Era sábado de cumpleaños, porque en este pequeño y veterano grupo de amigos tenemos la sana costumbre de celebrar nuestros cumples cuando le llega a cada uno. En esta ocasión fue el de quien esto escribe.
Empezamos con unas puntas de espárragos blancos tudelanos, para seguir con otros verdes, magníficamente grandes y con unas laminitas de ajos. Ambos sumamente deliciosos, donde el virgen extra rebosaba quedando un fondo, lo justo para echar unos barquitos.
Luego llegarían tres fuentes de mojama alicantina, obsequio de mi hermano José Joaquín en su reciente visita a Pucela.
No solo era el delicioso lomo de atún en salazón, sino que Samuel, el cocinero, lo presentó en dos versiones: la clásica con almendras fritas y con escalibada y ajoblanco. Fue un acierto pleno porque ambas variantes fueron de un auténtico placer gastronómico.
Y llegó el arroz. Fue mi sugerencia: caldoso, con tropezones de chipirones y una cigala por cabeza, cuyas piezas cubrían y adornaban la cazuela. Una belleza culinaria que resulto un gran manjar.
Por cierto que Lomas senior, al llegar el arroz, comentó que había que ir a Alicante a probar los arroces de mi cheff preferido (mi hijo Alberto, del que recientemente les había mostrado un reportaje en El Español alicantino).
Todo ello fue regado con un tinto ribereño y, obviamente, mi clarete con gas. Con unas piezas de fruta y otros postres, llegamos a los cafés y unas copichuelas con baraja de por medio, a la vez que escuchábamos los avatares del Pucela que vencía al Gerona por 1-0. Victoria sufrida que sitúa al equipo vallisoletano al pie de la permanencia. Y así pasamos la deliciosa jornada sabatina de cumpleaños.
Destacar la excelente labor del personal del Pirita con Lomas junior a la cabeza, Samuel el cheff, y el resto de cocina y sala: Milena, Caterina, Alejandra, Daniela y Modesta.