Aguilar de Campos es un pequeño pueblo de la provincia de Valladolid, alejado de la carretera N-601, a unos cinco kilómetros, y a unos 61 de la capital. Cuenta en la actualidad, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) con una población de 276 habitantes y no está lejos de Berrueces o Medina de Rioseco, dos localidades que, en los últimos días, se han visto sorprendidas por las tormentas.
Allí tiene su explotación de ganadería caprina Gonzalo Martínez Asensio. En total, dos hectáreas con 1.500 cabras. También cuenta con otra explotación agraria de 220 hectáreas en las que cultiva tanto avena, como cebada, trigo o forraje de veza, como nuestro protagonista nos confiesa.
La pasada semana, las idas y venidas en lo que se refiere a la normativa sobre los controles de la tuberculosis bovina en Castilla y León, provocaban la reacción de cientos de ganaderos en Salamanca que se concentraban en la Delegación del Gobierno de la ciudad charra en unas protestas que acababan con once policías y tres manifestantes heridos. El choque entre la Junta y el Gobierno ha sido duro, más después de que el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad paralizara, de forma cautelar, una norma de la Consejería de Agricultura que permitía flexibilizar los controles sanitarios de tuberculosis bovina.
“A mí me han matado muchas cabras a lo largo de mis años con la explotación. Pienso que esto era como matar moscas a cañonazos. Por una se sacrificaba, en mi caso, a un centenar de cabezas”, asegura indignado nuestro entrevistado, hablando del tema ganadero que más caliente está en la actualidad.
También debatimos sobre la sequía y esas ayudas que no llegan a unos agricultores y ganaderos ahogados. Los sindicatos agrarios han convocado, para este jueves, una manifestación que partirá a las 12.00 horas desde la Delegación del Gobierno y llegará hasta la Consejería de Agricultura, Ganadería y Alimentación para exigir la reunión del Consejo Agrario y que la situación se revierta.
Un apasionado de la ganadería: 17 años de trabajo en su explotación
“Soy una persona a la que le gusta el campo y la ganadería. He trabajado en explotaciones durante toda la vida, con mis padres. Llevábamos vacas, ovejas e introducimos el porcino. Después, se me cruzaron las cabras por delante y decidí apostar por ellas”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Gonzalo Martínez Asensio, representante de la sectorial de ganado caprino de Asaja Valladolid.
Finalmente, este ganadero vallisoletano apostó por esas cabras. Cuenta con una explotación con unas 1.500 cabezas murciano-granadinas y su gusto por la ganadería le viene de familia, ya que sus padres y también sus abuelos se dedicaban a ello. Además, cuenta con otra explotación de 220 hectáreas dedicada al cereal.
“Cuento con la explotación de caprino más grande de la provincia de Valladolid y la intento sacar adelante, cada día. A pesar del incremento en los costes, que nos está dañando, y los controles, que son duros y que nos complican, más aún, nuestro día a día”, asegura el profesional ganadero.
La polémica por los controles de la tuberculosis
Ante la polémica de los controles y esas campañas de saneamiento ganadero para la erradicación de la tuberculosis bovina, que está tan de actualidad, y en su caso la caprina, que es el ganado que maneja cada jornada asegura que a él le han “matado mucho ganado”. “Matas a los animales y luego, a los cuatro meses del control, te comunican que el positivo por tuberculosis no era real”.
Además, asegura que en Castilla y León existe un “agravio” en comparación con otras comunidades del país, siendo en nuestra tierra el número de controles “excesivo”. Afirma además que “era como matar moscas a cañonazos” porque “se sacrificaban cien cabezas buenas por una mala cuando el resultado positivo no se sabía si era real”, explica.
“Solo se acabará con la tuberculosis cuando se acabe con la ganadería. En el sector del caprino hemos mantenido reuniones con la jefa de Ganadería y nos han escuchado y tratado muy bien”, apunta este ganadero vallisoletano.
Un Gonzalo que ha tenido que sacrificar entre 90 y 100 cabezas de cabras por falsos positivos y que apuesta por “relajar las medidas” porque si no “la ganadería va a morir” en los próximos años, defiende.
“La prueba de la tuberculosis nos genera una gran ansiedad. Al final me juego el seguir o no seguir. Es un sinvivir cada vez que nos enfrentamos a los controles. Tenemos las explotaciones saneadas y no existe ningún problema”, añade.
La sequía y el aumento de los costes: una situación catastrófica del sector
Este lunes, 11 de junio, el presidente de Asaja en Castilla y León, Donaciano Dujo, junto a Lorenzo Rivera, coordinador de la Alianza UPA-COAG, y Jesús Manuel González Palacín, coordinador de la Unión de Campesinos de la Comunidad, lanzaban un grito de SOS ante un año “catastrófico con más de 2.000 millones de pérdidas” para los agricultores y ganaderos de la región por la sequía y el aumento de precios. Pedían ayudas rápidas y directas.
Gonzalo también ha sufrido ese aumento de precios y los daños de la sequía, que le han generado “muchas pérdidas”, confiesa. Apunta que han sido “todo gastos, con leves beneficios” este año y que el problema, mayor aún, va a venir cuando al campo le toque afrontar la nueva campaña. Pide también ayudas para revertir la situación.
“El año pasado construí una nueva nave. En el sector he visto muchas veces esta situación y solo queda seguir adelante, continuar luchando. Pido que se relajen las medidas para que la ganadería no muera y podamos conservar nuestro trabajo”, finaliza nuestro entrevistado.
Ganaderos y agricultores se manifiestan este jueves en Valladolid para que la soga que aprieta sus cuellos se afloje un poquito para poder seguir respirando.
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