Pepe Moreda te plasma una ilustración taurina en menos de lo que tarda un toro en recorrer el tramo de la Avenida de Portugal hasta la plaza de toros de su Medina natal. Con más de cien exposiciones en su haber, ahora, de jubilado activo, Moreda se recrea con sus miles de ilustraciones, algunas en manos de coleccionistas de rango.
Y en cien carteles de toros aparecen sus serigrafías, en portadas de libros, en revistas especializadas o en programas de mano de las principales ferias taurinas. En su primera incursión en la literatura taurina: “La plaza de las mil historias” (Las Ventas) Pepe se recrea y recuerda a Eladio, su padre, “quien le metió el gusanillo de los toros en el cuerpo”. Y a su hijo Guillermo “para que perpetúe la memoria”.
Pepe Moreda, José Antonio, como firma en sus libros, o simplemente Moreda, con mayúsculas, cuando certifica cada una de sus obras, o Pepe para los amigos, en un tipo bueno, cachazudo, de los que te entran en el corazón cuando lo conoces y ya no se despega nunca de uno.
Se conoce al dedillo el mundo del toro y a sus personajes. Todos, desde la gran figura, hasta el arenero, el alguacilillo, el mulillero o el presidente del festejo, todos han pasado por su lápiz de carboncillo y por sus pinceles llenos de colorido, belleza… y humanidad, porque a Pepe le sobra calidad humana para parar un tren. Y generosidad.
A Pepe le argumentas cualquier cosa sobre pintura taurina, y al rato la tienes en tu correo o WhatsApp. Es un creador nato que, con su voluminosa carpeta llena de serigrafías, preciosas, bellas y originales, se presenta en una reunión y allí, los congregados, nos quedamos con la boca abierta de las maravillas que va mostrando.
Pepe es un creador genial de retratos (caricaturas). “Recreaciones” las llama él, pero las coge al vuelo con sus reflejos e imaginación. Uno de los trabajos más interesantes de Moreda, desconocidos por muchos taurinos y gente en general, es “Entre alamares – Moreda & Molero”. Moreda describe y divide la faena en seis pinturas.
El proyecto se presentó, de manera recatada, en la Monumental de Las Ventas. El poeta y polifacético José Miguel Molero, le acompañó en este viaje maravilloso donde su poesía se mezcla con la pintura de Moreda a través de seis láminas, donde se muestra una corrida de toros desde el paseíllo hasta la estocada final. Y además, Molero consiguió musicarla, convirtiéndola en un audio libro.
En una de las críticas, Miguel Ángel Moncholi (salud, maestro) decía esto:
“Verso y pluma. Pincel y poesía. Crujío y trazo. Color y expresión. De la mano van, de la mano… El genio de Moreda y el ingenio de Molero, dos artistas unidos por el arte de la tauromaquia plasmado con el duende de los pinceles y la magia de las palabras. Percibir, leer, oír y escuchar”.
Ahora, Pepe Moreda, anda metido, -andamos- en una obra biográfica sobre mi paisano de provincia el gran diestro albaceteño Pedrés (†) y su esposa, la no menos grande y artista Teresa Jareño, mi paisana de Villarrobledo.
Un libro, “Teresa y Pedrés, en el arte y en la vida”, que le presenté hace unos meses y que está terminando de diseñar, maquetar y darle forma, porque Pepe toca y domina todos los palos.
Así de grande es este medinense, que lleva toda la vida en los madriles. Funcionario de la Comunidad de Madrid, y años en Asuntos Taurinos, donde conoce todos los recovecos y, entre pase y pase, adornado con sus lápices y pinceles, aprendió a torear a la vida, sin dejar de hacer amigos, muchos amigos. Gracias, Pepe. Un abrazo.