Siempre es un auténtico placer volver a Peñafiel, bien sea para temas taurinos o, como viene sucediendo últimamente, para asuntos vinícolas y gastronómicos. En esta ocasión fue para el concurso bienal “Vino de Museo 2023”, que se ha celebrado en el precioso e histórico Castillo de Peñafiel, cuyas obras están a punto de finalizar tras dos años de reformas.
El vino y la cata
Treinta y cinco catadores, llegados de varias regiones, (Castilla y León, Cantabria, Euskadi, Andalucía, Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana) se dieron cita en la sala de catas para probar las 228 muestras presentadas en esta 8ª edición. Vinos procedentes de las denominaciones de Arribes del Duero, Origen de Arlanza, Ribera del Duero, Rueda, Tierra del Vino de Zamora, Bierzo, Valtiendas, Cigales, Toro, DOP Dehesa de Peñalba y la IGP Vinos de la Tierra de Castilla y León.
De este último sello salió el ganador: Whisba 2020, un tempranillo de las bodegas Rodríguez y Sanzo. Un vino crianza de 18 meses en barricas en las que se ha criado whisky. Con sede en Valladolid, sus viñedos se encuentran situados en San Román de Hornija (Valladolid) y La Horra (Burgos).
Nos pusimos al habla con el responsable de la bodega, Javier Rodríguez, quién manifestaba: “Estamos enormemente contentos, ya que es un premio muy noble, porque es una cata a ciegas entre los mejores vinos de Castilla y León, además su repercusión es muy extensa ya que nos permitirá llegar a muchos puntos de encuentro: presentaciones, actividades y eventos que nos catapultarán de forma notable, sin perder de vista la imagen ante nuestros clientes, que ya confiaban en nosotros. Este premio fortalece nuestra relación con ellos. Además nos da un enorme respiro saber que estamos haciendo las cosas bien y nos anima a seguir mejorando”.
El bodeguero vallisoletano, con raíces en Nava del Rey, nos comentaba que elaboran en las bodegas de Toro y Rueda. “Este año, -nos comentaba- cumplimos 25 desde que nos iniciamos en el negocio, y lo celebraremos con un nuevo complejo de enoturismo en Rueda que se inaugurará en septiembre”. Rodríguez finalizaba: “Agradecer a todos los que han confiado en nosotros, y queremos dedicarles este premio a ellos”.
El Museo Provincial del Vino adquirirá 2.500 botellas del vino galardonado que, durante dos años, será la marca representativa en los actos de la institución.
Dos accésits otorgó el jurado. Uno al rosado cigaleño Traslanzas 2022 (Bodegas y Viñedos Traslanzas, DO Cigales). Y como mejor blanco al Emina Verdejo Fermentado en Barrica 2018, (Bodegas y Vinos Emina de Bodegas Familiares Matarromera, DO Rueda). En esta edición, el Museo del Vino se hará cargo de 600 botellas de cada marca.
El concurso, organizado por la Diputación de Valladolid, el Museo Provincial del Vino, la Asociación de Sumilleres de Castilla y León y Sodeva, cuya presidenta y diputada, Inmaculada Toledano, junto al alcalde de Peñafiel, Roberto Díez, fueron quienes anunciaron los vinos premiados tras la reunión del jurado presidido por el segoviano Pablo Martín, presidente de la Asociación de Sumilleres de CyL. Inmaculada Toledano fue investida como sumiller de honor.
Como viene siendo tradicional, todas las catas fueron ciegas. Las 228 muestras fueron custodiadas por la notaria de Peñafiel, Julia Alonso Ruiz, quién fue la encargada de comunicar a la sala el fallo del jurado.
La dirección técnica de la cata estuvo a cargo del sumiller peñafielense Miguel Ángel Benito.
Los premios se entregarán en fechas próximas en un acto oficial que organizará el Museo Provincial del Vino de Peñafiel.
La gastronomía
El nuevo negocio hostelero (Ágora Protos) de la mítica bodega peñafielense, se encargó del almuerzo tras las primeras catas en el castillo. En plena carretera y cerca de los complejos bodegueros -uno de ellos se adentra en las faldas del castillo- se encuentra un amplio local que alberga tienda, restaurante, cocinas, etc., mientras que en una zona ajardinada han construido un coqueto comedor acristalado desde donde se aprecia la gran figura del “buque” (léase castillo).
Protos fue la primera bodega-cooperativa de Peñafiel, creada en 1927 con la marca “Ribera del Duero” que años más tarde sería la emblemática DO y fue cedida a la actual organización vinícola con sede en Roa de Duero. Se creó con 12 cooperativistas, actualmente es una sociedad anónima con proyección internacional.
El menú
El almuerzo se celebró en el citado restaurante acristalado, donde comimos cerca de 60 comensales a base de los productos típicos de la zona: pimientos rojos asados al horno de leña, morcilla burgalesa, chorizo frito con base de patatas panadera y el magnífico lechazo asado en horno de leña que, bajo ningún concepto podía faltar. El almuerzo se acompañó con el vino que fue premiado en la última edición del concurso: “Tinto Erial TF 2018”, de Bodegas Epifanio Rivera (DO Ribera del Duero).
Tras una crema pastelera entre hojaldres y un café, salimos carretera arriba hacia el castillo para que los catadores dilucidaran sobre la última cata de los 13 vinos finalistas catados por la mañana.
En la mesa coincidimos con la notaria de Peñafiel, Julia Alonso y su esposo, el abogado Pedro Martínez, quiénes tuvieron la amabilidad de cederme un asiento en su coche para regresar al castillo. Con Pedro habíamos coincidido gratamente en nuestra última visita a Peñafiel; en aquella velada tan deliciosa del Hotel AF Pesquera, de las hermanas Fernández Rivera, donde la trufa fue la reina de la noche. ¡Qué delicia de cena!, nos recordaba el abogado de Casasola de Arión. Ambos, Julia y Pedro son de esa localidad vallisoletana.
Y enfrente un sumiller y restaurador palentino: José Antonio León, del restaurante “El chaval de Lorenzo” y presidente provincial de los sumilleres de Palencia. Y justo detrás de León se encontraba otro sumiller y buen hostelero: Luisme (Luis Metodio Sánchez), del restaurante La Traserilla. Ambos conocidos a través de mi jefe televisivo y sin embargo amigo Carlos Martín Santoyo (Grana y Oro de Cyltv).
Los castillos
Es uno sólo: el Castillo de Peñafiel, pero es tan hermoso y enorme, encima de esa loma larga y estrecha que le da la forma de un buque, que parecen varios.
Con su director, Víctor Fernández, hicimos un pequeño recorrido por el interior y exterior, con vértigo incluido cuando atravesamos la nueva pasarela del adarve, y debajo Peñafiel por un lado y por el otro las inmensas vegas del Duero y el Duratón.
El castillo, sede del Museo Provincial del Vino, es propiedad del consistorio y está gestionado por la Diputación Provincial. Está cerrado por obras desde 2021, y es visitado cada año por unas 90.000 personas (cifras de 2019). El interior está adaptado como museo y en el mismo se celebran numerosos actos relacionados con el mundo del vino. En breve estará de nuevo abierto al público. Les recomiendo que lo visiten, es una joya arquitectónica del siglo XV. Antes, en el siglo X, fue fortaleza. Fue declarado Monumento Nacional el 1 de junio de 1917.