Íscar es un municipio vallisoletano que se ubica en el extremo sureste de la provincia de Valladolid. En el límite entre Segovia, Cuéllar y Olmedo. Enclavado al pie de un espigón de los páramos calizos sobre el que se asienta una de sus joyas. El castillo.

Se encuentra surcada por conocidos ríos: Pirón, Eresma y Cega. Allí construyeron los primitivos moradores de la localidad pucelana un castro fortificado que data del periodo Calcolítico, hacia el año 2.000 a.C.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) allí viven en la actualidad un total de 6.302 vecinos. La edad media en el lugar es de 45,4 años, según las mismas fuentes.

Sin embargo, allí vive la iscariense Teófila Hernansanz que en los últimos días ha recibido un merecido baño de masas, al cumplir este domingo, 5 de marzo, 100 años. Nació en el 1923. Es hija  de Mariano Hernansanz, labrador y María Luisa Velasco, ama de casa, ambos iscarienses y hermana de otros cinco hermanos: Mariano, Juliana, Jesús, Julio y María Luisa.

Se casó con Ernesto Martín, también iscariense y labrador y tuvieron 4 hijos: Milagros, Maxi, Concha y Juan Carlos, familia que se completa con 10 nietos y 7 bisnietos.

A sus cien años recuerda con cariño a toda su familia. Se declara como una persona casera, ama de casa, pero también recuerda cómo ayudaba a su padre a moler el trigo, o a su marido en el almacén de patatas. También recuerda sus bailes de joven; la piñata, las fiestas, las meriendas en el río, y sin olvidarse de los juegos más infantiles como las tabas, la comba y los alfileres.

El alcalde de Íscar, José Andrés Sanz, ha visitado y felicitado a Teófila Hernansanz Velasco con motivo de su centenario, junto con la familia y dentro de todos los actos organizados por la Residencia Sta. María de los Mártires de Íscar, entre ellos, la misa oficiada en la capilla de la residencia por el párroco Juan Carlos Plaza.