Ana Fernández Sancho es una vallisoletana de 35 años que sufre una distrofia muscular congénita. Una enfermedad degenerativa que va, poco a poco, actuando sobre sus músculos. Ella vive cerca de la Plaza de Toros de la ciudad del Pisuerga. Y suele coger el transporte público para dirigirse al centro de la ciudad.
Eso se disponía a hacer el pasado domingo, 14 de mayo, por la tarde. Eran las 18.25 horas de ese día. Bajó con su madre a la parada del autobús para coger el 2. Según se acercaba el vehículo hicieron el gesto al conductor para que éste conociera que Ana necesitaba la rampa.
“Hice el gesto y el conductor negó con la cabeza. Me sorprendí en ese momento. Me dijo que no podía subir porque el autobús estaba lleno. Mientras decía esto, veía como otras personas sí que accedían a dicho vehículo. Me quedé paralizada. Tras esto, el conductor gritó a la gente que estaba dentro que se fueran para atrás. Pensé que lo hacía para hacerme hueco. Me dirigí a la puerta de atrás para que tirara la rampa y subir, pero cerró las puertas y ahí me dejó”, asegura Ana en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.
Ana Fernández Sancho añade que sintió “tristeza, humillación, rabia e impotencia” tras lo sucedido. No entendía lo que acababa de vivir. Primero escribió un tuit a Auvasa narrando lo ocurrido. “Me contestaron de forma muy fría diciendo que lamentaban lo sucedido y que podía escribir una reclamación”, añade.
Finalmente, nuestra protagonista llegó a su destino tras coger otro autobús. Por la noche presentó la reclamación, ese domingo. El lunes grabó un vídeo en el que expresaba todo lo que sintió tras lo ocurrido. En Twitter recibió la contestación de Luis Vélez, concejal de Movilidad y Espacio Urbano del Ayuntamiento de Valladolid, lamentando lo ocurrido. También lo hizo José Alfonso Gálvez, el gerente de Auvasa.
“Este lunes he hablado con Alfonso. Le detallé lo que había pasado. Me dio la razón y confirmó que el conductor no había seguido el protocolo. Si no podía subir, tendrían que haberme avisado de un vehículo de refuerzo y del tiempo que iba a tardar en llegar”, explica Ana.
Nuestra entrevistada quiere recalcar que este “no es un hecho aislado” y también afirma que busca que “se acabe con la discriminación”.
Sin mala fe y en investigación
En declaraciones a este periódico, el concejal de Movilidad y Espacio Urbano, Luis Vélez, asegura que “el conductor no hizo lo que debía” y que “internamente haremos lo que tenemos que hacer” pero afirma que “no ha habido mala fe por parte del conductor”.
“Desde Auvasa, lo que haremos será reforzar la comunicación interna. Es lo que falló. No se siguió el protocolo establecido en caso de alta ocupación. No solo para las personas en silla de ruedas, para todos. Fue un fallo humano. Estamos reforzando las medidas para que no vuelva a suceder”, añade el gerente de Auvasa, a EL ESPAÑOL de Castilla y León, José Alfonso Gálvez.
Además, ha afirmado que han procedido, de forma habitual, con “solicitud de aclaración” y “grabaciones del bus” para contrastar las versiones. “Hasta que no dirimamos lo sucedido y veamos los errores y responsabilidades, no tomaremos medidas”, finaliza.