Con cara de cansado, muy cansado. Calambres en las piernas y dolores abdominales después de llevar cuatro días sin comer por su huelga de hambre. Baldo López, el ganadero leonés que intenta reivindicar sus derechos, ha llegado a Valladolid para ser escuchado por la Consejería de Medio Ambiente. Desde esta mañana está postrado en la puerta en el barrio de Huerta del Rey a la espera de ser recibido por el consejero Juan Carlos Suárez-Quiñones.
Lo hace tras varios días de protesta en León donde no ha sido escuchado y muchas protestas en los medios de comunicación. En la puerta se ve sus tres mochilas y sus dos botellas de agua y bebidas isotónicas, lo único que ingiere desde el pasado domingo. El caso de Baldo López se ha hecho muy mediático, pero de momento sigue sin tener una respuesta. El ESPAÑOL Noticias de Castilla y León le recibe a su llegada en Valladolid. Y lo tiene claro: “voy a estar aquí hasta que me escuchen”.
El ganadero intenta la mediación de la Junta con la pedanía de la localidad a la que acusa de no cederle los pastos comunales por homofobia. Las fuerzas empiezan a flojear, pero tiene claro que no se irá hasta que reciba una respuesta. No piensa abandonar sus pretensiones dado que se juega el futuro de su explotación ganadera. El gobierno del municipio niega estos hechos y alegga que el ganadero no se ha presentado a las dos últimas subastas de pastos. "Soy vecino de pueblo, no tengo porque presentarme", asegura Baldo.
Baldomero López, natural de Tejedo del Sil, ha estado acompañado estos pasados días de su novio, Isidro, y su vaca Valenciana. Son la única pareja de ganaderos del pueblo y, aun así, afirman que la junta vecinal no les permite hacer uso de los campos públicos. Para desarrollar su actividad, el leonés necesita que la junta vecinal le conceda acceso a los pastos. Tras esto, la Junta de Castilla y León se encargaría de establecer las condiciones de uso de los mismos. El ganadero ha expuesto sus peticiones al concejo en numerosas ocasiones, pero estas han sido ignoradas durante las reuniones, que suelen cerrarse con insultos homófobos como “maricón”.
Baldo asegura que nunca le han dicho que sea por homofobia esta negación, pero “a los hechos me remito”. Incluso recuerda que en otra reunión fue insultado con la palabra “analfabeto”. Sus más de cien vacas esperan una solución, ya que no pueden acceder a los pastos, una solución que espera que le den “por supuesto pagando”. Sin este derecho, no es posible solicitar las ayudas de la PAC y por lo tanto se ve económicamente lastrado. A raíz de su protesta ha recibido la ayuda de otros lugares para poder llevar sus vacas pero él tiene claro que la solución no es tener sus vacas repartidas en más de seis parajes y en torno a los 80 kilómetros.
La pareja se mudó hace años al pueblo leonés, al principio tuvieron que padecer los insultos homófobos, que posteriormente se han convertido en “discriminación institucional”. Sin embargo, no se rinde, y tiene claro que estará protestando hasta que reciba una contestación.