel Ángel Benito (MAB. Wine Consulting), quién desde su Peñafiel del alma imparte magisterio, y te hace soñar en cada sorbo con su diálogo convincente. Además se explayó con satisfacción porque los vinos degustados fueron de auténtica categoría.
Vamos con el largo y delicioso menú.
De entrada, el personal del hotel nos recibió con una serie de platos de jamón ibérico acompañados de manzanilla gaditana. Suculento. Ello sirvió para hacer boca y saludar a conocidos. A continuación llegó el primero de la larga lista de platos: una tagliata de vieiras y trufa, más una ensalada de tubérculos, rúcula, manzana y juliana de trufa, mientras que Miguel Angel Benito anunciaba un champagne Laurent Perrier Brut Millésime 2008 de Marqués de Riscal que nos sirvieron de inmediato.
El huevo millésime con trufa
Fue todo un acontecimiento el segundo de los platos, obra de Tumbarello quién ofreció todo un recital culinario (huevo con crema de boletus adornado con lascas de trufa), además de entretener al personal como un auténtico animador de la cena.
Con el impresionante huevo con trufa y boletus siguió un platito de puerros asados (flor de Aulaga), potaje de jamón ibérico y trufa de Soria. El vino para ambos platos fue un blanco “Alejairen Magnum 2016” (Bodegas El Vínculo (D.O. La Mancha).
El risoto con trufa, tercero de los platos, vino acompañado de un sensacional “Arzuaga reserva especial 2017” (Bodegas Arzuaga Navarro, D.O. Ribera del Duero)
Con un “Le Fleur de Vivaltus 2017 (Bodegas Vivaltus D.O. Ribera del Duero), de la familia Illera, nos sirvieron unos callos de bacalao Skrel con alcachofas de temporada y aire de tubermelanosporum (nombre científico de la trufa negra). Plato realmente interesante de presentación y de sabor.
Un block de tostón a baja temperatura fue la siguiente degustación, acompañado de un “Alenza gran reserva 2009” (Bodegas Condado de Haza. D.O. Ribera del Duero). Gran vino, a decir de los entendidos con los que compartimos mesa y mantel: Anselmo García, un veterano carnicero peñafielense; el letrado Pedro Martínez y José Antonio Bocos,”Toño”, marido de Lucía Fernández, quién entro a currar en la bodega familiar cuando tenía algo más de 20 años. Buena gente, con la que pasamos una velada estupenda. Y sobre todo hacer amigos; es lo que tiene acudir a estos encuentros gastronómicos.
La joya de la corona
Y llegaron los postres: obras de arte en lo ornamental con primoroso y variado sabor y color, donde, obviamente, no faltó la trufa. Me explico: tarta de queso con helado de vainilla y trufa. Más otra delicia tropical con una ravioli de piña confitada y coco con flan de bombón de trufa.
Y con estos gozosos postres nos llegó, catalogado por Benito, la joya de la corona; un “Tinto Pesquera gran reserva millenium 1996” (Bodegas Alejandro Fernández-Tinto Pesquera, DO Ribera del Duero). 27 años contemplan a este vinazo, del que Miguel Angel Benito habló maravillas. En boca pudimos comprobarlo. “Lástima que quede tan poco en casa”, comentó Toño con tristeza y añoranza.
Finalmente, aún con el delicioso sabor del Pesquera, (el retrogusto que diría un experto) llegaron los parabienes para todos aquellos que han colaborado en esta cena solidaria, que contó con el apoyo, de forma desinteresada, de los tres chefs mencionados, de las bodegas que aportaron sus deliciosos caldos, la firma soriana Espora que aportó las trufas, y las tres hermanas Fernández-Rivera (Lucía, Olga y Mari Cruz) con la matriarca al frente, Esperanza Rivera, quienes donaron a Aspaym Castilla y León 4.000 euros.
La subasta de las chaquetillas de los tres chefs
Fue una idea de Tumbarello, que ni corto ni perezoso se quitó su chaquetilla de cocinero e invitó a sus compañeros que hicieran lo mismo con el fin de subastarlas. Una de las hermanas Fernández-Rivera alzó la voz y ofreció 2.000 euros. Tras un tira y afloja entre los cocineros, todo se saldó con la aportación de otros 2.500 euros por parte de la familia anfitriona entre risas de todos los asistentes a la cena.
El momento estelar de la noche llegó cuando el cheff italiano, Andrea Tumbarello, les pidió a sus compañeros las chaquetillas para iniciar la subasta
P.D. Todos los comensales fuimos obsequiados con una mandolina (obsequio de Espora con Blanca López, CEO de la compañía) para rebanar las trufas. La mía se la haré llegar a mi cheff preferido (mi hijo Alberto que labora en el Hotel Almirante de la playa alicantina de San Juan).