Medina del Campo (Valladolid) tiñó de de nuevo de sonido saetero la madrugada del Viernes Santo, ese canto limpio, peculiar y profundo que resonó entre las calles más empinadas del barrio de La Mota, una zona popular alejada del casco histórico de la Villa de las Ferias y que acompaña siempre, en la procesión del Sacrificio, con la voz del cantaor Nemesio Pariente, quien posee un chorro que hace más emotivas si cabe a las procesiones en las que participa.

Sin embargo, la del Sacrificio, con el paso del Cristo de Santa Clara (Anónimo, siglo XIV), en la madrugada del Viernes Santo, es una de las más seguidas en una de las ocho semanas santas declaradas de Interés Turístico Internacional en Castilla y León.

La Cofradía del Descendimiento es la que encargada de celebrar esta procesión, que empieza a las 7 de la mañana en la parroquia de San Miguel Arcángel y atraviesa los barrios de La Mota y Las Claras, pasa por la explanada del Castillo y culmina camino del Convento de las Madres Clarisas, que esperan la llegada de su Cristo, donde se entrega el Cristo a la madre, un momento muy emotivo. Este recorrido es uno de los más bonitos y arraigados en la localidad, especialmente por las estrechas calles de este barrio popular, a pesar de que se celebra desde hace no más de tres décadas.

Una vez en el barrio se desarrolló el tradicional Vía Crucis, en el que se pidió por todos los enfermos de La Mota, en un momento de sentimientos, alejado del sonido bullicioso de Andalucía y más aproximado al silencio de Castilla.